There he goes again

Seven

Fueron solo dos horas de viaje en el jet. Dos estupendas horas en las que los cuatro integrantes de la banda compartieron temas de interés con ángel y el demonio.
Al comienzo fue algo incomodo que Aziraphale comenzara a hablar con ellos, puesto a que los veía de una manera extraña, no es que les diera mala espina, solo que no estaba acostumbrado a que jóvenes de sus edades le compartieran sus ideas. Estaba asustado, pero al hablar con todos ellos, se dio cuenta del porqué Crowley tenía la mente tan abierta.
Aziraphale jamas habia sentido que gente se expresara con tanta libertad de como lo hacían ellos; jamás había visto a Crowley hablar con tanta precisión y exaltación de sobre las estrellas con May, ni de autos con Taylor, tampoco pensaba que Mercury entendiera tan bien que Edith Piaf fue y siempre será el ruiseñor de París. Aziraphale no habría pensado jamás que Deacon sea un gran fan de The Beatles.
Esas dos horas fueron encantadoras para el ángel, se había divertido mucho tomando vino y comiendo pasteles de frutos rojos sentado en los cómodos sillones que tenía el jet al lado de la ventana. La vista era espléndida.
Aunque no había tenido tiempo para hablar con Crowley a solas y que le diera una explicación de todo esto, logró olvidarse que literalmente había sido raptado por un demonio. Pero también, muy dentro de él, quería que aquel viaje hubiera sido solo entre ellos dos. A solas.

Habían llegado a Wessex, una localidad al este de Londres donde EMI había mandado a la banda a grabar para tuviera un poco de "espacio" y se liberara de "distracciones" para el siguiente álbum. El anterior funcionó así, así que este debería de ser igual.
Cuando bajaron los estaban esperando los productores musicales. Quienes se habían encargado de alquilar uno de los más lujosos, modestos y tranquilos hospedajes del lugar: Una pequeña casa no tan antigua en la zona más tranquila de Wessex.

¿Quién había financiado todo esto? Digamos que hubo un poco de intervención demoníaca al alquilar el jet y en la búsqueda de hospedajes. Es que fueron muy exigentes con eso. El financiero había dicho que quería un lugar tranquilo, para concentrarse, disfrutar de la vista y relajarse, pero que también tenía que cumplir con ciertos estándares de prestigio. Así que eso fue lo que encontraron. Por favor, que todo esto sea un secreto.

Simplemente con entrar, se notaba que para cualquiera había sido una sacada de ojo de la cara. Freddie y Roger estaban encantados, Brian y Deacon se morían de vergüenza por cuan lujoso era eso. Aziraphale y Crowley... Estaban acostumbrados.

"El financiero" aclaró que no serían necesarias las habitaciones para él ni para el invitado que llevaría. Fue un regalo que los pusieran en la habitación matrimonial.... Para su sorpresa.

Es que los empleados creyeron que la persona que llevaría como invitado era su amante, esposa o novia, -alguien especial -por como había hablado de ella. Porque "el financiero" fue muy exigente con los gustos y los lujos que deberían de ofrecerle a él y a su invitado. Cuando angel y demonio entraron a la habitación, uno se puso muy comodo en el sofá y el otro quedó asombrado por los detalles.

-¿Todo esto...? ¿Es para nosotros? -preguntó boquiabierto el ángel cuando entró a la suite.

Crowley, con las manos en los bolsillos, solo se alzó de hombros con una enorme e inocente sonrisa.

La habitación matrimonial era solo eso: una habitación pero era muy espaciosa, lujosa, pero modesta. Estaba compuesta de una gigante y elegante cama matrimonial; la cama era moderna con dos mesas de noche a cada lado que tenían dos hermosas lámparas. En una de las mesas había un tocadiscos y discos de vinilo debajo de ella. El decorado no era muy chapado a la antigua, era típico de la época aunque con el típico toque inglés. Los 70' no eran del todo estrafalarios pero tampoco eran exagerados. Eso es lo que amaba Crowley de aquella época. La suite contaba también con dos sillones antiguos cubiertos con tapiz coloreado de crema con bordes dorados, y a los lados de estos, había uno grande del mismo modelo y una mesa de caoba al medio. El techo era de un blanco puro con un candelabro que le brindaba elegancia y modestia a la habitación. Había también, al lado de los muebles un gran estante para libros, hecho de madera de pino, con lamparitas en los lados. El estante estaba vacío.