Capítulo 11

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Lisa caminaba con lentitud por los pasillos. Ciertamente era la cuarta hora de clase que tenía, pero el profesor de Estadística había faltado inesperadamente, y ni bien el delegado decretó aquel aviso, la joven alfa no pudo evitar soltar un suspiro de alivio.

Se esforzaba mucho en cada curso, mas aquella materia no era con exactitud su favorita. Así que después de unos cuantos minutos, tomó su mochila, sacó su celular junto a sus audífonos y decidió merodear por ahí hasta que le tocara la siguiente clase.

Una rápida sonrisa se dibujó en su rostro al recordar a Jennie, deseaba poder ir a su facultad. No obstante, cayó en cuenta de que la omega tal vez si tenía sus clases correspondientes e hizo un leve puchero, trató de no desanimarse porque después de todo lo vería luego.

Así que justamente ahora, sin darse cuenta, estaba cerca al gran gimnasio -y al único en toda la universidad- donde mayormente hacen competencias de baloncesto.

Tarareaba sin preocupación Closer de The Chainsmokers que sonaba en sus audífonos; hasta que el aroma que Lisa muy bien reconocía, llegó con avidez a sus fosas nasales.

Vainilla con un toque de canela.

Era Jennie.

Con una leve chispa de emoción al pensar que aquella linda omega estaría cerca, apartó el aparato de sus orejas y ladeó su cabeza de un lado al otro. Segundos después frunció levemente el ceño, no encontraba a la omega por ningún lado. Sin embargo, al agudizar su sentido del oído, pudo escuchar el común rechinido de zapatillas y el rebote constante de una pelota.

¿Alguien más estaba con tiempo libre? Lisa empezó a dudar, ya que en todo el trayecto de camino que llevaba, no divisó a ninguna otra persona cerca de ella.

Se encogió de hombros y sin dudarlo más, decidió acercarse a dicho lugar con pasos cada vez más rápidos al notar que el dulce olor de Jennie incrementaba durante el camino.

Extendió un poco los audífonos y los puso alrededor de su nuca, sujetó con algo de fuerza su celular y abrió lentamente la puerta.

Le tomó algunos segundos procesar lo que estaba viendo, abrió desmesuradamente sus ojos en clara expresión de sorpresa para luego sonreír cortamente.

Aquella tierna omega estaba ahí, jugando con una pelota de básquet. No esperó más y antes de que Jennie pudiera darse cuenta de su presencia, prendió el celular y fue directo a la cámara, tomó todas las fotos posibles con un notorio brillo en sus orbes almendrados y una sonrisa genuina.

Una vez que creyó que fueron suficientes imágenes, lo metió al bolsillo trasero del jean mientras se adentraba aún más para poder sentarse en una colchoneta que yacía tirada cerca a la tribuna. Miró con cierta apreciación y cariño los dotes especiales y movimientos ágiles que Jennie ejercía, totalmente concentrada y sumida en realizar aquellos ejercicios.

La omega llevaba nota mental de los encestes que obtuvo, el balón se iba de un lado al otro de su mano mientras intentaba hacer algunos movimientos que hace mucho tiempo había dejado de practicar.

Ya al finalizar sus primeras horas de clase, Jennie había recibido un mensaje de Seojoon y no era exactamente algo lindo. Aquel alfa logró hacerle sentir preocupación para luego darle espacio a un profundo enojo. ¿Por qué tenía que decirle qué hacer como una niña pequeña? La omega tenía en claro que era su novio, no su padre o su dueño como el alfa creía.

Discutió luego entre un par de mensajes más y apagó su celular ante el ataque de estrés que se generó en ella. No se sintió apta para permanecer en su clase de Economía por lo que -y pesar de no ser una buena idea del todo- decidió saltar aquella hora para despejarse y luego poder ir a la cafetería en el tiempo de receso.

Treat you better | Jenlisa  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora