Capítulo 11.

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Hola Dios, soy yo de nuevo.

Esto fue una mala idea, una muy mala idea, ¿en que estaba pensando para aceptar salir con estas dos borrachas? Todo está mal, casi no puedo respirar por el montón de personas a nuestro alrededor que me empujaban sin importarles mi existencia con tal de llegar a el escenario donde se encontraban montones de hombre con un bóxer de látex como única prenda, se escuchaban las carcajadas, los gritos y algunas quejas, todo aquel clamor elevándose junto a la música que producía un ruido estrepitoso que llenaba completamente el lugar al igual que todos los oídos, victoria perdió su blusa mientras bailaba en una de las mesas del lugar, Elly no había dejado un solo rincón de este lugar sin vomitar, y lo peor es que estoy sobria, no me he divertido ni un poco y estoy a cargo de que una de las dos chicas no cometa otra locura.

—¡Estoy tan ebria que podría desmayarme! — gritó Elly a mi lado por encima de la música mientras yo la sostenía del brazo para que no se cayera, apestaba a vómito y licor.

—Creo que ya es hora de irnos — les avise a ambas chicas, pero estas negaron.

—No, los estrípe-res aun no ter-minan su espec-táculo — dijo victoria en un tono llorón y arrastrando las palabras, señor dame paciencia porque soy capaz de ahorcarla con mis propias manos, siempre creí que no había otra persona más terca que yo en este mundo, pero definitivamente Victoria se lleva la corona.

Pensé que nada más podría empeorar la noche, pero vamos, el mundo y yo no nos llevamos muy bien y sentí mi celular vibrar en el pequeño bolso que tenía aplastando con mi brazo, así que solté Elly para poder ver quien llamaba, la cual fue sostenida inmediatamente por Victoria quien trataba de mantener el equilibrio.

El nombre de Enzo acaparo la pantalla del celular, y no pude evitar ponerme nerviosa, mierda ¿y ahora que diría? ¿era buen momento para fingir mi muerte y escapar? Dios sé que dije que ya no creía en ti, pero has un milagro que me haga cambiar de opinión; Tenía más de diez llamadas perdidas de él, y mi cabeza se estaba debatiendo en contestar o no, eran más de las dos de la mañana y salí sin avisarle porque Victoria si quiera me dejo, conociéndolo podría mandar a cada uno de sus guardias a buscarme por todos lados si no contestaba.

Me preparé mentalmente para buscar una buena mentira, tomé una calada de aire y respondí poniendo mi celular en la oreja.

—Hola — dije mientras me alejaba de la multitud a un pequeño espacio intentando que el ruido no se escuchara.

—¿Dónde estás? — pregunto inmediatamente, piensa Aura, piensa.

—En una iglesia — conteste, en cuestiones de pensar no estaba pensando, quise darme una abofeteada a mí misma, en situaciones donde tengo mucha presión encima no se razonar muy bien.

—¿Desde cuándo en una iglesia ponen canciones de Chase Atlantic? — me gire para ver a los estríperes bailando oh mami de manera muy explícita casi a un costado mío.

—¿Conoces la banda? — fue lo único que se me ocurrió preguntar, porque alguien como él no le imaginaba esos gustos.

—Aura, ven aquí ahora — advirtió, y antes de poder decirle que ya iba alguien arrebato el celular de mis manos, me gire observando a la rubia con una sonrisa tambaleante en sus labios.

—Aura, sube al escenario— fruncí el ceño mientras me giraba para ver la mano extendida del chico semidesnudo frente a mi invitándome a pasar — vamos, reservé esto especialmente para ti.

—Victoria, estoy hablando con tu hermano, es mejor que nos fuéramos ya— ella negó mientras llevaba mi celular a su oreja.

—Hola hermanito, Aura está ocupada ahora en su sorpresa de despedida de soltera, llama en otro momento—termino de decir para luego colgar y acercarse a mí — sube, sube.

Infierno De Seducción +18 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora