Capítulo 8 | Predestinados

65 10 1
                                    

Auron abrazaba sus rodillas sentado en un sillón, tenía una manta térmica blanca sobre las piernas y entre sus manos una taza humeante, la cuál contenía un té de hierbas casero elaborado a mano por la misma Magnolia, supuestamente ese té mitigaría los retortijones en su estómago y dolores en su vientre.

Mientras tanto, la beta alimentaba el fuego de la chimenea con un fuelle y movía los troncos que echaba con un atizador, en los últimos días las temperaturas habían bajado drásticamente y eso había afectado a la salud física del omega al mezclarse el calor del celo con el frío de las paredes de piedra. En realidad, Auron prefería pasar el celo muriéndose de frío antes que de calor, así al menos estaba arropado con una suave manta y tomando tazas de chocolate caliente.

-Quiero chocolate caliente -dijo mirando con desagrado el líquido verde de la taza, Magnolia irguió su espalda y se giró hacia el asesino, con una mirada de reproche.

-Ayer te tomaste seis -Auron rodó los ojos-, no creo que debas seguir tomando más si quieres estar en forma para la siguiente prueba, te recuerdo que es en tres días. Y no me vale que continúes extorsionando a las doncellas para que te lo traigan a escondidas.

-Y yo aún no me he recuperado de mi celo...

-Se te pasará, en caso de emergencia tomas supresores por la mañana -dejó el atizador junto a un cesto con piñas y comenzó a limpiar los muebles. Auron hizo un sonido negativo.

-Me puse una inyección de emergencia hace dos días, no debo tomar supresores hasta que acabe.

La puerta se abrió y llegó Jordi, este llevaba una máscara que cubría todo su rostro de la nariz hacia abajo, esta hacía de inhibidor de aroma, limpiaba el aire de las feromonas del omega en celo para que no las respirara.

-Tengo buenas noticias -anunció cerrando la puerta y avanzando hasta Auron-. He hablado con Vicenzo, lo he convencido de que no te saque de la competición por ser un "omega" -Auron alzó sus cejas sorprendido-, además, al parecer ayer el Duque Hendrix pagó más dinero para que continuaras a pesar de tu casta -la mención de ese nombre hizo que el moreno pusiera una cara de asco-. Pero me ha puesto una condición.

-Habla.

-Este domingo, sigas en celo o no, deberás asistir a la quinta prueba eliminatoria. Si no asistes se te descalificará instantáneamente -Auron tragó saliva.

-¿Cómo lo has convencido? -interrogó con curiosidad, con la mentalidad tan cerrada que tenían los de sangre plateada respecto a los omegas, le sorprendía que Vicenzo hubiera aceptado su continuación en el torneo.

-Simplemente le recordé que hasta el momento eras el que daba más competencia y el único que podría derrotar a Samuel en una pelea cuerpo a cuerpo. Añadiendo a eso la cantidad extra de dinero que pagó el Duque, no fue muy difícil convencerlo.

Por la seguridad de Auron, Jordi se despidió y salió del dormitorio. El asesino posó su mirada en el fuego de la chimenea, ardiente y crepitante.

|◇|

Reborn le dió a la bola de billar con el palo mientras Dorian le ponía tiza al taco. La bola roja rodó hasta chocar con la verde, y esta cayó en el agujero más próximo.

-Oye Dorian. ¿Tú qué opinas sobre la mierda esa de las parejas predestinadas?

El de ojos verdes miró a su amigo pensativo.

-Sinceramente, creo que es un mito que nos meten en la cabeza cuando somos niños para que crezcamos con la ilusión de encontrar un amor verdadero -respondió posicionando sus manos alrededor del palo-. Es algo prácticamente imposible de encontrar, si, puede que haya una media naranja por algún lugar, ¿pero cuáles son las probabilidades de encontrarla? Nulas -golpeó la bola y cambió de posición, miró a Reborn con curiosidad-. ¿Por qué preguntas? Que yo sepa nunca te ha interesado el amor.

ROYALTY |◇| REBORNPLAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora