Capitulo nueve: Mejores amigas.

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El sol comenzaba a salir en los suburbios de Metrópolis, y en la casa de los Lee el día comenzaba como el de una familia común. El despertador junto a la cama de Roberta comenzaba a sonar forzando a la joven despeinada y en pijama a levantarse de su cama para poder apagarlo y poder estirarse, su primera acción fue salir de su cuarto con una expresión somnolienta casi arrastrando sus pies en dirección al baño, topándose con la puerta cerrada, señal de que la persona con la que compartía ese baño en particular estaba usándolo.

- ¡Tommy! ¡¿te falta mucho?! ¡quiero darme una ducha! - decía a su hermano mayor mientras bostezaba y golpeaba suave la puerta.

- ¡ya voy! - respondió la voz de su hermano mayor y un minuto después este salió, siendo este alto ya en su primer año de universidad, de cabello corto negro y sin playera, notándose así su excelente estado físico, se acercó a su hermanita y mientras se secaba el cabello la despeino un poco más - todo tuyo mini Lane -

- deja de llamarme así, bobo – le dijo ella algo frustrada por ser despeinada para luego entrar y desvestirse para así poder comenzar a ducharse, el agua cálida de la ducha siempre la despertaba y relajaba, sin embargo, esa relajación se vio interrumpida cuando alguien toco a la puerta - ¡salgo en unos minutos! - ella continúo esparciendo el shampoo en su cabeza, erizándose cuando súbitamente su madre entro al baño vistiendo una bata de dormir.

- no tengo unos minutos – dijo ella comenzando a buscar algo en la repisa.

- ¡¿Mamá?! - exclamo Roberta asomando la cabeza de la cortina semitransparente de la ducha.

- el jabón de nuestro baño se acabó y ya estoy atrasada para una reunión – decía su madre tomando una barra de jabón de la repisa.

- ¡Mamá! - replicaba ella aun asomando la cabeza avergonzada.

- también tomare prestado un poco de tu hijo dental – su madre estaba bastante relajada al respecto, frustrando aún más a Roberta.

- ¡MAMÁ! -

- oh no seas tan dramática – su madre la miro firmemente con una mano en la cintura. - solía cambiarte los pañales, no hay nada detrás de esa cortina que yo no haya visto antes -

- ¡solo sal de aquí! ¡por favor! - exclamo Roberta bastante avergonzada, pudiendo estarlo más de no ser que no es la primera vez que algo así sucede.

Poco después, tras peinarse armando las trenzas en su cabello y de vestirse con su uniforme escolar, Roberta bajo las escaleras para encontrarse con su padre, un doctor que trabajaba en el hospital general, tomando una taza de café mientras leía el periódico, a su hermano Tommy ya vestido y preparando el desayuno, y a su apresurada madre quien estaba ya lista para irse.

- ¡ok, ya me voy! - dijo ella besando las cabezas de sus hijos y a su marido en los labios cariñosamente, cosa que aun perturbaba un poco a ambos jóvenes, antes de dirigirse rápidamente a la puerta. - ¡nos vemos en la cena! -

- cuídate cariño - dijo el padre de ambos con una dulce sonrisa en su rostro.

- ¿no podrían esperar a que Roberta y yo finalmente nos mudemos para que se pongan amorosos? - le pregunto Tommy dejando unas rebanadas de pan tostado y unos huevos fritos frente a su padre.

- para que sepas, es gracias a que su madre y yo somos amorosos que ustedes dos existen en primer lugar – fue la sarcástica respuesta de su padre a la que Tommy no pudo replicar debido a su aplastante lógica.

- oye Tommy, hoy tienes clases en la mañana ¿verdad? ¿podrías llevarme hoy a la escuela? - le pregunto Roberta mientras se comía una de sus tostadas casi como si fuera un hámster, cosa que siempre le hacía gracia a su hermano.

Hija de SupermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora