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-Me haces cosquillas, jajaja

-Estate quieta que no puedo maquillarte y te quedarán los bigotes torcidos

Estaba luchando con mis escasas habilidades artísticas por dejar a Lea lo más parecido a un hurón, ¿es qué a la maestra no se le ocurrió otro animal para hacer su obra de teatro?, ¡¿Cómo se supone que haga un hurón?!

-Listo ya, solo no te mires en el espejo por favor

Lea me miró sin entender, pero antes de tener que darle más explicaciones sonó la alarma para ir al café. Ella entraría más tarde, ya que solo tendría el acto y me acompañaría al trabajo.

Dejé que se divirtiera eligiendo la música de la rocola y pintando unos mandalas, mientras le marcaba a Sabrina a ver si seguía viva.

-Hola-a,a,a, ¡ACHÍS!, agh me estoy muriendo- Me alejé del teléfono, algo me dice que la cafetería quedará en mis manos una semana más, desde acá se notaba su tono gangoso.

-Hola Sabri, ¿cómo te sientes?

-Mal, horrible, no puedo moverme sin ay-a,a,a,a ¡ACHÍÍÍS!, aghh creo que no iré al café tampoco la próxima semana, perdón.

-No, no tranquila, yo me encargo. Vos abrígate y no salgas de la cama, tienes que descansar, ¿tienes a alguien que te esté cuidando?

-La señora López viene casi todos los días con comidas y me revisa. ¿Sabías que su hija se va a casar?, al parecer tendremos fiesta pronto, ¿crees que irá algún soltero guapo?

-Ni muriendo dejas los chismes-Fruncí el ceño molesto

-¿Cómo estás tú?, ¿no pasó nada interesante en la cafetería?

Repasé mentalmente los últimos días pero no noté nada especial para contar, a menos que...

-Pues de hecho hay un cliente nuevo, Adrien, te caería bien es igual de terco que tú, pero muy guapo y... no debería de ilusionarme, pero me hizo un corazón con una servilleta y cuando no está intentando coquetearme la verdad es que es fácil hablar con él, no lo sé-Rasqué mi nuca nervioso- Tiene realmente una gran habilidad para sacarme de las casillas y es sumamente arrogante, pero también parece ¿buena persona?, aghhh estoy sumamente confundido, ¿qué debería hacer?

Esperé unos instantes pero la línea seguía en silencio, creo que la agarré desprevenida.

-Acá estoy de nuevo, lo siento debía sonarme los mocos, ¿decías?

Abrí los ojos, ¿no había escuchado absolutamente nada de lo que dije?, quería reprocharle pero honestamente quizás sea mejor así, mi mente en este momento es un caos y ella ya tiene sus propios problemas que atender.

-No nada, todo normal, solo un cliente nuevo-miré mi reloj-Te dejo para seguir ordenando todo en cualquier momento entra alguien. Te llamo al rato, cuídate

-Nos vem-em,ema,a, ¡ACHÍS!

Corté antes de que me contagiase telepáticamente el virus, y le di una ojeada a Lea que seguía tranquila con sus crayones, pero entonces me percaté de la figura que estaba a su lado. De acuerdo. O soy muy distraído y preocupantemente sordo, o Adrien tiene habilidades ninja para entrar a lugares sin hacer ruido. Entonces me di cuenta de que no sabía cuánto tiempo estuvo allí y si había escuchado mi conversación con Sabrina.

Entré en pánico, ¿lo ignoraba y huía?, la cafetería tiene puerta trasera, si no hago mucho ruido quizás pueda escabullirme hasta que se vaya, pero qué haría con mi hija, no podía dejarla acá, mordí mis uñas y empecé a hiperventilar. Me cacheteé mentalmente-Concéntrate Lucas. Tienes ya 29 años, eres una persona madura, así que levanta la cabeza y ve como si nada, quizás ni siquiera te escuchó- Intenté llenarme de confianza y seguí el camino hacia su mesa.

Un café al pasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora