One

388 46 25
                                    

—¿No había mejor música? —dijo Crowley con fastidio, rascándose el cuello por la incomodidad que esas melodías le producían.

—Pues no querías oír a Schubert. Logré encontrar un disco muy antiguo de él con canciones inéditas...

Crowley lo miró con el ceño alzado.

—Pero ¿Frank Sinatra? Por Lucifer, ángel, ¿qué tan miserables son tus gustos musicales?

Crowley quitó el cassette y puso Sympathy for the Devil, una de sus más adoradas canciones.

—¡Hey! Sinatra era nuestro amigo.

-–¡Tu! –específico la serpiente—Era TU amigo. A mi solo me era simpático. –se alzó de hombros y dirigió su mirada a la carretera a petición del ángel,que tan paranoicamente, temía que atropellara a alguien por... ¿milésima vez en seis mil años? –Además, ¿qué hay de malo hay con esta canción?, ¡es perfecta!. Jagger habla de mi, y ni siquiera me conoció –dijo con una gran sonrisa de orgullo

Aziraphale lo miró como si no supiera que Crowley, para alimentar su ego o para divertirse un buen rato se había presentado al joven e inexperimentado Mick Jagger para introducirlo en un mundo liberal y lleno de gozo a vicenda de todo los placeres de este mundo.

—¡Es música! Los humanos hacen buena música. Sería una pena que este mundo se acabe y...

—No pienso ayudarte con esto –respondió tajante el ángel antes que el tema comenzará de nuevo —Ya te lo dije. El Armageddon es un plan divino , triunfará el mal sobre el bien y basta. No pienso discutirlo. Es... inefable.

Crowley decidió que era mejor callar. La discusión sobre el tema no iba tener ningún rumbo,además, aún no había creado un plan astuto para evitar todo lo que podía pasar.

Aziraphele abrió la la guantera para buscar nueva música, él no era tanto de la misma música que oía Crowley, le parecía un poco vulgar. La música que estaba naciendo era bastante... tétrica, era ruidosa, usaba mucho ese instrumento llamado batería y experimentaba mucho con la guitarra, pero no la normal y serena que él tanto adoraba, si no una que se enchufaba y parecía llorar con cada tocada que le daban. Él prefería la música clásica, sin letras, todo interpretado con el pensamiento y la gran sensación que daba sentir cada nota en el corazón, era celestial...— aunque en el cielo no se oyera ese tipo de música— pero la música de los años 40', 50' y 60' no estaba tan mal. Tenía un lenguaje romántico y pasional, dulce y sensible. Le encantaba, un gusto culposo, típica tentación que su amigo serpiente lo incitaba a probar. Le gustaban también las canciones de The Beatles, no todas, pero en sus comienzos, esos himnos de amor y poesía... Bien, él les dio una pequeña ayudita con algunas melodías de Mozart para algunos discos, pero que importaba, él amaba esas canciones.

—¿Qué dice aquí? —Azirafel giró su cabeza con un puchero intentando descifrar las letras de la cosa cuadrada que había encontrado —¿Que significa "Lover..."?

Crowley abrió los ojos de sorpresa y nervios, frenó con fuerza para intentar quitarle lo que había encontrado a Aziraphale y así evitar que descubriera el contenido del objeto.

—¡Deja eso donde estaba! —ordenó con ira quitandose sus lujosos lentes oscuros para hacer ver sus ojos de serpiente enojada.

—Oh, sé que es: un cassette. Parece ser inédito... ¿Otro fruto prohibido? —sonrió el ángel con sorna.

—Por supuesto que no —replicó nervioso —es solo... basura que me dio el cantante de la banda... Si.

—Pues tiene una nota escrita —Aziraphel sacó la nota que estaba pegada al cassette y la leyó en voz alta —"Encontré tu parte cuando hacía algunos ensayos con la banda en Múnich, te gustará. Arregle algunas cosas gracias a Mr. Rulitos y obviamente gracias a mí. Para mí querida víbora y príncipe - princesa del mal: Crawley. Atte: Larry Lurex".

Ante todo esto, Crowley era llamas —literalmente —, su rojo cabello y su piel cobre se volvieron... aún más rojas.

—¡Oh! te llama con el nombre bíblico, que amable.

–Él es amable y tú has sido muy malo, angel. –Crowley le quitó con fuerza el demo - cassette que Aziraphale tenía en su mano y devolviendolo adonde estaba antes. —Es una cuestión privada con una persona privada.

–Por favor Crowley, ¿desde cuando te preocupas por la privacidad de las personas? .—Aziraphele lo miro confundido –¡Oh! Sabía que tanto tiempo en la tierra había hecho cambiar tu tan ardiente y pedroso corazón de demonio —dijo con una muy feliz sonrisa de satisfacción en su rostro.

El demonio rodeo sus ojos con una mímica de imitación de las palabras que dijo Aziraphele.

—Sigo siendo el mismo maldito demonio que se cayó hace seis mil años, ¡por Lucifer! –dijo a regañadientes mirando el camino de carretera muy fijamente y golpeando fuerte el timón de su tan querido auto. —No te permitiré ponerlo.

—Pues ya lo hice —el ángel se alzó de hombros y mientras Crowley lo veía sin gracia comenzó a oír las primeras palabras de la canción. No tenía introducción musical más que las risas de Crowley y... un momento, ese es...

—¿Por qué Freddie Mercury se hace llamar Larry Lurex? —reaccionó rápidamente el ángel. Aunque el disco se oía demasiado mal, se podía apreciar la melodía y par —Espera, ¿Conociste a Freddie Mercury?

—Pues claro que conoci al puto Freddie Mercury, él dejo esa maldicion en mi auto. Odio a Queen. —quito él cassette y lo tiró a la carretera del bosque de quién sabe dónde estaban y continuaron con su camino rumbo al Ritz.

No hablaron más del tema, aunque la curiosidad de Aziraphale lo carcomía prefirió callar antes de pelear por milésima vez al día con Crowley; prefería el silencio. La cena fue muy agradable, como siempre, no es que se suelan presentar todas las noches al tan prestigioso restaurante, solo que cada vez que iban, algo en sus infinitas almas se paraba, no era eterno, era el ahora y el ahora no es eterno, es solo un momento en el que el solo mirar podía decir todo.

Luego de esta espléndida cena, Crowley abandonó a Aziraphale dos cuadras antes de su librería por otra discusión sobre el casette. Crowley no podía dejar de invocar a su jefe para que lo dejara en paz.

Se dio media vuelta y regresó por el mismo camino que los llevó al Ritz, solo los árboles de aquel oscuro sendero sabían que buscaba cuando paro su auto a medio camino. 

There he goes againDonde viven las historias. Descúbrelo ahora