Eu.
En dos semanas mi equipo y yo tenemos un partido.
Si ganamos vamos a la final y luego a las nacionales.
Vas a venir, ¿No?En dos semanas no puedo.
Pero lo prometiste.
Tengo otros asuntos en España.
Fue una pinkie promise.
Aún así, no puedo.
Ah, claro, sí. Entiendo.
Entonces hablamos otro día, Sae.Buenas noches.
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—"Is ini pinkii primisi", mentiroso. —mascullaste, cortando en trozos un par de frutas para el relleno de los muffins— Confío en el karma para que le corte el meñique por romper su promesa.
Una tos disimulada a tu costado te hizo salir de tu burbuja de imprecaciones dirigidas con mucho cariño a Sae, y levantaste la mirada. Tu madre te sonrió amablemente, tomando asiento en una de las butacas frente a la isla de la cocina.
—Has estado balbuceando con el ceño fruncido por, al menos, 10 minutos. ¿Sucedió algo?
—No es nada. —dijiste, volviendo a tu tarea de picar las frutas en trozos. Agarraste un grupo de fresas y empezaste a cortarlas, moviendo el cuchillo con destreza.
—No necesito de mi sexto sentido de madre para saber que algo te molesta. —recalcó, como si fuera bastante obvio, pero sin dejar de sonreír. Suspiraste y decidiste centrarte en no cortarte un dedo, porque si alguien merecía un dedo menos era Sae, no tú— A ver... ¿Sucedió algo en esas series que ves?
Negaste con la cabeza, sin poner mucha atención en realidad.
—¿Algún libro tuvo un final pésimo? —negaste de nuevo con la cabeza— ¿No te gustó el desarrollo de un personaje en algún manga? —contradijiste nuevamente.
Tu madre guardó silencio, se apoyó en la isla de la cocina y te escudriñó.
—¿Sucedió algo con Itoshi? —golpeaste el filo del cuchillo contra la tabla de picar con fuerza, y Saori sonrió al ver que había dado en el blanco— Mhmm.. ¿Qué sucedió? Hasta hace poco estabas que explotabas por el exceso de energía.
—Ugh... No me gusta que puedas leerme tan fácil, mamá.
—Es un don. —ella sonrió y te guiñó un ojo— Entonces, ¿Pelearon? ¿O por qué éstas de mal humor?
—No peleamos. Solo... Lo invité a que fuera a verme jugar en la semifinal y, aunque prometió que asistiría, no lo hará. —suspiraste, limpiando tus manos con una pequeña toalla.
—Ooh.. En pocas palabras, estás decepcionada de que no vaya a verte jugar.
—No es eso, en lo absoluto. ¡Pero él prometió que iría!
—Que no te de vergüenza, hija, querer que quien te gusta vea tu mejor lado es algo normal. —Saori se alzó de hombros y sonrió, asintiendo.
Dejaste de picar las frutas y miraste a tu madre como si te hubiera dicho que la tierra era plana.
—¿Gustar? —frunciste el ceño, negando con la cabeza— Suena a disparates.
—Fufu~ mi sentido de madre me dice otra cosa.
Meneaste la cabeza de lado a lado y exhalaste, volviendo a tu tarea en silencio.
—¿Por qué no se lo dices?
—¿El qué?
—Que quieres que vaya a verte.
—Como si fuera a asistir solo porque se lo diga. —te reíste, dejando los trozos de fresa en un bol pequeño y agarrando un par de bananas— Sería una pérdida de su tiempo.
—Yo solo digo. —tu madre dijo, alzando sus hombro con desdén, pero todavía con una sonrisa en su rostro.
Y, a pesar de lo que respondiste a tu madre, no pudiste sacar de tu cabeza la idea de decirle que querías que él asistiera.
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❥ ¡Oye, Prodigio! | Sae Itoshi × Lectora.
Fanfic¿Quién diría que un casual encuentro y un chat lo cambiaría todo? ୧ Él: Únicamente tenía en mente el fútbol, nunca creyó que alguien llegaría repentinamente a su vida y desviaría su atención. ୨ Ella: era bastante desastrosa y disfrutaba de burlarse...