Caminando por los corredores del templo, con la brisa del viendo moviendo ligeramente su cabellera algo larga. Un bolígrafo y pergamino entre sus manos, además de en su rostro visiblemente se notaba la seriedad e indiferencia que naturalmente lo caracterizaba.
A lo lejos veía a su "protegido" como a él le gustaba referirse a el príncipe, quien estaba con sus dos amigos y demás. Faltaba nada prácticamente para reunirse nuevamente como cada ceremonia de apertura en los eventos decisivos de las regiones, lo cual personalmente detestaba.
—¡Calixto!—escuchó la voz grave y demandante del Emperador.
Y no, su nombre no era Calixto. Era una manera única que solo el Emperador utilizaba para referirse a él.
—¿Que necesita, majestad?
—Necesito que dejes de divagar por el templo y te alistes ya. Arregla lo necesario porque llegaremos mañana por la mañana.
—Estoy haciendo el trabajo que me había pedido antes, majestad.
—¡Entonces olvida mis anteriores ordenes y cumple estas!
—Como diga, alteza.
"A veces no soporto la actitud de mi emperador, es irritante", pensó. Caminó a su habitación y tomó sus cosas que ya tenía preparadas y se dispuso a cambiarse de ropa. Salió de ahí sin llamar la atención de nadie, ya que planeaba ir a un lugar antes de marcharse con los de su región.
Caminó un rato, hasta llegar al frondoso bosque que era una especie frontera natural entre γη y Φωτιά además de los grandes muros que cubrían por completo aquellas tierras, tenía tiempo sin visitar el reino desde que era un adolescente. No sabía si las cosas habían cambiado aunque era algo obvio, y era evidente que tenía un poco de curiosidad por saber que ha sido de su gente. Prefería mantenerse al margen y solo preocuparse por los suyos, que si muy apenas agradecían por sus actos de servicios no tenía porque tener pizca de interés alguien externo.
Finalmente llegó a su destino, una cabaña entre medio del bosque y bastante escondida. Caminó y tocó la puerta levemente que por dentro se escuchó una voz. Y esa al reconocerlo lo invitó pasar.
—¿A qué debo tu visita a esta hora?—preguntó.
—Vine a despedirme por un tiempo—respondió el capricornio.
—Ah, ¿es por lo de la batalla entre regiones, verdad?
—Sí.
—Pues, mucha suerte. Es la primera vez que ahora si asistirás, extrañaré que no te quedes conmigo a jugar ajedrez.
—Ni estaba tan divertido jugar—espetó.
—Lo dices porque siempre perdías.
—¿te digo algo? me pone de nervios regresar, me hace recordar a mi yo de quince años.
—Nunca voy a olvidar la vez que te atoraste entre los muros de piedra, y se supone que eres alguien de γη.
—Sí Seth, como digas. Eso pasó porque me estabas distrayendo.
—¿Yo?—dijo apuntándose a si mismo— claro que no.
—Bueno ya, olvidemos eso. Te quería decir algo, solo no te emociones.
—¿Que es?
—Te invito a que vengas conmigo a la ceremonia de apertura. Solo a la ceremonia.
—¿Hablas en serio?
—Sí, te lo estoy ofreciendo por lástima. Tu casa solo me transmite tristeza.
—Que grosero eres. No me insultes o vas hacer que Zeus se enoje—bromeó el sagitariano nombrando a su mascota.
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// E L E M E N T W A R //
FantasiFuego, Aire, Tierra, Agua y Magia 5 regiones, una jerarquía.... ¿Quién demostrará ser digno de estar en la cima?