Capítulo 3

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ㅡNos vemos luego, Seojoon. ㅡsusurró la pequeña omega, tratando de esbozar una sonrisa sutil.

ㅡHey, espera. ㅡdijo tomándole del antebrazo antes que ésta entrara a su casa.

ㅡ¿Si?

ㅡNo quiero que te acerques a esa estúpida alfa. ㅡy Jennie supo a quién se refería exactamente.

ㅡN-ni siquiera la conozco, Seojoon, no te preocupes por ella. ㅡtrató de hablar firmemente, convencerlo.

ㅡEso espero, sabes muy bien que no me gusta verte cerca de otros alfas, vas a parecer alguien fácil. ¿Quieres eso? ㅡcuestionó con brusquedad. Mirando a la omega y haciéndole sentir cohibida, como ya hace tiempo atrás lo estaba haciendo.

ㅡN-no...

ㅡDilo fuerte, no te escucho. ㅡle recriminó con seriedad.

ㅡNo, no quiero eso.

ㅡEso está mejor. ㅡsonrió de lado, tomó toscamente a Jennie de la mandíbula y le dio un corto beso.

La omega en verdad quería sentir que a través de esas acciones su alfa le transmitía amor y cariño, aquellos sentimientos que le mantuvieron cálido el corazón hace casi un año y medio...

Sentimientos que ahora parecían caerse como los pétalos de una flor marchita.

Trató de sonreír para su pareja, haciendo que este también le correspondiera. Se separaron lentamente hasta que el alfa terminó por despedirse.

Jennie suspiró al ver la imagen de Seojoon a la lejanía, introdujo la llave a la cerradura de su puerta y se adentró a la casa con lentitud.

Como siempre, nadie la recibió. Su mamá estaba de turno trabajando en alguna oficina de banco. Con un vago suspiro se dirigió a la cocina.

Sí. Su familia solo se reducía a ella, aquella laboriosa y hermosa mujer que trabajaba responsablemente para salir adelante y mantener los gastos básicos de su hogar.

Claro que Jennie no se quedaba atrás, por supuesto que no. La omega luego de haber terminado el nivel secundario, buscó trabajos disponibles para ella, sus planes eran trabajar para ahorrar un poco de dinero y pagar el monto requerido para una academia, y posteriormente postular a alguna buena universidad.

Hizo muchos sacrificios, trabajando en lo que se le permitía o aceptaba. Y la mejor noticia que ella y su madre pudieron recibir fue cuando le llegó aquel dichoso correo en el que se mencionaba que había sido aceptado.

Dejó su mochila en una silla y vio el refrigerador, una nota pegada como siempre en la puerta y el almuerzo dentro de éste. Decidió ponerla a calentar en el microondas mientras lavaba sus manos. Viendo así en sus delgadas muñecas, unas cuantas marcas de leves tonos rojizos que Seojoon se había tomado el tiempo de hacer cada vez que discutían.

¿Por qué todo había cambiado?
¿Por qué no seguía siendo el mismo alegre y divertido alfa que tiempo atrás había conocido?

Sonrió con tristeza. Acaso todos aquellos momentos que disfrutó gracias a Seojoon. ¿Eran producto de una mentira? ¿Solo para ocultar lo que ahora no se molestaba en disimular?

Jennie estaba "enamorada" de él. Había caído en todo lo que era antes... En sus encantos y tiernas sonrisas, en sus cálidos abrazos y palabras dulces. Y era por eso también que le dolía aceptar que ese ya no era el mismo Park Seojoon del quien se enamoró... Del que ya casi no quedaba nada, no podía reconocerlo.

Sus celos enfermizos, su actitud posesiva, sus palabras hirientes... todo entraba en la mente de Jennie y ya no querían salir de ahí. Solo lograba lastimarla un poco más, pero ella era capaz de soportarlo. Porque lo quería, porque su presencia era sumamente importante y porque creía que si aquel alfa no estaba junto a ella, nada podría ser lo mismo.

¿Se puede soportar todo por amor, verdad?

El sonido incesante que provenía del microondas la sacó de sus pensamientos, parpadeó varias veces y sacó aquel plato. Observó el almuerzo con disgusto, no tenía apetito. Pensar en todo lo que pasaba respecto a su relación le revolvía el estómago.

Resopló con desgana, sentándose y pensando en cosas más positivas, como el inicio de su nuevo ciclo universitario. Cada vez faltaba menos para poder graduarse y conseguir un trabajo merecedor de sus cualidades.

Recordaba todo lo que sucedió esa mañana en la que salió temprano y hasta en cómo buscaba con anhelo a Jisoo para conversar aunque sea un poco como acordaron por mensajes de texto una noche antes. Corriendo con apuro, despistada de su destino y chocando con aquella alfa...

Lalisa Manobal.

Sintió al instante que su lobo se regocijó inquieto, moviendo su cola de un lado al otro con cierta emoción ante el recuerdo de la alfa. Algo que le preocupó mucho, porque con Seojoon nunca había pasado algo así. Ni con su presencia, ni con algún recuerdo suyo.

Desde que se dieron una oportunidad de iniciar su relación, su lobo se mostraba inconforme, ignorando todo esfuerzo que el lobo de Seojoon hacía para llamar su atención.

«Él no es nuestro alfa, Jennie» ㅡrecordó la vez en que su lobo le dijo aquello para luego perder totalmente la conexión con su lado animal... hasta este día.

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Treat you better | Jenlisa  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora