ROYALTY |◇| REBORNPLAY

Capítulo 18 | Alianza

Quedaban un mes y veinticinco días para que el matrimonio de la princesa del reino de Tierra y el heredero del reino del Aire finalmente se formalizara. Y para que su reino estuviera condenado bajo las oscuras garras del rey Ezra.

Hace cinco horas partieron desde las propiedades sagradas de las tribus de los Erratuk para regresar al reino de Fuego. Habían tomado caminos distintos; Kshipa voló de vuelta en su guiverno para ir directamente a los Alpes fuego blanco junto con su aquelarre de brujas. Por otro lado, Lolito, Luzu y Auron se embarcaron en uno de los barcos de la guardia real, proporcionado por el mismo rey, una pequeña ayuda para el heredero del trono destrozado.

Convencerlo no había sido fácil, desde luego que no.

Tres de marzo, tres horas antes de partir

Luzu estaba jugando con un anillo plateado en su dedo índice que tenía dibujados relieves de olas, este anillo fue un regalo de su abuela antes de fallecer, ella lo usaba en los campos de batalla para defender sus fronteras, derramaba sangre con el poderoso arma en la que se podía convertir. Efectivamente, un asombroso arco. Todo el cuerpo del arma estaba hecho de plata y diamante, uno de los materiales más resistentes que se podían encontrar en las minas submarinas. Mientras que la cuerda donde se tensaban las flechas, estaba hecha de finos hilos de obsidiana entrelazados entre sí, un material poderoso e inquebrantable.

El traqueteo de las ruedas del carromato en el que se encontraban paró cuando se detuvieron ante las puertas del castillo. Los elegantes corceles relincharon y un jinete les abrió la puerta para que se bajaran, Luzu sintió sus piernas débiles cuando bajó los dos peldaños que los elevaban del suelo.

Había interrumpido su entrenamiento con la tribu más poderosa del reino para ser un niño caprichoso y pedirle a sus padres que le concedieran el permiso de abandonar el reino para embarcarse en una aventura que lo más probable es que saliera mal. Para rescatar un reino sumido en la miseria, un reino que una vez fue un imperio. ¿Cómo no estar nervioso?

Los peldaños crujieron y a su lado descendió Auron, había cambiado su ropa de viaje por un atuendo más formal, acorde para lo que estaban por hacer. Lolito fue el último en bajarse y al igual que su primo también se había cambiado, sus brillantes cabellos naranjas recogidos en una trenza. Auron notó los nervios que carcomían al alfa castaño, miró las manos blancas que jugaban entre sí inquietas. Y no supo si fue un impulso o una manera de apoyarlo emocionalmente, pero acercó su mano a la izquierda de él y entrelazó sus dedos.

Luzu lo miró perplejo y el más bajo le sonrió cálidamente. Estaba ahí para él, por si las cosas salían mal, Auron estaba ahí para él. Luzu le devolvió la sonrisa y mucho más decidido que antes comenzó a caminar hacia las puertas del castillo.

-Podéis explorar el castillo mientras esperáis a que acabe de hablar con mis padres -sugirió Luzu en el pasillo exterior a la sala del trono, donde ambos progenitores le esperaban. Obviamente fueron informados con anterioridad sobre la abrupta suspensión de su entrenamiento anual.

-Esperaremos aquí afuera -dijo Auron-. Si las cosas se ponen mal yo entraré.

Luzu miró preocupado al omega, que se veía bastante confiado en relación a lo que acababa de decir.

-Auron no quiero que te ensucies las manos -discrepó-. Bastante has tenido que luchar por el momento, déjame a mí ser quién lidie con mis padres.

-Si no lo recuerdo mal... tenían cierta debilidad por mí -habló con tono meloso y una sonrisa felina-. Está bien, pero si se complican...

-Lo sé, lo sé, entrarás. -Sonrió amargamente-. Deseadme suerte chicos.

Y las puertas se abrieron y entró. Luzu nunca antes se había sentido intimidado por sus padres hasta el punto de tenerles miedo. Pero en este momento sí lo sentía, en cada vello de su cuerpo. Al llegar a salón con azulejos de mármol celeste con veteados blancos y vidrieras en la pared del fondo que daban unas vistas perfectas al paisaje costero, hizo una leve reverencia.