Capítulo XXIII: Sí, ya lo sabía.

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—¡Así que tú eres Rin! —exclamaste con entusiasmo, inclinándote sobre la mesa para acercarte al pelinegro y mirarlo con atención.

Actualmente, se encontraban en una cafetería cercana. Cuando se encontraron en el cine, el ambiente se sumió en un silencio tan amargo y sepulcral que quisiste huir; pero te tragaste tus nervios e invitaste a Rin a comer algo.

Así es como habían llegado a la situación actual.

El chico levantó la vista de la mesa y te observó, desconcertado.

—... ¿Quién se supone que eres tú? —Rin observó disimuladamente a Sae y frunció el ceño antes de verte a ti de nuevo— ¿Qué haces con nii-san?

—Sae es mi pareja.

El chico abrió mucho los ojos, asombrado de escuchar "Sae" y "pareja" en la misma oración.

—Está mintiendo. —el de cabellera granate te cubrió la boca y te fulminó con la mirada.

—Bueno, estamos en proceso. —aclaraste sonriente, y Sae suspiró con resignación— Estábamos teniendo una cita.

—Que no era una cita. —te quejaste cuando el chico apretó tus mejillas con sus dedos.

—Eso duele.. —balbuceaste, entrecerrando los ojos.

—No le digas esas cosas a Rin.

—¿Por qué? ¿No es tu hermano? —gesticulaste, mirándolo extrañada— Tarde o temprano iba a conocer a mi cuñad-... ¡Ay! ¡Era broma, era bromaa! ¡Ya déjame!

Sae achicó los ojos y soltó tu rostro, haciendo que de inmediato acariciaras tus mejillas antes de enfocar otra vez a Rin; el joven los miraba con curiosidad, frunciendo un poco el entrecejo.

—... Parece que se llevan bien.

—¿Verdad que sí? —sonreíste al chico que asintió lentamente. Cuando miraste de nuevo a Rin, achicaste un poco tus ojos— Sae me habló de t-...

—No es cierto.

—¿Nii-san te habló de mí? —asentiste con la cabeza y, por un instante, te pareció que la expresión gélida del muchacho se iluminó.

Pero luego se apagó otra vez, como si tratara de ocultar su entusiasmo.

—Algo así.. Me contó que te gustaban las películas de terror, a mí también. —te acomodaste en tu asiento— De hecho, fue mi idea ver esa película en el cine. ¿La viste, no? ¿Qué te pareció?

—Fue.. Interesante. —el muchacho se alzó de hombros— Aunque las escenas sangrientas me decepcionaron un poco, he visto mejores.

—Y la trama era previsible y algo cliché. —añadiste y Rin asintió de acuerdo— Pero, al menos, la protagonista sabía lo que hacía.

—Qué bueno que se lleven bien... —esbozaste una sonrisa cuando Sae hizo hincapié en la conversación, haciendo que Rin lo observara con los ojos entrecerrados.

—Disculpen... —una mesera se había acercado a su mesa. Y tal vez era solo su impresión, pero podía sentir una extraña tensión entre ambos chicos que contrastaba con tu aura entusiasta y brillante— ¿Ya saben qué ordenar?

—Quiero una dona de chocolate y un té frío, por favor. —ordenaste para ti misma, y al ver que ninguno de los Itoshi pareció notar la presencia de la mesera por su pequeña guerra de miradas, decidiste ordenar por ellos— Y también dos pedazos de pastel de fresa, ¿Puedes ponerle un poco de crema extra a uno? Y al otro... Mmm... —miraste al pelinegro— Rin, ¿Fresas o crema?

—¿Ah? —el aludido te observó confuso— Fresas, supongo..

—Y al otro extra fresas. Pagaremos por los extra.

La mujer asintió y, tras de hacer una reverencia, se dirigió a la caja registradora a entregar el pedido.

Tu atención enfocó a ambos chicos de nuevo y después de ojearlos por un momento, no pudiste evitar sonreír a labios cerrados. A veces, en ese aspecto, te parecías bastante a tu madre.

—¿Qué? —Sae frunció el ceño y te atisbó, apartando la vista de Rin.

—¿De qué?

—Estás sonriendo como tonta.

—Bueno... Parece que realmente se llevan bien. —ambos chicos te miraron como si hubieras dicho que la tierra era plana, pero continuaste sonriendo de oreja a oreja— Es adorable.

—Eres muy extraña. —Rin farfulló y suspiraste, haciendo un puchero.

—Ja. Te lo dije.

—Cállate, Sae. —pellizcaste su mejilla.

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—Fue un placer conocerte. —dijiste enérgica, sosteniendo su mano entre las tuyas y sacudiendo su mano de arriba a abajo.

Rin asintió con la cabeza, mirándote extrañado por tu entusiasmo.

—Te escribiré por Instagram.

—No. No lo harás. —Sae agarró tu mano y te separó de Rin— Hasta luego, Rin.

—¡Hasta luego! ¡Espero verte pronto! —sacudiste las manos en el aire cuando Sae empezó a empujar tus hombros para que empezar a irse.

Cuando Rin salió de tu campo de visión, empezaste a caminar sin ayuda del empuje de Sae sobre tus hombros; y aún así, Sae sostuvo tu muñeca cerca de sí mientras caminaba por la calle con velocidad.

—Sae. —lo llamaste, en vano— Camina más lento, Sae. —jalaste de él para ralentizar su paso. Ambos se detuvieron en medio de la calle parcialmente solitaria— ¿Por qué tienes tanta prisa de alejarte?

—Eres detestable.

Lo miraste con confusión y frunciste el ceño.

—Ahh... Pasó un buen tiempo desde la última vez que me llamaste así. —sonreíste y frotaste tu nuca— ¿Quieres ir al parque de la otra vez? Me gustaría pasar tiempo contigo antes de que vuelvas a irte a España, podemos jugar en los columpios.

Ibas a dar un paso adelante, pero el agarre de Sae en tu muñeca te detuvo e hizo que voltearas a verlo otra vez.

—¿Sae?

—_______.. —él balbuceó y te asombraste, pues siempre hablaba con una elocuencia desbordante.

—¿Si?

—Rin... ¿Te gustó?

—¿Mh?.. Sí, lo hizo. —aceptaste, ligeramente pensativa— ¡Cuando frunce el ceño son iguales! Es adorable.

—Yo te gusto más, ¿Verdad?

—¿Eh? —clavaste tus ojos en él, anonadada. Sae apartó la mirada y se quedó viendo el suelo por un rato— ¿Qué pregunta es esa? Por supuesto que me gustas más, ¿No estábamos en proceso para ser novios?

—Nunca acepté esa idea. —te reíste cuando refutó— Pero supongo... Que no suena tan mal.

—¿Qué has dicho? —te acercaste a él— ¿Desde cuándo balbuceas tanto?

—He dicho que también me gustas. —finalmente, su vista volvió a tus ojos. Ambos guardaron silencio por un momento, hasta que sonreíste ampliamente.

—Sí, ya lo sabía.

—¿Qué?

—Porque si no gustaras de mí... No estarías perdiendo el tiempo aquí, conmigo. —agarraste su mano y enlazaste sus dedos con los tuyos, luego empezaste a caminar y lo jalaste suavemente— Ahora que tenemos eso claro, ¡Vamos a jugar en el parque!

❥ ¡Oye, Prodigio! | Sae Itoshi × Lectora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora