Four

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Era 1972 y había salido un álbum que Crowley había oído, ese álbum parecía contener un poder cósmico, ni siquiera era divino o infernal: era cósmico —otra fuerza que los humanos no quieren entender—. No pensó que un humano jamás en su corta existencia habría podido hacer algo como eso. Aquel álbum a parte de revolucionar la industria musical para la época, también cambió algo en la manera en la que Crowley veía la vida y su propia existencia. The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars.

Aquel álbum es solo para los corazones incomprendidos e infinitos, que amamos en silencio y buscamos ser quienes somos con el fin de que seamos amados así y si es que no lo encontramos nos convertimos en ella; Ziggy Stardust.

A mediados de ese año, decidió ir a buscar al autor de aquel disco. Ya había hablado con el productor de Trident Music,le ofreció una pequeña cantidad de dinero por aquel favor, quien le aseguró que aquel día el cantante iría al estudio a recoger algunos discos. Crowley estaba entusiasmadísimo esperando poder conocerlo y expresarle toda su admiración, aunque con un poco de nervios, eso no le quitaba su encanto y estilo.

Llegó en la madrugada, le habían dicho que era la hora en la que el cantante se aparecía para evitar a la presa; así que eso hizo. No veía las ganas de hablar con él o simplemente verlo haciendo música, es que era un genio. Quería saber de dónde sacaba esas ideas o verificar si no era un alien o algo del género. Se quedó largo rato esperando en el Bentley que Bowie saliera o entrara, eran ya las 8:30 de la mañana. Ya no iba a llegar, era muy tarde. Eso lo decepcionó mucho.

Vio un grupo de cuatro chicos de aproximadamente veinte o veintidós años, que salían riéndose y haciendo bromas del estudio. Un grupo muy particular a decir verdad, Tenían el cabello largo y un estilo entre glam y elegante, justo al estilo Bowie. Eso era estilo. Estaban hablando de música, el pelinegro hablaba de lo grandes que serían cuando sus discos sean publicados a lo que el chico de cabello rizado respondía que todo siempre tiene que ser hecho con calma, luego el chico rubio se reía y comenzaba a jugar con los rizos de este y el de cabello castaño, quien parecía ser el más tímido de todos reía de todas las bromas.

—¡Hey, hey, hey! ¡SeñoOoooor! –grito el rubio dirigiéndose al Bentley – No puede estar estacionado aquí. Que no ve que es un lugar... Público. ¿No ve que es el estudio de grabación de una de la que será la más grande banda de este país? –dijo apoyándose en la puerta del auto.

Crowley alzó el ceño por la confianza del chico. Estaba por transformarse y asustarlo, pero había mucha gente.

—Qué dices país, Taylor, ¡DEL MUNDO! –corrigió emocionado el pelinegro abriendo sus brazos y mostrando su asimetrica sonrisa. –Callate, que parece ser un señor de alta clase –le susurro al rubio y al castaño.

–¡Silencio, chicos! –los jalo el rizado, quien parecía ser el más sensato del grupo, al parecer su nombre era May. <<Que nombres tan raros le ponen a los humanos hoy en día>> penso el demonio. —Lo siento, señor.

El demonio alzó la mano en señal que no importaba, no dijo nada. Los vio con extrañeza. mientras se reían y se marchaban.

—¡Hey! Mocosos —grito cuando salió del auto –¿Saben si este es el estudio de David Bowie?

—¿Bowie? –dijeron todos al unísono. —Bowie n- –el pelinegro le tapó la boca al rubio, que estaba a punto de hablar,

–Usted sabe a quien está buscando, ¿verdad?. Osea... es Bowie –-dijo el pelinegro como si de quien estuviera hablando fuera dios.

–Escucha, mocoso, no tengo tiempo para tonterías, ¿está o no?

–Depende de quién pregunte —respondió con astucia el pelinegro.

A Crowley se le estaba acabando la paciencia, se contuvo para no cogerlo del cuello de la camisa.

—Pregunta un demonio que vive en la tierra hace seis mil años y lo busca para verificar si es un ángel, un demonio o un alien.. —esta vez, su tono de voz era diferente, aunque se contenía la ira, respondió con ironía.

El pelinegro sonrió, miró a sus amigos y respondió.

—No graba aquí desde su último álbum. Rompió contrato con todas las discográficas, demonio.

—Freddie... —le llamó la atención el castaño. —No deberías habérselo dicho. —el pelinegro chasqueó la lengua sin darle importancia.

—¿Saben donde puedo encontrarlo?

—Señor... —se apresuró a decir el rizado. –Ya le dimos mucha información. Sería grandioso que supiéramos el paradero del gran David Bowie, pero no es así. Lo sentimos mucho.

—Pero podemos buscarlo, Brian. —dijo Freddie mirando al demonio.

—Uy si, ¡Yo quiero! —el rubio jalo al castaño para irse corriendo hacia el Bentley, es que él se enamoró de ese auto. El rubio se llamaba Roger Taylor, y si es que conoces bien la historia sabrás que él tenía una muy gran obsesión con los autos.

Cuando Roger tocó la manija del auto por una obra y gracia del chasquido del demonio: se quemó. Muchas maldiciones salieron de la boca del chico a lo que Crowley le advirtió que la próxima vez que se atreviera a tocar su auto iba a convertir sus mechas doradas a un color mucho mas negro que el alma de cualquier demonio.

—No... Yo ya les di mucha información, quienes son ustedes.

—Queen —respondió con una enorme sonrisa el pelinegro. –Estás delante a su alteza real, deberías inclinarte.

Crowley estaba a punto de hacerlo, de tantos hijos bastardos de tantos reyes pensaba que esos chicos eran uno de ellos.

—Estoy bromeando, querido. Si somos su alteza real pero el rock n' roll.

—Ósea que hacen música–los cuatro asintieron. Crowley se quedó pensativo. 

La única vez que había estado con músicos, y músicos de verdad, fue cuando una tal Yoko Ono le había presentado a Jonh Lennon. Ese día, fueron a los estudios de Abbey Road y presenció como los cuatro Beatles escribirán su álbum de despedida o también la vez en la que acompañó a Mick Jagger a una fiesta luego de un sesión de improvisación en estudio con los Rolling Stones, donde luego se desapareció con un amigo y su esposa dejándolo solo. (Las malas lenguas dicen que cuando fueron a buscar a Jagger, la esposa de su amigo no estaba. Solo Jagger y su amigo). Pero Crowley no sabía eso, tampoco sabia quien eres ese "amigo". 

¿Ustedes si? Yo si, lo confirme cuando escuche y vi el video de Dancing in the street. 

El demonio, por alguna razón tenía curiosidad por ver qué era lo que hacían. Aquellos chicos estaban llenos de energía y sueños, cosa que es muy difícil para una vida humana de sus edades. Aspiraban en grande mucho más ese tal Freddie. Parecían que tenían potencial, así que se le ocurrió ir a verlos grabar un dia. No tenía nada que hacer, además... se tenía que vengar de ese productor musical.

Al comienzo fue solo por diversión. Había quedado fascinado con el ingenio de sus mentes para componer y construir notas. No es que él haya estado siempre detrás de ellos, solo que cuando de casualidad ocurría algo que le divertía o le incomodaba, ayudaba a Brian May respondiendo con las notas de la guitarra, haciendo que sonara as tétrica, le encanta jugar con la batería de Roger Taylor y hacerle bromas junto a Freddie y Jonh; al bajista Jonh Deacon le inspiraba más confianza, le decía que tenia que ser mas seguro y esas cosas, al cual, también le ayudaba haciendo que el bajo no se oyera tan lejano y en vez de eso sea un complemento fundamental para acompañar las canciones de la banda.

Respecto a las composiciones, los cuatro eran unos genios con las letras, Freddie y Brian a veces decían disparates y de la nada Roger golpeaba la batería, Jonh hacia una línea de bajo y luego unían las ideas, el significado era lo que menos les importaba porque cada uno de ellos lo entendía a su manera. Pero cuando Freddie quería algo más profundo y con un significado más personal, Crowley lo seguía. Un trago o dos, dos o tres, la marcha de la reina negra compusieron, pero ese es un secreto mi querido lector, así que algún día si es que me da tiempo, les contaré como se hizo Bohemian Rhapsody. Por ahora, sigue leyendo que pronto, sabrás cómo es que la reina asesina se compuso como un vals millonario y un buen amante a la antigua o tal vez... alguien para amar, fueron fruto de la mente de dos personas que solo buscaban liberarse y amar hasta quedarse sin aliento. 

There he goes againDonde viven las historias. Descúbrelo ahora