Eres muy perezosa, el bebé no te impide hacer una simple labor como ir por agua.- Bromeó de forma risueña ganándose un ligero golpe por parte de su mujer.-
Mi vientre es enorme, no puedo levantarme sin ayuda... Tú dijiste que me ayudarías en todo, ahora te quejas porque te pedí que me trajeras un vaso con agua.- Encendió la pequeña lámpara de noche y dejó en evidencia a su marido su enfado porque él no deseaba hacerle un simple favor.-
-Armando lanzó una carcajada y se levantó de la cama para ir en busca del agua de su esposa. La noche era cálida y la luna iluminaba bien la casa oscura, decidió añadir unos cuantos hielos al agua pues era seguro que su esposa estaría deseosa por un agua helada, regreso a la habitación no sin antes dar un vistazo a la habitación de su pequeña de cuatro años. Le entregó el dichoso vaso con líquido transparente a Marcela y ella lo bebió afanada por saciar su sed, al finalizar dejó el vaso vacío sobre la mesa de noche y apago la lámpara nuevamente para tomar lugar en su cama.-
Armando... Mi amor... Mendoza...
¿Uhm?
¿Ya te dormiste?- Murmuro acercándose procurando no perder la cómoda posición en la que se encontraba, pues su vientre de casi nueve meses de gestación le impedía dormir a como estaba acostumbrada.-
No... Solo estaba pensando en EcoModa... Estoy dejando todo al día para que cuando el pequeño nazca Mario pueda hacerse cargo sin problema por el tiempo en que estaremos ausentes.
Yo terminé de gestionar ayer, solo me faltaba una información de Miami y del centro comercial del norte... Ya todo está al corriente, lo único de lo que se tiene que hacer cargo Mario es dar la cara y llevar todo bien.
Confía, mi vida. Las cosas irán bien, ya hemos pasado por esto una vez. Una segunda vez no será diferente, el bebé ya casi está con nosotros y vas a ver que en un abrir y cerrar de ojos todo estará como siempre, el bebé estará jugando junto a Angélica.
Yo solo espero que ella siga tomándose bien la idea de tener un hermano. Tenemos que incluirla Armando, no quiero que piense que no la queremos o que la vamos a dejar de lado porque llego un bueno bebé.
Marce, eso no pasará, Angie va a estar más que animada por ver al niño.
-Marcela entrecerró los ojos y se relajó entre los brazos de su marido mientras él acariciaba su cabello, ambos estaban en silencio disfrutando de la compañía del otro, hasta que unos toques en la puerta bastante suaves obligó a Armando a apartar a su mujer para ir a abrir, su pequeña Angélica arrastraba su manta celeste y se rascaba uno de sus ojitos mientras que observaba a su papá con una somnolienta sonrisa.-
¿Puedo dormir con ustedes?- La niña de ojitos verdes lo observo con súplica, Armando se derritió ante aquella mirada y la sostuvo en sus brazos para acomodarla en medio de él y Marcela.-
¿Tuviste un mal sueño, mi amor?
No... Quiero dormir con mami, papi y bebé.- Se acurrucó junto a su madre mientras está le apartaba los cabellos despeinados del delicado rostro de la niña.-
Descansa mi princesa, buenas noches mi amor.- Una vez más Armando besó los labios de su esposa y ambos se acomodaron para descansar junto a su pequeña niña.-
Septiembre 11 del 2005.
Duele más que la primera vez...- Miro a Armando y él acariciaba su espalda, se mostraba nervioso y un poco desesperado por la actitud cambiante que solía tener Marcela en ese momento. Entendía que su esposa estuviera atravesando miles de sensaciones dolorosas, pero él era quien padecía, pues ella apretaba su mano cada que una contracción llegaba.-
¿Cuando va a nacer?... ¿Cuando va a hacer?
Ten paciencia, aún no estás lista para que nazca Marce, recuerda cuanto tiempo nos tomó para que Angélica naciera.
Es que tú no sientes que tu cuerpo se está desgarrando poco a poco, y no me hagas esa cara si tú estuvieras en mi lugar estarías llorando.
A ver, a ver... Calmada, mi amor, calmada... No se me ponga histérica... Respira... Muy bien.
-Minuto tras minuto y el dolor aún seguía, caminaba por su habitación de hospital buscando conseguir esos diez centímetros de dilatación que tanto estaba odiando no tener en ese instante. La epidural había hecho poco efecto y trataba de hablarle a su hijo para que naciera, eso no parecía no servir de nada. Parecía que nada servía en ese instante, su doctora estaba considerando realizar una cesaría de emergencia. Aquella advertencia le heló la sangre tanto a Armando como a Marcela quien ahora rogaba por conseguir esos diez centímetros de dilatación, sin embargo, una hora después se encontraba ingresando a la sala de partos pues ya era la hora de dar a luz. Tediosos y unas dos largas horas más ambos padres oyeron un fuerte llanto, ambos se sonrieron y se observaron mientras una enfermera acercaba al pequeño niño a Marcela para que sintiera su calor. La llegada del nuevo pequeño a casa había causado una oleada de emociones en Angélica, primero celos, tristeza y finalmente después de unos cuantos días felicidad. La niña se mostraba ansiosa por permanecer cerca de sus padres y de su hermanito. Tanto Marcela como Armando se sentían satisfechos de que su hija tuviera un inmenso amor por su hermanito, las noches eran menos tediosas que con Angélica, pues Felipe había resultado ser más tranquilo y no tan activo como solía ser la niña, agradecían poder dormir tranquilos en las noches y despertarse de vez en cuando en la madrugada para cambiar un pañal o alimentar al pequeño Mendoza quien había heredado los rasgos de su padre y era una pequeña versión de Armando.
Ambos eran felices, todo era como un sueño hecho realidad. Los obstáculos habían sido grandes, dolorosos que ambos estuvieron a punto de rendirse y dejarse ir, pero ninguno se rindió. Finalmente su paraíso terrenal había llegado.
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𝑰𝒓𝒊𝒔𝒅𝒊𝒔𝒄𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂
Fiksi PenggemarCuando la luz de un arcoiris se cuela en las nubes y alegra el cielo con su esplendor. •𝑷𝒆𝒒𝒖𝒆𝒏̃𝒐𝒔 𝑶-𝑺 𝒊𝒏𝒔𝒑𝒊𝒓𝒂𝒅𝒐𝒔 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒏𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂 𝒀𝒐 𝒔𝒐𝒚 𝒃𝒆𝒕𝒕𝒚, 𝒍𝒂 𝒇𝒆𝒂• Distintas ocasiones en las cuales se incluirán los pers...