25.- Satanás

72 8 1
                                    

Narra Jake.

Me pareció extraño que durante todo el camino no me haya encontrado nuevamente con Darlinne, aun que de alguna forma me agradaba la idea de no tener que lidiar con esa zorra otra vez.

Y como no apareció ella, tampoco aparecieron otras ángeles, y eso no sabia como tomarmelo. Mi autocontrol solo había funcionado para librarme de la tentación antes, mas no creía que volviera a ayudarme.

El increíble olor a tierra y a madera húmeda estaba en cada rincón de aquel pueblo donde antes existían ángeles felices, tal vez ahora extintos. No conocía para nada la zona, pero me guiaba por la gran silueta clara que se veía a lo lejos. No podía teletransportarme por ese motivo.

De repente, se escucho un fuerte y estruendoso grito de furia. Levante los hombros por la impresión y vi a mi alrededor en posición de pelea, nada. Seguí caminando y el grito parecía mas cercano, como también el castillo de cuarzo que permanecía intacto.

-Esta bien, ¿quien anda ahí?- Le pregunte al mismo aire a la vez que inspeccionaba con la mirada cada cosa que se viera vacía, viendo la probabilidad de que podría salir algo de ahí- Sea lo que sea, no podrás conmigo.

Los gritos que solo derramaban furia seguían dejandome sordo a medida que llegaba finalmente al castillo. Comprendí que provenían de ahí dentro. Hice aparecer una cuchilla en mis manos en caso de cualquier cosa y con dificultad por su peso, abrí la puerta. El fuerte ruido me hizo dar un paso atrás mientras me cubría el rostro con el brazo y mi pelo se iba hacia extrañas direcciones por el aire que producía.

-¿¡QUE MIERDA ERES!?- Le pregunte a lo que fuese, no podía ver bien por el polvo que había levantado.

Los gritos cesaron y pude ver algo que verdaderamente no esperaba.

Ahí dentro del castillo, colgando del techo y en una enorme jaula oscura, Satanás se encontraba tratando de apartar los gruesos barrotes de metal para pasar entre medio. Por tanto esfuerzo, volvió a soltar un grito de quejas y a levantar polvo.

Me quede perplejo por tanta impresión. En verdad no planeaba encontrarme a quien mas respetaba en toda mi vida. Cuando me vio, sus ojos negros y amenazantes parecieron tranquilizarse.

-Tu...- Quizás me recordaba.

Hice una reverencia, quedandome en esa misma posición y demostrando mi respeto y admiración por la divinidad que estaba ante mis ojos.

-Jake Baskerville- Le dije, como un empujoncito a que me reconociera.

-Mi súbdito favorito, ¿como no recordarte? El orgullo de los demonios- Deje de reverenciarme y sonreí ampliamente por sus cumplidos- ¿Como supiste que estaba aqui, Baskerville?

-Vine a ver a Dios, pensaba que estaría aquí y que podría ayudarme con ese imbécil de Sadios.

-Sadios..- Murmuro bastante audible- Ese maldito ángel caído.

-¿El lo ha encerrado aquí, señor?- Pregunte ideando un plan para volver al infierno y sacarle los intestinos al hijo de puta.

-A mi y a Dios- Aclaro- Además en reinos contrarios, donde sabia que nadie nos ayudaría.

-¿Esa jaula es anti-magia, verdad?- Asintió- ¿Como puedo...?- La pesada puerta de madera empezó a rechinar afirmandome que estaba por abrirse, me di media vuelta y volví a retroceder.

-Vaya, vaya...- Dijo el rubio mientras ingresaba al castillo junto a una pelinegra- ¿A quien tenemos aquí? ¡Pero si es Jake, el tipo que no pudo salvar a su amiga!- Fingió una mueca de tristeza y la quito, volviendo a su sonrisa de burla y acomodándose la chaqueta color crema.

Un Demonio diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora