La madurez llega con un cambio que sucede para bien o para mal, y eso es algo que está más que claro, pero, ¿qué representa la pérdida de inocencia en algunas personas?, ¿cuál es el precio a pagar por crecer?, ¿el fin de todo es el comienzo de nada...
Ya llegó el momento de usar el vestido, mi madre estaba esperando a que saliera de la habitación, Wendy me ayudaba a colocármelo, mi mente estaba distante, tantas cosas en poco tiempo, es mucho que procesar. No quise verme al espejo, me sentía incomoda, así que solo salí para que mi madre lo aprecie.
-Tadam... -dije desanimada y abriendo los brazos en señal de mostrar sorpresa-
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-Luces hermosa, no está tan mal el vestido después de todo -dijo mi madre con una sonrisa de satisfacción, no sé qué árbol se caerá, pero no es muy usual que aprecie algo que ella misma no eligió-
-¿Donde están Adan y Martin? -pregunte para no hablar más del tema-
-Deben estar en la recepción esperando, irán acompañados de uno de los choferes. Investiga lo que puedas con sigilo, finge no tener interés en los anfitriones, y sobre todo, debes ser distintiva entre los demás, sabes que hacer, posiciona el lugar que tu familia merece.
-Entendido -respondí sin interés, me di la vuelta y mis ojos se encontraron con mi reflejo frente al espejo, evadí la mirada rápidamente, no quiero verme.
-Nadia, esto es muy importante, te confiaron una tarea que no se le confía a cualquiera, y tu actitud de indiferencia ante esto me esta enfermando, ¿podrías tener la decencia de como mínimo fingir que te importa? -dijo con tono arisco y cierta indiferencia-
-No es que no me importe, es solo que, siento que no encajo en esos ambientes, no me gusta criticar a los demás y luego sonreírles en la cara, odio mentir para no incomodar a otros, y no me gusta estar vestida así -dije eso ultimo levantando un poco el vestido y con la voz frágil-
-No me interesan tus inconvenientes, ahorra el diálogo para la fiesta, baja en seguida -dijo con la misma indiferencia mientras señalaba la puerta-
-¿Sabes?, a veces olvido que de verdad no te importo, solo cumples tu responsabilidad como madre, y esta bien, lo acepto, pero, ¿podrías disimular delante de Wendy?, nadie tiene que enterarse. Realmente no sientes algo más que obligación cuando se trata de mi -dije esto último con lágrimas en los ojos y con la voz casi quebrada, salí por la puerta y la cerré tras de mi.
Baje despacio por las escaleras mientras secaba algunas lágrimas que se deslizaban por mis mejillas, cansancio es lo que siento, necesito escapar, olvidarme de todo, solo un día, ¿es mucho pedir?, Dios, ¿es que acaso me estas castigando por algo?, ¿tan en contra estas de que personas del mismo sexo se amen?.
Estaba tan metida en mis pensamientos que no me percate de que estaba frente a Adan y Martin, voltee la cara y asentí con la cabeza en señal de mostrar que estoy bien.
-Si, todo en orden -respondí aun perdida en mi mente, estoy muy estresada.
Adan siguió observándome, se veía disconforme ante la respuesta, debe haberse dado cuenta de que algo va mal, intento ocultarlo como puedo, pero todo se expresa solo, ya no tengo el control.
