2

86 17 4
                                    

¡Oh por Dios, quién es ese hombre tan guapote!-cálmate Lucas, es una persona como tú, tiene dos ojos al igual que tú, dos brazos fornidos que... bueno eso no lo tienes tú y una boca como- mis pensamientos fueron interrumpidos por una mano que se agitaba frente mi cara y me sonrojé furiosamente, no podía creer que me había quedado embobado y ni siquiera me di cuenta cuando se había acercado. Debo haber quedado como un completo idiota.

-Ho-hola, bienvenido a... bueno a, ¿un café?- Perfecto Lucas de seguro piensa que ni sabes hablar.

-Hola lindo, sí me gustaría un café con chocolate raspado, y tu número por si debo hacer un reclamo- dijo guiñando un ojo mientras sonreía burlonamente.

-¿Disculpa?, quién te crees para venir y decir eso ¿el rey de Roma?- Muy bien ya se me pasó el amor, se cree que por tener un bonito pelo rubio digno de una publicidad Pantene, unos ojos azules brillantes y una voz de... mejor no pensemos en la voz. El punto es que no puede venir así cómo así y decir esas cosas.

-Mi nombre es Adrien, pero como creerme me creo tu futuro novio- Al ver como enarqué las cejas se rió en mi cara- Ya, es solo una broma. Con el café con chocolate me conformo.

Lo miré acusatoriamente y armé su dichoso café, no recordaba haberlo visto nunca aquí en Fesla. No éramos una gran comunidad, prácticamente nos conocíamos entre todos, ¿será que se ha mudado?, sea como sea espero se largue rápido, tiene un complejo narcisista bastante importante- Bueno pues razones para ello tiene, ¿acaso va todos los días al gimnasio?- sacudí la cabeza alejando esos pensamientos y le entregué su pedido.

-Aquí tienes, gracias por venir a la Cafetería Landenard, que lo disfrute

En cuanto le di la taza llena de raspadura de chocolate, sonrió como un niño pequeño, ¿en serio se supone que es un adulto?, él agradeció y se dirigió a la puerta y en cuanto estaba por salir se dio la vuelta y con una sonrisa me dijo-Hasta mañana lindo- y se fue antes de que pudiera reprocharle algo.

La mañana transcurrió normal, con algunos chismes por parte de Sabrina que la verdad no tenía idea de cómo los obtenía, para mí que trabajaba para el FBI.

-Entonces la señora Castro estaba engañando a Don Pablo con el primo de él ¿te das cuenta?, increíble, pero lo mejor es que me enteré de que al parecer ellos se conocían desde niños y estaban muy enamorados, pero sus padres la obligaron a casarse con Pablo para poder sacarle dinero a la familia

-¿Cómo haces para sacar toda esa información? Yo apenas me entero de los líos amorosos de mis alumnos- fruncí el ceño.

- No lo sé, es un dón- se encogió de hombros mientras terminaba de limpiar unas mesas

-Bien ya acabó mi turno, debo dejar a Lea con su tía e ir a entregar unos desastrosos exámenes que con mucha, pero muuucha ayuda llegaron a un promedio de seis. No sé para qué me gasto tanto, es decir los quiero mucho pero nunca estudian, fíjate- saqué uno de los exámenes de mi bolso- "¿En qué batalla murió Juan Bautista Cabral?" y respondió "en la última" y mira esta otra- saqué otro examen- "describa cuál es la medialuna fértil" y literalmente, ¡RESPONDIÓ QUE ERA UNA MEDIALUNA QUE PODÍA TENER HIJOS!

Sabrina se carcajeó y soltó unas cuantas lágrimas.

-Yo les pondría un diez por originalidad, ¿no les dices siempre que deben aprender a cuestionarse lo que les dicen y generar soluciones alternas?, como yo lo veo hiciste un gran trabajo

Bufé y agarré mis cosas, me había demorado demasiado conversando y tenía que buscar a Lea. Me despedí de mi amiga y conduje hasta el colegio. Lea salió corriendo entre risas y se la pasó hablando de un cuento que leyeron mientras me explicaba enojada que un niño decía que era mejor el monstruo que el príncipe y eso para ella era algo totalmente imposible.

Me reí de como inflaba los cachetes ante el enojo y la llevé a su dichosa pijamada.

Al terminar el día, me acosté pensando en la divertida clase y el sermón que les di a mis estudiantes. Aunque la verdad no podía enojarme con ellos aun si quisiera, y no es por presumir pero sé que ellos aman mis clases e incluso si son medios vagos siempre intentan dar lo mejor de ellos.

Miré la hora y vi que ya eran las once de la noche. Debía acostarme si quería dormir mis preciadas ocho horas, mañana se encargaría mi hermana de buscar a Lea y pasarían el rato juntas. Me dispuse a dormir y mientras cerraba los ojos una sonrisa socarrona y dos ojos azules aparecieron entre mis pensamientos.

------------------------------------------------------------------------------------------

Hola hojitas otoñales, ¿ cómo están? 

Acá nuevo cap. espero les guste

Dejen sus impresiones de Adrien aquí °-°

Besos con sabor a chocolate y café,

los quiero mucho,

Aldi

Un café al pasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora