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Hoy era el día, hoy mi mamá se casa con James, me encontraba en mi cuarto cambiándome, cuando termine de arreglarme salí y me dirigí a donde se iba a realizar la ceremonia.

***

-Marisa ¿acepta a James como su esposo?- pregunto el sacerdote.

-Si aceptó- Respondió mi madre con una grande sonrisa en su rostro.

-James ¿acepta a Marisa como su esposa?.

-Acepto.

-Si no hay impedimento los declaró marido y mujer, puede besar a la novia.

Y cuando James beso a mi mamá por solo un segundo pude ver que ,e vio de reojo, o será mi imaginación.

Y yo deseé por un momento a verlo conocido primero que mi madre aunque eso no hubiera cambiado nada ya que aunque lo hubiera conocido primero, él no es gay y aunque fuera bisexual o lo que fuera por qué se fijaría en alguien como yo, mis pensamientos fueron interrumpidos cuando sentí que alguien agarraba mi mano, voltee y vi a Daniel con una gran sonrisa en su rostro, entonces se acercó y me susurró.

-algún día tú y yo.

Yo lo mire sabiendo a lo que se refería, hace tiempo hubiera sentido las famosas mariposas en el estómago, pero por alguna extraña razón ya no lograba sentirlas, a lo que solo pude responder forzando una pequeña sonrisa y asintiendo.

La ceremonia culminó y todos se dirigieron al lugar donde iba a ser la fiesta.

En la fiesta mientras estaba bailando con Daniel, algún borracho paso y me derramo un poco de su bebida encima.

-Oh no- dije tratando de limpiar el líquido sobre mi camisa pero lo único que ocasione fue empeorarlo- voy a ver si ay algo para poder cambiarme no me tardo-Le avise a Daniel.

-Te acompaño-Se ofreció.

-No tú disfruta de la fiesta yo regreso en un momento.

Dije mientras me alejaba, al recorrer un pasillo encontré un cuarto que era especial para cambiarse. Al entrar vio a su ahora padrastro recostado en un pequeño sillón que se encontraba ahí.

-Hola, ¿Que haces aquí?- Me pregunto James.

-Hola, un borracho me derramo un poco de su bebida enzima y vine a ver si había una camisa o algo más para cambiarme-dije con algo de timidez en mi voz.

-ya veo, traje una camisa de repuesto por si algo haci pasaba, aunque creo que puede quedarte un poco grande- me dijo mientras la buscaba.

-Es mejor que traer la camisa manchada.

-Bien, pues quítate la camisa.

-¿Que?- Dije sorprendido por su comentario.

-Que te quites la camisa, para que te puedas poner la otra- me dijo cómo si fuera algo obvio.

-Ah si- dije mientras me volteé y me iba desabotonando la camisa, cuando iba terminando de desabotonar, escuché como James se levantaba y se acercaba a mi, empece a sentir su respiración en mi cuello y yo dejé de respirar cuando sentí sus manos en mis hombros resbalándose por mis brazos mientras bajaba mi camisa hasta que se cayó al suelo, sentía como sus manos me rozaban mi piel mientras iban subiendo de regreso a mis hombros, este acto hizo que mi piel se erizara.

-Tú piel es muy suave-Dijo mientras resbala sus manos de mis hombros hasta mis antebrazos varías veces.

Yo no dije nada me ponía cada vez más nervioso mientras pasaban los segundos, hasta que estiró su mano pasándome la camisa y dejo de tocarme, lo cual me entristeció.

-Gracias-Mi voz apenas era audible.

-No hay de que-Me dedicó una sonrisa.

Y salió de la habitación.

Maldita tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora