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// Capítulo 3 //

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Ya lo tenían todo preparado para ir de acampada, así que se reunieron los 8 chicos en la puerta de la casa. Chuuya contó que no faltase nadie y entonces se fueron por el bosque.

Se adentraron un poco y, cuando vieron que ya había suficiente distancia, pararon y comenzaron a colocar las tiendas.

Kenji y Atsushi colocaban una tienda de campaña, mientras que Akutagawa se encargaba de la otra y Chuuya trataba de encender una hoguera y los más pequeños jugaban a un lado, Kyouka los observaba.

En poco tiempo terminaron y se reunieron al rededor de la fogata, sentados. Había bastante silencio, la cual cosa no era normal, pues siempre se les escuchaba hablar, aunque fuese solo para discutir. Aún no se acostumbraban del todo a la presencia de los demás.

—¡Juguemos a algo! — exclamó Elise sonriendo, para tratar de reunir la atención de los demás. Estos solo la miraron e ignoraron olímpicamente, por lo cual la niña se cruzó de brazos y resopló.

Al cabo de un rato de más silencio, Dazai terminó por levantarse, sin decir nada, y empezar a caminar hacia algún sitio, obteniendo varias miradas extrañas por parte de algunos de los presentes.

—¿Dónde va Dazai-san?-— preguntó Atsushi con una leve preocupación.

Chuuya no tuvo más remedio que suspirar y levantarse para seguirlo también.

—Portaos bien, no descontroléis el fuego, nada de peleas ni amenazas ni tonterías. Voy a ver qué hace ese.

Una vez dicho eso, ya se encontraba caminando hacia la dirección por la que se fue el castaño. ¿Qué hacía siguiéndole? Ni tan solo él mismo lo sabía, solo sintió la obligación de hacerlo, para asegurarse de que estaba bien, a pesar de que hacía años que no hablaban tan seguido, y dejaron de ser compañeros. Una parte de él, aún extrañaba demasiado esos momentos, pero su otra parte se esforzaba en ocultarlo a toda costa.

En poco tiempo alcanzó a Osamu, el cual yacía sentado en el borde de un lago, con los pies hundidos en el agua. Tenía su mirada en algún punto perdido, parecía estar... relajado, aunque con una aura triste. Reinaba el silencio entre los dos, hasta que el menor avanzó unos pasos más, llamando la atención del vendado. Se giró y sonrió algo infantilmente, de forma leve, volteando un poco su cabeza.

—¿Me seguías?

Preguntó, dejando ir a su vez un pequeño suspiro, girándose al completo hacia su acompañante, el cual lo miraba desde arriba.

—¿Qué diablos haces aquí?

—Oh, ¿te preocupabas por mi? — contestó con otra pregunta, con un tono algo burlón en su voz.

—No digas chorradas, te seguí porque simplemente te fuiste porque sí.

El mayor de los dos volvió a suspirar, mientras un silencio interminable se extendió entre ambos. Era obvio que la situación no era la más cómoda del mundo, no cuando aún habían emociones entre los dos, aunque guardadas muy a fondo y definitivamente no listas para salir. No aún, se repetían constantemente que no era el momento. Todo había pasado muy rápido, pero ya más o menos sé acostumbraban a ver más la presencia del otro, pues el día era muy largo, con muchas horas, más si compartías habitación.

—Este lago es bonito... perfecto para ahogarme

Rompió el silencio con uno de sus típicos comentarios suicidas, lo que causó una mueca en el rostro de Chuuya, quién, desde arriba, le dio unos golpecitos con el pie, mientras lo miraba.

Vacaciones - Bungou Stray DogsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora