Capítulo XXVII: ¿Me echas de menos?

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—¿Estás enojado? —miraste tu teléfono, donde el rostro de Sae se veía. La seriedad en su mirada te penetraba incluso si no estaba directamente frente a ti— ¿Ese silencio es un sí?

—No. —el chico aseveró y te hiciste pequeñita contra la silla de tu escritorio.

—No te pongas celoso de tu propio hermano, prodigio. —te acomodaste contra el escrito, moviendo un lápiz con tu dedo— Solo hablamos en la cafetería

—¿A solas?

—Sí, a solas. —asentiste con frescura— Pero no es como que haya sucedido algo.

—¿Por qué no me contestaste hasta una hora después?

—Porque cuando Rin se fue tuve que limpiar la cafetería, lavar los platos y asegurarme de cerrar bien la puerta y ventanas. —señalaste, levantando tus dedos cada vez que hablabas.

—Ah.. Sí, entiendo.

Suspiraste suavemente, agarrando el lápiz entre tus dedos y poniéndolo entre tu nariz y tu labio superior. Luego, hiciste boca de pato e intentaste mantener el lápiz entre tu nariz y labio.

Tras un par de minutos, el lápiz se resbaló y cayó al suelo. Te inclinaste para agarrarlo, y cuando volviste a mirar la pantalla de tu teléfono observaste a Sae escribir en una pequeña libreta.

—¿Qué estás haciendo?

—¿Mh? Hago mi agenda para el resto de la semana. —el muchacho respondió, levantando la vista por un momento antes de volver a escribir.

—¿Agenda..? Nunca intenté hacer una, soy una persona muy improvisadora. —golpeaste la punta del lápiz contra la pasta del cuaderno que dejaste olvidado cuando Sae te llamó— ¿Cómo es tu agenda?

—Normal, supongo. —alzó sus hombros— Solo agrego cosas que haré en mi día a día, como la cena con mis patrocinadores o sesiones de fotos.

—Ohh, eres toda una estrella. —sonreíste, apoyándote contra la mesa— Todavía me impresiona que alguien como tú se enamorase de alguien como yo.

—¿A qué te refieres? No digas estupideces y termina la tarea.

—La terminaré mañana en clase, ahora prefiero prestarte atención. —tarareaste con frescura— No quisiera que trasnocharas solo para hablar conmigo.

—No me importa cumplir un capricho tuyo. —Sae elevó la mirada hasta ti y se apoyó contra su escritorio. Sus ojos te escudriñaron a través de sus largas pestañas— Además, la que trasnochará eres tú. Son las 11:30 de la noche en Japón, ¿Verdad? Todavía tienes demasiada energía.

—Por supuesto, ¡Hablar contigo me da energía!

—¿No te da vergüenza decir eso en voz alta?

—Para nada, es divertido verte avergonzado. —apoyaste tu cabeza entre tus manos y lo miraste. El chico frunció el entrecejo gradualmente.

—No me avergüenz-...

—Me gustas. —tan pronto color esas palabras dejarin tu boca, él guardó silencio, mirándote con ojos grandes— Me gustas mucho. ¿Qué digo mucho? ¡Me gustas muchísimo!

—¿Tú-? ¿Eh? —Sae parpadeó, mirándote con aturdimiento, lo habías tomado desprevenido por completo.

—¡No puedo esperar a tenerte frente a mí para besarte!

—... Ya entendí, ya entendí. No lo grites. —las mejillas del muchacho se colorearon de un rosa suave y se inclinó hacia atrás, alejando su rostro de la cámara del teléfono.

—Eres muy lindo. —inclinaste la cabeza, riéndote de su reacción. Guardaron silencio por un instante, entrecerraste tus ojos y miraste su figura en la pantalla de tu móvil— Te quiero mucho, Sae, así que no hay porqué estar celoso.

—.. Te digo que no estaba celoso.

—Eso no te lo crees ni tú. —un bostezo indeseado dejó tus labios. Sae volvió su mirada a tu rostro y suspiró, acercándose de nuevo a la cámara del móvil.

—Mañana debes levantarte temprano, ve a dormir.

—Quiero hablar contigo un poco más. —hiciste un puchero, apoyando tu cabeza contra el escrito— Uhg... Sé que es por cuestiones de tu carrera futbolística pero, ¿Por qué debes quedarte en España por tanto tiempo?

—Bueno.. Realmente solo voy a Japón a renovar mi pasaporte. —el joven rascó su nuca y observó tu figuras dormitar sobre el escritorio— ¿_______..? ¿Me.. Echas de menos?

—Sí, y mucho... —susurraste lentamente— Así que vuelve rápido, idiota..

Aquellas palabras fue lo último que murmuraste antes de caer en brazos de morfeo por completo.

❥ ¡Oye, Prodigio! | Sae Itoshi × Lectora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora