Danza bajo luna llena

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I

Aquella noche, Emma Swan se encontraba algo apartada de la multitud. Apoyaba su espalda contra la pared de los pasillos del palacio, mientras observaba al resto de personas bailar. La pista de baile era absolutamente preciosa. Las baldosas del suelo de un brillante color dorado y negro, las columnas de la estancia estaban decoradas con banderas y tapices de distintos colores, la iluminación, a base de velas, era tenue y acogedora y los diferentes atuendos de los invitados hacían resaltar todavía más la festividad de todo aquello.

Observó a las personas que protagonizaban la pista. Vio a sus padres. Bailaban entrelazados, en silencio, mirándose a los ojos atontados y sonriendo como bobos. A pocos metros de ellos, Henry. Su chico bailaba, más mal que bien, con Belle, quien le estaba enseñando algunos pasos e intentaba que el joven no tropezara con sus propios pies al bailar. Ese niño era, definitivamente, hijo de Regina. Entonces, vio a Ruby. La morena también estaba apartada del resto, al otro lado de la sala. Se movía arriba y abajo inquieta, se rascaba el brazo con nerviosismo y parecía agitada. Pensó en acercarse a ella y preguntarle qué sucedía, pero, de repente, un hombre trajeado se le adelantó. Con aquel precioso vestido rojo que llevaba, era completamente normal que los hombres se le acercaran. Sin embargo, la mujer lo rechazó y continuó con su caminar nervioso. Quizás no era el momento para molestarla.

Los ojos de Emma, inevitablemente, se detuvieron en la pareja formada por Robin y Regina. Eran los más dichosos de la pista. Eran atractivos, elegantes y su complicidad deslumbraba la sala. La alcaldesa bailaba pegada a él, pero cada dos por tres tropezaba con su cuerpo y le pisaba los zapatos, haciendo reír al hombre. Se susurraban cosas al oído, se besaban y reían. Ella también quería eso, pero el idiota de Hook no era como Robin, era más egoísta que él, por lo que su relación nunca iba a asemejarse a aquella.

"¿Tiene envidia, Miss Swan?"

La voz de un hombre en su espalda sobresaltó a Emma. Se giró a tiempo para ver a Rumplestiltskin mirarla con una sonrisa ladeada y carraspeó antes de responder.

"¿De Robin? ¡Por supuesto que no!"

"¿Qué dice ahora de Robin?" se confundió Gold. "Hablaba de Regina, del hecho de que es la Dark One. Me han contado que se lanzó derechita hacia la oscuridad para que la consumiera a usted. ¿Acaso quería los poderes del Dark One?"

"Ah, eso..." Emma suspiró avergonzada. "No, claro que no los quería. Me da que nadie más que usted los desea. Quería contener yo la oscuridad para evitarle el mal trago a Regina, pero no pudo ser"

"Vaya..." murmuró el usurero. "Ese es un acto muy valiente por su parte. No creía que la alcaldesa valiera lo suficiente para usted como para hacer eso"

"Por supuesto que lo vale" se mosqueó la rubia. "¿Qué se supone que significa eso?"

"Significa lo que usted quiera que signifique"

"¿Puede hablar con menos enigmas?"

Rumplestiltskin no respondió. Se limitó a sonreír a Emma con autosuficiencia y se marchó, dejándola sola y llena de dudas al respecto de aquella peña interacción. La sheriff quedó pensativa mirando a Regina. La verdad era que estaba preciosa. Siempre lo estaba, en realidad, pero en esos momentos, con aquel hermoso vestido y sonriendo como si no hubiera sido tan feliz en toda su vida... tenía una belleza particular.

"Swan, ¿qué tanto miras a la reina?"

La intervención de Hook hizo a Emma desestabilizarse. ¿Es que no podía aislarse un rato sin que nadie viniera a incordiarla?

"¿Qué quieres, Hook?"

"Pero bueno" exclamó molesto. "¿Desde cuando te cabrea tanto mi mera presencia?"

Luz y oscuridad [SwanQueen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora