Capítulo XV: Lullaby.

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HOY ME ENCONTRÉ CON ALGUIEN QUE TIENE TU MISMA PERSONALIDAD DE MRD JAJAJAJJS.

¿Y por eso me escribes a las 2 de la mañana?

¿2 de la mañana?
Si son las 7 de la mañana.

En Japón.
Ahora estoy en España.

Entonces la pregunta es, ¿Qué haces tú despierto a las 2 de la mañana?
¿Insomnio otra vez?

Sí.

No me digas que estás haciendo una jodida agenda.

No.

Ö

Estoy viendo mi último partido.

Qué cosa contigo y el fútbol.
Estoy segura de que si alguien fuera tu pareja estaría celosa del fútbol que de alguna otra chica que se acerque a ti.

No he pensando en tener pareja.

Me apiado de quien será tu pareja.

Voy a bloquearte.

Aish.
¿Por qué no me llamas por videollamada?

¿Para qué?

Para que hablemos pues.
¿No se te cansan los ojos de ver lo mismo?

¿Y se supone que será mejor verte a ti?

Para tu información,
soy muy bonita en las mañanas >:c

Ajá.

Pues bueno.
Me voy a intentar dormir otra vez, porque me acabas de ofender muchísimo.

No.
No te duermas que ya te llamo.

No, ya no quiero.

Jódete.
Tú fuiste la de la idea.

╞═════𖠁☕︎︎𖠁═════╡

El tono de llamada de tu teléfono te sobresaltó y rápidamente le bajaste el volumen para no despertar a tu familia. Soltaste un suspiro miraste la pantalla, como era de esperarse, era Sae.

Por un momento pensaste en no contestarle, pero te resignaste y deslizaste tu dedo por la pantalla para contestar. Al instante, su rostro se mostró en pantalla y nunca pensaste que alguien como él podría darte tanta ternura.

Awww, tienes el cabello todo desordenado. —te reíste entre dientes cuando él te miró. Tenía los ojos entrecerrados, quizás debido a la luz que provenía del teléfono.

Tú también, ¿Te has visto en un espejo? —le sonreíste, pasando tus dedos por tu cabello para ordenarlo un poco— ¿Por qué estás despierta a las 7 de la mañana? Me dijiste que los sábados despertabas tipo 10 u 11 de la mañana.

—No sé, a veces me despierto y ya no puedo volver a dormir.

—¿Y en lo primero que piensas es en escribirme?

—Exactamente.

—Eres bastante molesta.

—¡No esperaba que contestaras! Pensé que estarías dormido. —refutaste, haciendo un puchero— ¿Por qué estás en España? ¿Tienes planes por allá?

—Sí, algo así. —lo viste suspirar, casi como con cansancio, y decidiste no preguntar más al respecto.

Entonces deberías ir a dormir. —dijiste pensativa, luego miraste tu teléfono— ¿Has intentado tomar un té de manzanilla calentito?

—Sí.

—¿Y leche tibia?

—Sí.

—¿Pues qué tipo de insomnio tienes?

—De esos que no te dejan dormir ni porque estés lo suficientemente cansado.

—Mmm... —te tumbaste sobre la cama, y ubicaste el teléfono entre dos almohadas para que no se cayera y él pudiera verte— ¡Oh! ¿Y una canción de cuna?

—Tienes que estar jodiendo.. —masculló entre dientes, acariciando su entrecejo ligeramente fruncido.

Las canciones de cuna son útiles, a mí me ayudan a dormir cuando no puedo. —dijiste, mirándolo negar con la cabeza— Vamos a intentarlo, te cantaré mi favorita.

—Voy a colgar. —Sae te miró con seriedad y frunciste el ceño.

Si lo haces te abstienes a la consecuencia de nunca más recibir un mensaje mío. —él te miró y al cabo de un rato su ceño se relajó, luego suspiró hondo y se acomodó entre dos almohadas.

Bien, haz lo que quieras.

Sonreíste y te levantaste de tu cama a por el pequeño ukelele que tenías en un rincón de la habitación, luego te volviste a ponerte frente a la cámara y sujetaste el ukelele correctamente. Sae te observó curioso.

—¿Sabes tocar eso?

—Sé tocar una canción. —sonreíste, acomodándote— La canción de cuna que aprendí para que mis hermanas se durmieran. Siempre ha funcionado.

—No sé si te has dado cuenta, pero no soy un niño.

—Tonterías. Las canciones de cuna hacen dormir a cualquiera. —empezaste a afinar las cuerdas del ukelele, y una vez estuviste lista miraste el teléfono— Apaga ese partido que lo escucho de fondo. Acúestate, ponte cómodo, cierra los ojos y escucha.

Sae murmuró algo entre dientes que no alcanzaste a escuchar. Aún así, fuiste conciente de cuando apagó el televisor que reproducía el partido y se acomodaba en la cama.

—¿Ya estás?

—Uh-uhm.

Tras su afirmación empezaste a mover los dedos sobre las cuerdas del ukelele, creando una melodía lenta y tranquila; luego aclaraste tu garganta y empezaste a cantar en voz baja, siguiendo el ritmo de la canción.

Todo duró unos cuantos minutos, pero fuiste conciente de que fue suficiente, porque cuando dejaste de cantar y tocar el ukelele, escuchaste su respiración pesada y sonreíste.

—Las canciones de cuna nunca fallan. —murmuraste, estirando tu brazo para colgar la llamada y así no perturbar su sueño— Buenas noches, Sae.

╞═════𖠁☕︎︎𖠁═════╡

Pd: ¿Qué canción de cuna cantarían ustedes? Yo la de "palomita blanca", es bien linda esa canción.

❥ ¡Oye, Prodigio! | Sae Itoshi × Lectora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora