𝘑𝘢𝘻𝘻

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«Ojalá me vieras como yo te veo, ojalá me admiraras como yo te admiro y sin necesidad alguna de pedir algo te nazca desde lo profundo de tu ser.

No hace falta pedir admiración de otros ojos, no hace falta que pidas ser adorada o un halago que pase de lo básico. No hace falta que dar más para pretender recibir lo mismo, cuando se adora las cosas llegan sin pedirlas y algo tan simple como unas palabras bellas no deberían costar tanto para alguien que te ama. No es necesario pedir halagos, admiración y mucho menos una opinión indirecta décimo te ves ese día. Las palabras llenan el alma y misma puedes llenar tu alma, sabes la belleza que posees y con solo verte a un espejo puedes estar segura de que eres lo suficientemente hermosa. La lección es aprenderte a amar a ti misma para no esperar o mendigar por aprobación o admiración de ojos ajenos...

Tus ojos son bellos como unas esmeraldas, tus sonrisas adoran mis días y se iluminan cada esos labios carmesí se curvan para sonreírme, esas mejillas adornadas por unas hermosas pecas que le dan un toque otoñal a tu piel suave y tersa como una seda, eres digna de ser admirada por cualquiera e incluso por ti misma, quizás nadie es digno o quizás ningún hombre detalla en silencio y medita la necesidad de una mujer por recibir un halago fuera de lo básico, una nota o una rosa en su mesa son pequeños detalles que cambian el día de cualquiera... Pero no todos son así, son pocos y rara vez se ven hombres que se vean embobados por su esposa, por hacerla sentir la mujer más bella del mundo cada día, pero parece que de esos solo existen en las películas. La realidad es cruda, violenta y cruel, porque hay hombres que ven a las mujeres como objetos de lujuria y no como una delicada flor en medio del fango mundial, pero ¿que se puede esperar? nadie es perfecto en este mundo.»

𝑰𝒓𝒊𝒔𝒅𝒊𝒔𝒄𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora