12

502 63 12
                                    

//                              Capítulo 12                              //

:
:
:
:
:

Los mayores se miraron entre sí algo confundidos. ¿Acababan de tocar el timbre? Hubieron varios segundos de silencio, hasta que Atsushi fue el primero en hablar:

—Tal vez fue el viento.

Los niños parecían aún más confundidos, sin entender demasiado bien la situación actual.

—¿Y si hay alguien más aquí metido, con nosotros? — preguntó Dazai.

—No digas tonterías. Iré a ver.

El pelirrojo se levantó de su asiento y avanzó hasta la puerta principal. Ahí dudó unos segundos antes de abrirla. Finalmente, tiró del pomo hacia abajo y abrió la puerta.

No tuvo que bajar mucho su cabeza, para no decir que ya la vio con tan solo mirar al frente, para toparse con una niña de unos 10 años, con el pelo por el cuello de color castaño.

Como primera reacción, Chuuya cerró la puerta en las narices de la niña. Esta, enojada por el acto del mayor, comenzó a aporrear la puerta.

—¡Oye! ¡Ábreme!

Varios de los habitantes de la casa asomaron la cabeza por la puerta del comedor al oír la voz de la niña. Chuuya suspiró, algo asustado de ver una persona ahí. ¿No se suponía que estaban solos?

—¿Quién demonios eres tú y qué haces aquí?

Abrió la puerta, dejándose ver a la niña castaña con los mofletes hinchados y cruzada de brazos. Se la veía cansada, probablemente de estar caminando durante demasiado tiempo. No dudó en escabullirse a dentro de la casa sin contestar a la pregunta e ir hacia el comedor. A parte de cansada, también estaba hambrienta.

—¡Oye!

Chuuya sujetó a la niña del cuello de la chaqueta, levantándola. La llevó hasta donde los demás, los cuales comían su comida. Atsushi casi se atraganta al verla, mientras que Akutagawa y Dazai torcían la cabeza, extrañados, y los niños estaban algo contentos de tener compañía de su edad, la mayoría.

—¿Qué hace otra mocosa aquí? — se atrevió a preguntar el castaño —. ¿No se suponía que estábamos solos?

—Me la he encontrado al abrir la puerta — giró su cabeza hacia la niña —. ¿Cómo has llegado hasta aquí?

La niña estaba algo asustada, pero mantuvo la compostura y reunió fuerzas para hablar con normalidad y contestar a sus preguntas.

—Mi nombre es Aya Koda. No sé como he llegado aquí, yo estaba yendo a comprar lo que papá me pidió y, de un momento a otro... estaba en medio del bosque — hizo una pausa. Chuuya ya la había dejado en el suelo, mientras esta comenzaba a temblar —. Estuve varias horas caminando, desde la tarde hasta... bueno, hasta ahora. Tuve suerte de encontrar una casa... pensaba que moría.

Su voz temblaba mientras contaba todo eso, parecía querer llorar. Apretaba la punta de su chaqueta con fuerzas, mientras miraba a los demás, asustada.

Un poco entre todos, se esforzaron para contarle a la niña lo que estaba pasando y que no se preocupase, que se podía quedar ahí. El pelirrojo le sirvió un plato de comida sin mucho entusiasmo. Al menos podría haber venido alguna persona adulta, pero no, una mocosa tenía que ser, o al menos eso pensaba. Dazai creía que, en verdad, solo pensaba eso porque estaba celoso de que Aya midiese casi lo mismo que él a pesar de ser una niña de 10 años.

El castaño mandó a Akutagawa y a Atsushi a que fueran a la habitación de juegos, ya que ahí había un colchón y lo tenían que traer al cuarto de los menores. Ambos accedieron sin quejas y abandonaron la sala.

Vacaciones - Bungou Stray DogsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora