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El día estaba bastante calmado, las hojas bailaban al compás del viento y susurraban entre las ramas de los árboles millones de historias y canciones.

Esta semana debía abrir la cafetería, ya que Sabrina estaba enferma y no podía abrir los ojos sin estornudar en el proceso.

Me gustaba esta estación del año, no hay nada más lindo que pisar las hojitas y escucharlas crujir, además todo se coloreaba de amarillo y marrón y el clima era perfecto, ni muy frío, ni muy cálido. Todo estaba en su punto perfecto. Inspiré el aroma mientras prendía la máquina de café, cuando a las ocho en punto sonó la campanilla y lo volví a ver, esta vez llevaba una gabardina negra cerrada que dejaba entrever a la altura del cuello una camisa blanca, un pantalón negro junto a unos zapatos de cuero negros, su pelo medio revuelto por el viento que de alguna manera lo hacía ver más perfecto de lo que ya era y su mirada pícara como si acabara de realizar la travesura más grande del universo.

Instintivamente fruncí el ceño, mi día había empezado demasiado bien como para que ese chico me lo arruinara, ¿Álex? ¿Ariel?, no recuerdo su nombre pero no me apetecía lidiar con él en este momento y maldije al constipado de Sabrina, ya que ahora no podría pedirle ayuda.

-Hola lindo – Dijo divertido.

- No me llames así

-Lo siento, pero no sé tu nombre, ¡Ya sé!, te diré Estrellitas- Lo mencionó como si hubiese encontrado el mejor regalo de navidad.

-¿Qué?, claro que no

-Pues dime cómo te llamas y listo

- ¿Para qué quieres saberlo? , solo dime qué quieres tomar

- Pues será estrellitas nomás- Dijo encogiendo los hombros

-¡Oh cállate!, además las estrellitas no vienen a lugar

-¿Cómo qué no?, pero si estás lleno de estrellitas- señaló mis pecas- eres como una galaxia llena de brillantes constelaciones.

Quedé mudo, estoy seguro que me puse más rojo que un tomate y cuando quise hablar tropecé con mis propias palabras

-¿U-Una ... ga-galaxia? Pe, pero ¡¿QUIÉN TE CREES PARA DECIR ESAS COSAS ASÍ COMO ASÍ?! VETE DE UNA VEZ

- ¿Pero y mi café?- Me miraba sorprendido e incluso... un momento ¡Me miraba ofendido! Esto ya es el colmo.

Le entregué de mala gana su café y cuando estaba por irse se me quedó mirando.

-Y ahora qué ocurre, si no te vas te denunciaré- El pesado sonrió

-Para eso necesitas un abogado que te represente

-Pues fíjate que buscaré uno, ya fuera

-¿O sea que no tienes abogado?, permíteme volver a presentarme-Hace una reverencia- Mi nombre el Adrien Blotson abogado en la firma "Blotson" y representante de la misma recién llegado desde Nueva York y estaré encantado de llevar tu caso. ¿sabes? No es por presumir, pero soy muy bueno en mi trabajo y no es bueno que no tener un abogado de confianza contigo, nunca sabes con qué clase de persona te puedes llegar a encontrar- Me miró seriamente.

¿Un abogado?, tiene que ser un chiste ese patán con cara de haber roto todos los platos del mundo era un abogado. Lo miré y lo más sarcásticamente que pude le contesté

-Claro. Como por ejemplo un chico acosador que pone motes raros y coquetea cada tres segundos.

- ¡Exacto!, ya nos estamos entendiendo, te dejaré mi tarjeta y me llamas, adiós estrellitas- Se fue feliz del local, sabrá el diablo a dónde

Un café al pasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora