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AMANDA.

No puede ser ¿Por qué a mi? Yo pensé que mi primer día en la universidad no sería tan horrible, pero claro, no contaba con mi maravillosa suerte.

Nótese el sarcasmo.

Y ahora tengo que soportar a un idiota fastidioso a mi lado.

— Oye bapesta — susurra para que solo yo lo escuche.

Pero no le presto atención.

— Chica bapesta — vuelve a susurrar.

Suspiro para poder tener paciencia, porque ya me estaba hartando.

— Ba...pes...ta... — está ves susurro de forma alargada.

Quiero cortarle la maldita lengua.

— ¿Qué quieres? — pregunto en un susurro molesto.

— Hablar contigo

Que...

— Estamos en clases idiota — susurro súper bajo para que el profesor no me escuche.

— ¿Qué con eso?

— ¿A que te refieres idiota? Sabes que no podemos hablar en clases.

— Entonces hablemos en la cafetería y así me compras otro café — sonrió con burla.

— Gracias, pero no me apetece.

— Entonces te hablo aquí.

Miré al cielo preguntándome:

¿Qué pecado tan grande he cometido para que me suceda esto? Tal vez esto me pasa por no adoptar al cachorro que estaba en una cajita el otro día o por ignorar al indigente que me pidió una moneda.

— Si acepto, ¿Dejarás de hablar?

— Es una promesa — levanta la mano derecha a modo de juramento.

— Entonces, acepto. Ahora cállate — miró al frente.

Y en ese mismo momento el profesor guapo pero malvado de cálculo se da la vuelta y me mira fijamente, sentí que mi espíritu dejaba mi cuerpo cuando me miró con cara de asesino.

— Escucho voces... ¿Acaso es más interesante hablar idioteces que mi clase? — pregunta, pero nadie dijo nada. Incluso parece que todos dejaron de respirar — Espero no escuchar un sonido más o toda la clase reprobará.

Todo eso lo dijo con los ojos fijos e mi, no sabía a donde mirar o si era correcto respirar.

— ¿Entendieron?

Al parecer no era la única que estaba asustada porque nadie de la clase tuvo el valor de decir algo o por lo menos moverse.

— Entonces continúo.

Se da la vuelta para seguir explicando y el alma regresa a mi cuerpo. Maldito chico idiota, un poco más y sería la más odiada de toda la clase.

Me concentro en la explicación del profesor. De repente veo como un papel se desliza sobre mi mesa, no era necesario voltear para saber de quién se trataba. Abro el estúpido trozo de papel y este decía:

"Hasta la salida bapesta"

No debí aceptar...

(....)

Terminé mi primer día de universidad y fué muy agotador. Gracias al cielo el idiota de ojos grises no habló en ninguna de las otras clases, hizo como si yo no existiera y se lo agradezco.

Ahora estoy esperando a los chicos junto a Emily, Scott y Harry.

— No sabía que la universidad sería tan agresiva conmigo el primer día — Emily seguía con cara de zombie.

Mirada Gris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora