Treat you better | Jenlisa

Capítulo 32

Luego de que por fin su celo haya culminado completamente, Jennie volvió a asistir a la universidad con normalidad.

Jamás creyó que se sentiría tan viva y feliz de hacer las mismas cosas que meses antes parecían ser tan neutras y comunes. Tonto quizás, pero eso no le quitaba las ganas de disfrutar de todo lo que hace en esos momentos, era simple y sumamente satisfactorio. Nadie podía cambiar eso.

Empezando por su progenitora, quien fue permitida de llevar todos sus trabajos hacia su pequeña casa. Tal vez no era un pleno descanso, pero para Jennie, el tenerla más cerca durante un par de semanas, le alegraba el corazón sin duda. No podría desaprovechar las oportunidades de desayunar amenamente, ayudarla en los quehaceres, conversar o simplemente pasar el rato junto a ella. 

Los días que le siguieron a estos fueron buenos, Lisa siempre venía a su casa minutos antes, para que de esa manera ambas pudieran ir juntas rumbo a la universidad. Ya no era un secreto ante los demás estudiantes el verlas muy cercanas, haciendo algunas tareas dentro de la biblioteca o simplemente pasando el rato en la cafetería. 

La conexión se reforzaba cada vez más y todos aquellos que estaban cerca, podían sentirlo indirectamente... Era la energía y la fuerte sensación que solo una pareja destinada puede causar. Tal y como ellas dos. 

Justo ahora, Jennie se encontraba saliendo de la biblioteca. Su profesor de Economía había faltado y decidió aprovechar las dos horas de clases leyendo un libro que hasta ahora no podía culminar. Pero para su mala suerte, hoy tampoco podría terminarlo, la campana había resonado en toda la estancia y aquello indicaba la hora del receso. Por lo que se alistó rápidamente para ir en busca de Lisa. Estaba totalmente segura que la alfa ya la estaba buscando afuera de su aula. Sonrió de tan solo imaginarlo. 

Apresó entre sus brazos su preciado libro y aspiró su propio aroma de vainilla. Otra pequeña sonrisa se dibujó en su rostro al saber que por fin podía soltar su olor natural, no había prohibiciones, ni ataduras. Se sentía totalmente libre. 

Instintivamente, hizo puños sus manos y dejó que sean cubiertas por las mangas de la gran blusa amarilla que traía puesta. Rozando la tela con su mejilla y percibiendo el dulce aroma de Lisa. Porque sí, esa polera dos tallas más grandes, era un obsequio de la alfa. Una clara muestra de afecto y cierta medida de seguridad según Manobal. 

De todas las prendas que Lisa le dejó escoger en una ocasión, la omega quiso adueñarse de dos en especial. Adoraba tener el aroma de alfa mezclado con el suyo, porque hacían una gran
combinación y la calidez que la envolvía no tenía comparación alguna. 

Sin embargo, en medio del camino, su pequeña nariz fue percibiendo una fragancia familiar. Trató de no tensarse, pero fue en vano. Su respiración fue agitándose y decidió apresurar sus constantes pasos. Tenía que ir con Lisa. 

Apretó el libro aún más contra su pecho y se negó ante la idea de mirar atrás. 

"No puede estar aquí, todavía no. Estás imaginando, Jennie. Estás imaginando." —como si fuera un mantra, se encargó de repetírselo mentalmente. Tratando de calmarse a sí mismo.

El sonido de unos pasos detrás de ella era mucho más notorio a estas alturas. Jennie sentía como si su presión bajara y los nervios estuvieran a flor de piel.

ㅡ¿Quieres que te persiga? ㅡesa voz.

"No, no, no." ㅡlos ojitos de Jennie se entre cerraron, pero ella nunca dejó de caminar. ¿Por qué el camino parecía malditamente largo? 

ㅡNo huyas, ¿Vas a encontrarte con esa imbécil? 

La omega no quería escucharlo, no quería estar ni diez metros cerca de él, no quería absolutamente nada que tenga que ver con Seojoon.             
                  
Sintió como sus latidos se desvanecían al ser sujetada fuertemente por la muñeca. Forcejeó sin dudarlo, botando su libro y usando ambas manos para huir lo más rápido posible de la vista de aquel alfa.