IV

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DEREK.

Sostengo mi móvil buscando algo interesante para ver. Huele a fresa, parece que mamá decidió por fin darle uso al ambientador que le regaló Darren hace 3 meses, seguro Darren se alegrará por el simple hecho de que lo esté utilizando.

— Derek, ¿Estás en casa? — hablando del rey de Roma.

— Estoy en la sala.

Veo a mi hermano entrar a la sala con su pijama azul cielo y sus pantuflas del mismo color. Sonrió en cuanto está en mi presencia, este día se ve muy contento.

— Que bueno encontrarte en casa Derek, pensé que no te encontraría hoy.

— Mañana tenemos que ir a la universidad, y no quiero que mamá se preocupe.

— Siempre se preocupa por nosotros.

— Siempre.

Continúo con mi labor de encontrar alguna película que despierte mi interés. Normalmente nada me llama la atención, pero tal vez algo me interese, de todos modos no tengo nada en que perder mi tiempo.

— Estoy aburrido — Se queja Darren tirándose a mi lado.

— Yo también, y no me ves quejándome.

— No tengo amigos aquí, así que no tengo con quien hablar y tampoco con quien salir.

— Yo tampoco — Le digo con desinterés viendo mi móvil.

— Extraño Inglaterra.

— Yo también.

— Extraño mi vieja habitación.

— Ajá.

— Extraño mi—  no lo dejé terminar, ya estaba cansado de escuchar su estúpido chantaje para que saliera con él.

— Si salimos un rato ¿Cerrarás la boca?

— Iré a arreglarme — Sale a toda prisa con una sonrisa victoriosa.

Lo conozco demasiado bien.

Le envío un texto a mamá para que no se preocupe. Subo a mi habitación para arreglarme, no me esforzaré mucho, gracias a los maravillosos genes de mi familia no me tengo que esforzar para verme bien.

Reviso mi guardarropa, veo colores en tonos grises, marrones, verdes, beige y otros colores. Sin pensarlo mucho tomo un jean azul, una camisa negra y una sudadera gris. Tomo mis converse negras y ya estoy listo. Me aseguro de llevar las llaves de la casa, del auto y mi dinero.

— ¡Darren te espero abajo! — Le aviso mientras bajo las escaleras.

Mi hermano siempre toma un poco más de tiempo en arreglarse que yo, es demasiado perfeccionista y más cuando se trata de su cabello.

Al cabo de un par de minutos, Darren baja las escaleras luciendo como el rey Carlos.

— Estoy listo.

— ¿Enserio? No lo noté su alteza — digo con ironía.

— ¿Podemos irnos? Necesito distracción — se pasa los dedos por el cabello.

Subimos al auto y salimos en busca de un bar decente, no conozco mucho este lugar pero recuerdo que ví un bar como a 15 minutos de aquí. Aparco el auto en el estacionamiento, parece que no hay muchas personas.

— Es un bar promedio, no es lo que acostumbramos pero es lo que hay por ahora.

— Estaré bien con esto, hasta que conozca algo mejor — Dice Darren acomodándose la camisa.

Mirada Gris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora