Sobreviví, aunque casi que no la cuento. Tres horas estuve escuchando los regaños de Sabrina por irme sin avisar, dejarlas "abandonadas", preocuparlas y peor aún regresar sin un buen chisme.
Mar por su parte solo levantó sus pulgares, con una sonrisa torcida en señal de "Te quiero matar pero me alegro de que estés bien".
Llegué a casa y luego de hablar un rato con Lea me tiré como estrellita de mar en la cama empezando a divagar, mientras miraba el techo y tarareaba una canción que sonaba en la casa de al lado.
Me senté en el colchón cuando sentí mi celular vibrar con un nuevo mensaje y me tiré de nuevo sonriendo al ver el contacto. Oh, olvidé mencionar que mientras desayunábamos intercambiamos números con cierto chico rubio que me tenía volando en las nubes.
~Príncipe de Pocahontas~
-Ey, Estrellitas ¿sigues vivo o ya te eliminaron tus amigas?
Increíblemente sigo vivo, pero con mucho sueño.-
~Príncipe de Pocahontas~
-L Ve a dormir un rato apenas si pegaste un ojo anoche.
-Y gracias por cuidarme, perdón por hacerte dormir en ese sillón.
-Debió ser muy incómodo.
No te preocupes-
Pensaba mandarte la factura de la sesión de quiropraxia jajaja.-
~Príncipe de Pocahontas~
-No seas cruel, son muy caras. ¿Me vas a dejar engripado y en banca rota?
- Y yo que creí que nuestra relación había evolucionado.
-Ya te imaginaba cantando en nuestra boda con una escoba de micrófono.
Para empezar, dudo mucho que te quedes en banca rota por una factura-
Por otro lado, aquí no hay ninguna relación, pero si quieres una debes entender que consiste en un 50 y 50, donde uno recibe masajes y el otro paga la cuenta-
¡Y YA OLVIDA EL CONCIERTO CON LA ESCOBA!-
~Príncipe de Pocahontas~
-Así son, uno les abre la puerta de la casa, les presenta su perrita y a cambio te intentan incendiar la casa, y te cobran intereses.
-Las cosas que uno hace por amor.
Solté una carcajada y nos quedamos hablando de la vida, hasta que el sueño me venció.
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Comencé a alistarme para ir al café, ordenando los papeles que debía llevar luego al colegio. Entre tanto, podía sentir los pies de Lea ir y venir por toda la casa. Desde que le dije que la llevaría a una feria a la salida del cole, no ha parado de saltar de alegría.

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Un café al paso
Ficção AdolescenteLucas es un profesor de historia viudo, cuya vida se basa en llevar a su pequeña hija a la escuela, ir a dar clases y... servir café al paso. Un día llega un cliente nuevo a la ciudad y este, con su peculiar personalidad, le brinda color a su vida...