Two

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Crowley conducía su auto a toda velocidad -como era de costumbre- hacia una calle en Notting Hill un jueves por la tarde, donde sabía que a quién buscaba, estaría. Basing Street a decir con exactitud.

Eran las 6:00 pm, el área era fresca, el invierno de Londres se comenzaba a acentuar y el sol se ocultaba para dejar que las nubes llenan el cielo de un opaco lujoso que a él tanto le gustaba.

Estacionó el auto en una de las calles mientras observaba a su alrededor y se sintió orgulloso de que toda la vieja arquitectura inglesa siguiera así. Es que él amaba esa arquitectura, ni siquiera tuvo que decir nada, todo era obra humana. No fue como con Pompeya... que de casualidad hizo explotar el Vesubio provocando la quema de la ciudad, aunque eso le provocó una muy fuerte discusión con su ángel, puesto a que la biblioteca de Alejandría también se perdió en aquel incendio por su simple capricho y con ella todos los libros de filosofía que tanto amaba Aziraphale, pero lo que el ángel no sabe -y probablemente nadie más -es que Crowley tiene cada una de las copias de todos aquellos libros escondidos en algún lugar muy secreto de Londres para que en algún momento se los pueda entregar a su ángel en señal de respeto, devoción y sobre todo: amor.

Se había quedado pensando en ello que no se dio cuenta que a quien esperaba ya había salido del Sarm Music Village con todo su equipo rumbo a uno de los hoteles de la zona. Era obvio que eligieron -o más bien él elegiría uno de los hoteles más sofisticados de la zona aunque su economía no se lo permitiese. Es que Crowley no podía entender cómo ese hombre aún no se hacía rico. Salió de su auto jugueteando con las llaves, caminando con su estilo tan único para entrar al hotel siguiendo al sujeto que esperaba. El interior del hotel no estaba tan mal, sabía que el sujeto tenía un gusto exquisito, es por eso que era su amigo. Nadie preguntó quién era, nadie lo reconocía y aunque si lo hicieran Crowley hablan con encanto y sofisticación que convencía a cualquiera..

-¿Me puedes explicar que te paso por la cabeza al dejar esto en mi auto? -dijo ni bien entro a la habitación del hotel.

-¿Qué no te gustó el presente? --sonrió su interlocutor al reconocer la voz de quien le hablaba. -Espera.. ¿Cómo carajos entraste y como sabias donde estaba? -vio confundido a su alrededor y cerró la puerta de la habitación.

-Eso es lo de menos. Mercury -respondió la serpiente con un mueca de desinterés -Tu presente -alzó el cassette que recuperó la noche anterior del bosque -Ni siquiera está terminado.

Freddie río.

-Pero obvio que no está terminado, cielo, ¿pensaste que podría terminarlo sin ti? ¿Crees que es fácil escribir una canción con ese tema tan de la nada?

-Pensé que tenías una mente prodigiosa -replicó Crowley con una media sonrisa

Freddie le lanzó una mirada asesina mientras servía dos vasos de whisky. Sabía que Freddie odiaba ese tipo de bromas, esas que herían su orgullo y dudaban de su talento, pero a pesar de eso, rio.

-Es que debes comprender que no es fácil convencer a la banda de hacer una canción como "un favor" de un demonio para un ángel. Y quién es él exactamente? -el silencio del demonio respondió todo. Freddie entendía la privacidad de Crowley, era reservado y él amaba eso. En realidad, ninguno de los dos sabía nada de ninguno de ellos, solo un par de cosas. Freddie pensaba que algunas de las muy pocas cosas que le había dicho Crowley eran metáforas, es por eso que amaba la compañía del demonio, lo consideraba un adversario ideológicamente bueno y sobre todo, con un gran estilo, pero algo muy dentro de él, sabía que todo lo que le decía la serpiente, aunque con disimulo, era verdad. -Los chicos creen que algo no anda bien en mi mente luego de que te hice caso al escribir nuestro último éxito. -dijo en voz baja.

-¿Esa que nadie entiende? -Crowley soltó una risa. Las mentes humanas eran tan superficiales, aunque él no tuvo todo el crédito la canción ya que el solo metió a Belcebú y un par de sus demonios para burlarse de ellos, esas menciones fueron su idea, pero los chistes y "alabanzas" fueron idea de Freddie. Crowley estaba ebrio aquella noche y aunque no lo hubiese estado igual lo hubiera hecho. Después de todo en el infierno tienen un pésimo gusto musical y si preguntaban, solo respondía que ayudo un humano a conoceros y ir de su lado

-Eso sí que fue un éxito -sonrió Freddie orgulloso sirviendo otro trago para ambos. -Ni hablar de May, estaba encantado con los acordes que le sugeriste para el solo de guitarra

-Hice lo mismo con Paganini y dijeron que había hecho un pacto con mi jefe. En fin.. Humanos.

Freddie negó con una sonrisa ante ese comentario mientras bebía. Crowley siempre hacía eso, o alababa o criticaba el trabajo humano, aunque usualmente eran alabanzas.

-¿En que has estado trabajando todo este tiempo? - la serpiente retomó la conversación aclarando su voz luego de un gran trago de escoces doble que quien sabe de donde saco -¿Un nuevo álbum? ¿Nuevas canciones? -el demonio miró a su alrededor y encontró muchas hojas sobre el piano o arrugadas en el suelo, también había botellas vacías y cigarrillos apenas apagados. -Si que es mucho trabajo -cogió una hoja y comenzó a leer lo que estaba escrito con un poco de dificultad por los tragos que se había tomado. -No creo que la gente quiera leer esto -suspiro y lo dejo de nuevo encima del piano. Pero leyó un título que le llamó demasiado la atención -¿Somebody to love...? Woow...

There he goes againDonde viven las historias. Descúbrelo ahora