Capítulo 28

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Lisa había terminado de hacer que la omega se tomara un par de supresores, revisó la hora en su celular y calculó que no faltaba mucho para que su mamá llegara a la casa de Jennie. Estaba levantándose para llevar el vaso de agua a la cocina, hasta que sintió la mano de la omega tomar su muñeca. 

ㅡNo te vayas ~ ㅡbalbuceó medio dormida, su rostro hacia presión con la almohada y sus labios formaban un pequeño puchero inconsciente. La alfa sonrió enternecida y volvió a sentarse. 

ㅡ¿Quieres que cuide de ti mientras duermes? —preguntó con dulzura, acariciando la mejilla de Jennie con su mano libre. 

ㅡNop ㅡrespondió y se apegó más para poder sentir mayor calidez ante el contacto de los dedos de la alfa con su rostro. ㅡ Tú... ¿Podrías abrazarme para seguir durmiendo? —sus ojitos se entre abrieron y murmuró aquello con timidez palpable. ㅡ Tu aroma es muy reconfortante y calma mis leves dolores, por favor ~ 

Lisa le regaló una sonrisa de labios cerrados y no dudó en aceptar la propuesta. Estaba perdidamente enamorada por aquella omega, y saber que de alguna u otra manera podía ayudarla, no se declinaría ante nada. 

ㅡClaro, sólo me sacaré las zapatillas. ㅡla omega sonrió brevemente y lo soltó.

Rápidamente Lisa lo hizo, colgó en una silla su chaqueta y dejó su celular en la mesita de noche. Dentro de ella no cabía ningún mal u otra intención que no sea cuidar y mimar a Jennie en todo lo que se le fuera posible.

La omega al sentir que el lado derecho de la cama se hundía levemente por el peso, acortó la poca distancia y abrazó a Lisa, colocando ambas manos a la altura del pecho de la alfa y acurrucándose cerca de su cuello, donde aquel aroma tan especial a café y menta emanaba con más intensidad. 

Se sintió plena y completamente cómoda, aquella calidez era única y le hacía saber que estaba en el lugar correcto y con la persona indicada. 

Nada más importaba, sólo ellas dos. 

La alfa pasó uno de sus brazos por debajo de la cabeza de Jennie para que esta se recostara y se le hiciera más cómodo. Con su otra extremidad rodeó la cintura de la omega y lo apegó más a ella, sonriendo por la cercanía y la dulce fragancia natural que brotaba la pelinaranja. 

ㅡAhora solo descansa. ㅡsusurró Lisa para luego darle un largo y casto beso en la mejilla.

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Las insistentes vibraciones y el sonido que este ocasionaba, hizo que Lisa quien sin darse cuenta había caído dormida al igual que la omega fuera despertando hasta reincorporarse levemente.

Dio un suspiro con desgana, realmente no quería separarse de Jennie, pero al parecer la llamaban y debía contestar. Por lo que con extrema delicadeza y mucho cuidado, se separó de la omega y puso en su lugar una almohada envuelta con su chaqueta, para que así Jennie no sintiera demasiado su lejanía. 
          
Se frotó los ojos con lentitud y tomó el móvil, al ver la hora confirmó que apenas y había pasado una hora. Dio una exhalación profunda sintiéndose vacío por alejarse de su omega y contestó a la llamada entrante que obviamente era de su madre. 

La señora Manobal le avisó que ya estaba en la planta baja y los toques en la puerta principal confirmaron todo. La joven alfa colgó la llamada mientras bajaba las escaleras con paciencia y nada más al abrir, recibió un fuerte y cariñoso abrazo por parte de su progenitora. Sonrió por inercia y se hizo a un lado para dejar que su mamá entrara. 

ㅡ¿Cómo está Jennie? ㅡpreguntó mientras dejaba su pequeño bolso en el sofá.

ㅡLos supresores han surgido un rápido efecto en ella, por lo que ahora solo se siente cansada y está durmiendo plácidamente. ㅡLisa sonrió brevemente al recordar la adorable
imagen de la omega dormitando. 

ㅡEso me alivia. ㅡdio un corto suspiro. ㅡ ¿Me llevas a la habitación? Velaré su sueño. 

ㅡDe hecho... Yo, uhm... Mamá, yo estaba durmiendo con ella. 

ㅡ¿Qué? ㅡ a omega no pudo evitar gritar de manera algo alterada. ㅡ Lisa, no. Sabes que todavía no puedes dormir con Jennie. 

ㅡPero es mi omega. ㅡrespondió rápidamente y con las mejillas levemente sonrojadas. 

ㅡFutura omega, jovencita. 

ㅡPero mamá.

ㅡNada de nada. Debes hacer las cosas bien y como las tradiciones lo dictan. ㅡhabló firme y totalmente decidida. 

ㅡ¡Estamos en el siglo veintiuno! ㅡdijo como exponiendo algo irónico. ㅡ Yo creo que estás exagerando. 

ㅡSeré lo que quieras, cariño. Pero esta mujer de casi cuarenta sabe lo que dice. ㅡhabló demandante, pero con ese tono sutil que también la caracterizaba. ㅡ Así que, harás las cosas de manera correcta. 

ㅡ¿Y dónde dormiré? ㅡpreguntó sabiendo que en aquella discusión había perdido completamente.

ㅡPues aquí, en el sofá. ㅡsonrió brevemente al ver el pequeño puchero de su hija sobresalir. ㅡ Yo reposaré en alguna silla dentro de la recámara de Jennie, así que las dos sufriremos de dolor de espalda, no serás la única cariño. ㅡbromeó, haciendo dispersar la inconformidad de Lisa. 

ㅡEso suena justo, pero eres mi hermosa madre; no puedes dormir en cualquier sitio.

ㅡTranquila, cachorra, soy una omega lo suficientemente fuerte como para soportar dormir un par de días hasta en el suelo. ㅡsu tono fue divertido, haciendo que la alfa negara con la cabeza. ㅡ Mejor indícame la habitación de Jennie, buscaré un par de sábanas y te acomodas aquí para que puedas dormir.

La idea fue rápida y concisa, haciendo que en menos de cinco minutos, la alfa estuviera recostada en el sofá más grande con una fina colcha encima; no sin antes haberse asegurado que Jennie seguía durmiendo y depositarle un suave beso en su frente. Luego de ello, no le costó tanto el haber cerrado los ojos por segunda vez, su corazón se encontraba igual de tranquilo que ella y su lobo. 

Había sido una larga noche, empezaba la madrugada, pero todo valía la pena para Lisa si es que su omega se encontraba tranquila y segura. 

En el segundo piso, la señora Manobal se encontraba leyendo un pequeño libro con ayuda de la baja luz de la lámpara de la mesita de noche. Tal vez luego podría descansar un poco, pero primero quería asegurarse y estar pendiente por si Jennie iba a necesitar algo. 

Estaba por pasar a la siguiente hoja hasta que sintió que la joven omega se removía en la cama. Su mirada se posó en la pelinaranja y notó que esta hacía un gran esfuerzo para abrir siquiera un poco sus ojos para poder observarla. 

ㅡMuchas gracias por venir, señora Manobal. ㅡmurmuró algo suave. 

ㅡChitthip, cariño. Sabes que puedes decirme Chitthip. —respondió alegremente mientras tomaba una de las manos de Jennie. ㅡ Y es un gusto para mí poder ayudarte en lo que sea necesario. No te preocupes y sigue descansando. 

La omega sonrió agradecida y le dio un leve apretón a la mano de la señora Manobal, en clara respuesta de cariño y aprecio.

La omega sonrió agradecida y le dio un leve apretón a la mano de la señora Manobal, en clara respuesta de cariño y aprecio

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Treat you better | Jenlisa  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora