Capítulo 18

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— Pero mira que rostro tan tierno tienes, me encanta como esos ojos muestran todo el desespero que estas experimentado, esa linda cara fue hecha para pecar — él desabrocho sus pantalones mientras yo me mantenía de rodillas en el suelo con las manos sobre mis muslos y los fluidos corriendo por mi entrepierna; Sentirme completamente entregada, inmersa en un debate apasionante, me transportaba a un lugar donde parecía que era otra persona.

Entonces libero su enorme erección frente a mí y sentí como toda mi extensión tembló, un cosquilleo se paseaba por mi intimidad, y mi cuerpo se tensó cuando una de sus manos peino mi cabello. Pasé mi lengua por mis labios y luego la tomé en mis manos acercando mi rostro y finalmente pasando mi lengua por todo el tallo hasta terminar engulléndola, acogiendo gran parte de ella en mi boca. Lo escuché gemir cuando mis labios se cerraron alrededor de estas y luego más gemidos aparecieron cuando empecé a chupar y lamer, subiendo y bajando mi cabeza sobre su pene rápidamente, una de mis manos agarraba su longitud y seguía el movimiento de mi cabeza, subía y bajaba descubriendo su glande que luego pasaba a acariciar con mi legua en movimientos circulares, mientras Enzo gemía y se retorcía sobre mi boca.

— Métetela toda — ordeno, y obediente hice lo que me pidió, aunque por su longitud me era algo dificultoso, sus dedos se hundieron en mi cabello con brusquedad halando de este y haciendo que su pene tocara mi garganta causando algunas arcadas que trate de controlar, y aguantar; era excitante verlo lleno de placer, placer que le ofrecía yo y esto causaba que mi vagina se escurriera y mi cuerpo hirviera de excitación cuando la sentía palpitar en mi interior; el éxtasis se apoderaba de mí y finalmente se corrió dentro de mi boca mientras yo tragaba todo su semen sin replicar nada.

Cuando se recompuso me indico que me levantara y eso hice, con sus manos me empujó hacia la cama donde el colchón acobijo las necesidades de mi cuerpo y mi vestido se recogió, pero sin dejarme totalmente expuesta, de inmediato sus labios se fueron a mis muslos y la piel en ellos se erizo, mi pecho estaba agitado mientras el lamia y mordía la piel descubierta donde su lengua tatuaba en mi piel su deseo; con sus brazos levanto mis piernas en un movimiento brusco y luego las abrió finalmente dejando mi intimidad al aire, pero se alejó en silencio y busco en el armario aquel maletín que escondida las fantasías de su mente.

— Me asegurare de que no cierres las piernas — saco una pequeña barra de metal que luego se extendió haciéndola más larga, con puntos de conexión a los extremos e inmediatamente supe que era lo que quería hacer, tomo una de mis piernas y fijo mi tobillo a uno de los cinturones, repitiendo el mismo procedimiento con mi otra pierna; obligando a que estas se mantuvieran separadas e impidiendo que pudiese cerrarlas ni un solo segundo.

Sus ojos se posaron sobre mí, como si estuviese admirando la vista que le ofrecía y yo deseaba que me observara, podía sentir a mi cuerpo reaccionar al verle delante de mí, disfrutando al verme expuesta frente a sus ojos; luego sus ojos chocaron con los míos, y el azul de ellos brillaba intensamente, me envolvían en su misterio.

— Estas tan mojada, tan necesitada de mi pene — se metió en medio de mis piernas y beso el interior de mis muslos, mientras yo me estremecía, mi pecho se inflaba y mis pezones se erectaban, su boca cada vez se acercaba más a mi intimidad, pero este nunca llegaba a ella, entonces mi cuerpo se inquietaba, y alzaba mis caderas buscando de su contacto.

— Amo — supliqué en medio de jadeos necesitados, pude escuchar una risilla de su parte más este no atendió a mis suplicas y su mano se situó en uno de mis pezones masajeándolo por encima del vestido, pellizco y estrujo suavemente robándose todo mi aliento, pero sin ofrecerme nada más, entendía que debía conformarme con lo que él me daba, pero mi cuerpo estaba inquieto, ansioso de él — por favor, tócame.

— Lo hago, Nena — respondió sin más, con el sarcasmo chispeando en su rostro, entendí que debía ser más específica.

— Toca mi sexo, te lo suplico — pedí

Infierno De Seducción +18 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora