❥ ¡Oye, Prodigio! | Sae Itoshi × Lectora.

Capítulo XXX: Pequeñas amantes del romance.

Hace dos días

Cebolla.
Cilantro.
Lechuga.
Huevos.
Tómates.
✔✔

Hoy

¿Qué es esa lista?

Oh, ¿Ya estás libre?
Es la lista de unas cosas que mi mamá me mandó a comprar.

¿Y por qué usas este chat como listado de compras? Jajsjaja

Dijiste que no ibas a poder responderme por unos días..
Además, necesitaba anotar urgente y tenía abierto este chat.

Es que eres tremenda.

Me lo has dicho un par de veces kajaja
Entonces, ¿Cómo estuvo tu día ayer?

Bien, supongo. No hice nada más que platicar y cenar con mis patrocinadores.
¿Y tu día?

Ayer me encontré con un pajarito que no podía volar. El pobrecito estaba llorando en el parque, pero con tantos árboles no supe cuál era el suyo.
✔✔

No podía traerlo a casa porque Akane es alérgica a las plumas, pero no podía dejarlo allí solito porque me daba mucha pena :c

¿Y qué hiciste entonces?

Me quedé ahí en el parque como por dos horas, hasta que una chica más grande que pasaba por ahí se me acercó y me preguntó qué me pasaba.
Le conté la situación y ella dijo que se encargaría del pájaro hasta que pudiera volar.
✔✔

Luego me dio una caja de chocolates como agradecimiento por cuidar al pájaro :D

Te he dicho que no aceptes cosas de extraños.

Me dijo que su ex-pareja se lo había dado como disculpa, pero que ella no lo quería.
No pude decir que no😞

Si vuelves a aceptar algo de un extraño me enojaré contigo, eh.
¿Es que cómo puedes solo aceptar esas cosas y ya? ¿Y si están alteradas?

Es una buena pregunta...
Y no sé cómo responder a ella.

🤦‍♂️

Cambio de tema.
Quiero verte, ¿Está bien si te llamo?

Sí.
Pensé que no lo preguntarías.

╞═════𖠁☕︎︎𖠁═════╡

Sonreíste a la pantalla cuando Sae contestó la vídeo llamada. Organizaste el teléfono en la mesita de la sala principal del salón, apoyándolo contra una superficie firme para evitar que se resbalara.

—Hola, amorcito. —tomaste asiento en el suelo para estar a la par de la camara del teléfono. Luego, apoyaste tus codos sobre la mesa y tu cabeza entre tus manos.

Sae te miró y guardó silencio, luego pareció asimilarlo y frunció un poco el ceño.

—¿No te gusta "amorcito"? —ladeaste la cabeza, pensativa— ¿Qué te parece "cariñito"?

—Solo llámame por mi nombre, como haz hecho hasta ahora.

—Es que suena muy frío. —te quejaste, haciendo un puchero— ¿Y si quitamos los diminutivos? ¿Amor o cariño? ¿Cuál te gusta más?

—... Voy a colgar. —siseó, y te reíste, acomodándote correctamente.

—¿Pero por qué te avergüenzas tú si soy yo quien está hablando?