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Cuatro días. Cuatro días en los que Adrien no pasó ni a buscar su café, ni a perturbar mi paz laboral. ¿Acaso está yendo a otro café? ¿Se fue del pueblo? O tal vez conoció a alguien y ya no tiene porqué venir aquí. Me deprimí ante esa posibilidad, lo cierto es que estos días sin tenerlo merodeando por el café, hicieron que me diera cuenta de que él me gusta y que quizás y solo quizás, he sido muy duro con él.- Hasta que te das cuenta, de seguro ya se fue a pedirle el café a alguien menos cabezota- Gruñí. A veces detestaba a mi consciencia.

-¡BUENOS DÍAS MUNDO, SIGO VIVA!

Pegué un salto ante el grito y miré a Sabrina haciendo su "entrada triunfal".

-¿Qué haces aquí, no se supone que estabas a los estornudos bajo ochenta colchas?

-Wow, estoy más de una semana al borde de la muerte y en lugar de darme un abrazo te enojas- Se lleva una mano al corazón ofendida.

-No seas dramática-Bufé- Además ya conoces el dicho.

Me miró curiosa.

-¿Cuál?

Sonreí ladinamente- Hierba mala nunca muere y menos si se alimenta de puro chisme.

Me miró mal y esquivé el paquete de servilletas que lanzó.

-Que sepas que eres un amigo horrible.

- Y tú tienes una pésima puntería- La contesté sacando la lengua.

Ambos empezamos a reír y me acerqué a abrazarla, la había extrañado con sus mañas y chismoteos incluidos.

-Entonces ya te sientes mejor.

-Sí. Fui al médico recién y me dijo que ya podía despegarme de la cama. Nunca creí que estaría tan feliz de abandonarla.-Se quedó pensativa- ¿me vas a decir qué pasó con el guapote de Nueva York?

Me quedé congelado y casi tiro la taza que limpiaba.

-Cómo sabes de... olvídalo, eres la reina de los chismes-Ella me lanzó una sonrisa de "no he roto un plato en toda mi vida"- De todas maneras no ha pasado nada, hace cuatro días que no viene.-Fregué con más fuerza la taza intentando desquitar mi decepción.

-¿y no has intentado hablarle?

-No tengo ni su teléfono, ni nada para contactarle.-Ella me miró con los brazos cruzados

-Oh vamos, yo no te he enseñado a coquetear así, veamos- Sacó su celular- ¿te acuerdas su nombre?

- Adrien, pero no recuerdo su apelli...-No pude terminar que Sabrina habló.

-Blotson lo tengo, ¡WOW!, Mariana me dijo que era lindo, pero no tanto ¿desde cuándo nuestros clientes tienen estas pintas?, ¡TIENE UN HERMANO!- La miré asustado- ¡Y TAMBIÉN ESTÁ SOLTERO! Este año me caso.

-Pero cómo conseguiste tanto si ni siquiera te di el apellido-Estaba tanto asombrado como asustado. Enserio cada vez me convencía más de que mi amiga era una especie de agente encubierta.

-Ya me conoces, soy mejor que el FBI.-Dijo mirándose las uñas.-Entonces...-Me miró, esperando a que dijera algo, pero no sabía qué.

-¿Entonces?-Dio vuelta los ojos y bufó.

-Si serás lento, ¿no quieres su usuario o mínimamente chusmear su perfil?

La verdad no se me había ocurrido. ¿Quería? Por supuesto. ¿Debía? No lo sé. Suspiré.

-Sólo una miradita y ya, que no soy su amigo como para mirar todo el perfil.

-Claro, como digas- Sonrió malignamente

Un café al pasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora