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//                              Capítulo 14                              //

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Empezaron a caminar por el bosque. A pesar de que cuando anunciaron que se irían de excursión estaban muy alegres, ahora se les había ido todo el entusiasmo a los niños. No se habían ni adentrado al bosque cuando Elise y Yumeno comenzaron a quejarse de que estaban cansados.

Aya, por su parte, no se quejaba tanto, pero por dentro insultaba en mil idiomas a los adultos por planear esa salida. Kyouka tenía una cara con indiferencia, pero no parecía demasiado entusiasmada de pasar el día caminando. Kenji se fascinaba con cualquier cosa, pero era el único que parecía emocionado.

Los adolescentes iban uno al lado del otro, detrás de todo. Aprovechaban el ir ahí para tomarse de la mano disimuladamente. Al azabache le gustaba el contacto físico del agente, pero de nadie más. Atsushi estaba contento de poder darle la mano. Su piel siempre estaba fría, así que trataba de transmitirle calor a Akutagawa.

Al frente del todo, iban los dos mayores. Dazai pronto se unió al grupo de quejas, pues estaba de todo menos animado para ponerse a caminar. Chuuya estaba al límite de perder la paciencia.

—Nunca voy a entenderos — el pelirrojo suspiró mientras comenzaba a quejarse, ya bastante enojado —. Primero que quiere ir de excursión, luego se queja. Luego los que estaban entusiasmados por la idea y ahora no les da la gana caminar. Y después tenemos a la parejita de enamorados atrás que en cualquier momento se nos pierden.

Dazai le dio un par de palmaditas en el hombro, pero tan buen punto el menor sintió su contacto físico retiró su mano sin dudarlo.

—No me toques.

—Entiendo — suspiró, mientras caminaba a su lado con las manos en la nuca —. Debes estar en tus días, ¿no? Por eso el tan buen humor.

Ahí fue cuando la poca paciencia que le quedaba a Nakahara se agotó.

—¡Soy hombre, bastardo!

Rápidamente se abalanzó hacia él, pero este logró esquivarlo y el pelirrojo cayó al suelo.

Los menores, que iban por detrás, se detuvieron al verle tirado ahí. Este parecía querer matar a alguien.

Chuuya empezó a levantarse lentamente, y le dedicó una mirada asesina al castaño. Este se estremeció, mientras podía sentir como temblaba un poco. Dio unos pasos hacia atrás, mientras el pelirrojo se acercaba, lleno de tierra, hacia él.

—Dazai Osamu... — gruñó caminando en su dirección.

—Chuuya calma, no fue mi culpa.

—¡Maldito!

Empezó a correr hacia su dirección. Este lo esperó quieto y, una vez ahí, lo inmovilizó. Este trató de zafarse, pero fue incapaz.

Los niños los observaban curiosos, algunos algo asustados y otros aburridos por tener que soportar sus peleas, además de que estaban que se caían del sueño.

Atsushi y Akutagawa se iban acercando hacia ellos poco a poco. La distancia ahora era menos, así que el azabache se apresuró en soltarle la mano al agente.

—Vamos, Jinko — siguieron caminando. Por la distancia que había, era difícil que los escuchasen hablar.

—Oye, a todo esto — empezó a decir Atsushi, mirando hacia el mafioso, con un poco de nervios —. Ahora que... bueno, somos algo, ¿no?

Como respuesta, Akutagawa asintió con la cabeza. El albino suspiró y siguió hablando.

—Bien, pues... Podrías usar mi nombre.

El azabache parecía que se lo pensó durante unos instantes. Finalmente, suspiró y terminó accediendo.

—Solo si tu usas el mío.

Hubo un silencio incómodo entre ambos. El agente no dijo nada y bajó su mirada al suelo.

—¿Sabes mi nombre?

Negó con la cabeza.

—Ryunosuke. Akutagawa Ryunosuke.

—Gracias.

No intercambiaron muchas más palabras, pues ya llegaron junto a los demás. Dazai cargaba en su espalda a Chuuya, mientras que los niños caminaban a su lado.

Ahí actuaron con normalidad mientras seguían atravesando el bosque. Se expandía bastante, así que iban a tardar lo suyo en salir de ahí. Las panzas de la mayoría ya empezaban a rugir, a pesar de que habían desayunado antes de salir de casa.

Se oyeron muchas más quejas de los niños al comenzar a tener hambre. Chuuya había dimitido y ya no tenía intención de calmarlos ni controlarlos. Es más, se limitaba a dejar que el castaño lo cargase durante el camino.

Dazai tuvo que ser el encargado de calmar a las voces chillonas de los niños.

—¡Ya basta!

En un intento de hacer que callasen, se le habían lanzado encima para atacarlo y derribarlo. Por poco deja caer al pelirrojo, pero si lo hubiera hecho tan sólo habría empeorado las cosas. Lo sostuvo con fuerzas mientras este se quejaba por las turbulencias.

—¡Atsushi, Akutagawa! — llamó a ambos adolescentes, pero estaban algo lejos de ellos y parecían embobados hablando entre ellos.

Al azabache le pareció oír la voz del castaño pidiendo ayuda con los niños. Solo por esta vez, decidió ignorarlo para estar con Nakajima.

Subió un poco el volumen de su voz para que no se oyera la de Dazai y poder estar con el agente en calma.

Osamu suspiró al ver cómo lo ignoraban. Realmente estaba sufriendo por tener que cuidar a los críos.

Estuvieron caminando media hora más. Fue entonces cuando se empezaba a divisar la salida, viéndose la calle.

Los ojos del de vendas brillaron y suspiró aliviado. Chuuya estaba medido dormido en sus brazos, así que no se enteró de mucho. Tan sólo abrió sus ojos cuando notó como el mayor iba más rápido.

Los niños, los cuales iban por detrás, se emocionaron más notoriamente, algunos saltando o arrancando a correr. Para esos sí tenían energías, para la resta del camino no.

Así fue como terminaron saliendo del bosque y buscaron un lugar para pararse a comer. Al estar tan cansados, cualquier sitio les servía, entonces no caminaron demasiado y se pararon en los primeros bancos que encontraron.

HOLAM

¿Qué les está pareciendo? Voten y comenten, me anima a seguir :D.

Tal vez lo alargue unos cuantos capítulos más, hasta el 21 o así, y de por finalizado el fanfic.

Gracias por leer.

-Kai

Vacaciones - Bungou Stray DogsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora