«Quiero que vengas conmigo a España».
Tu cabeza se pausó en el instante en que dijo eso. Abriste tus ojos desmesuradamente y diste un paso atrás para alejarte de él.
—¿A España? ¿Yo? —negaste con la cabeza, alejándote otro paso— Bueno, yo... La Universidad a la que quiero ir está aquí.. Mi familia y amigos están aquí.. Y tal vez sea una carga para ti en España. —miraste el suelo y jugueteaste con tus dedos— Es muy repentino, deberíamos pensarlo con más calma..
—Ya lo hice. —él dio un paso hacia ti y tú retrocediste de nuevo.
—No.. No, hay que pensarlo más. Mudarme a España suena... Suena complicado. —hiciste una pausa, frunciendo el ceño— ¡Ni siquiera sé el idioma!
—Lo pensé durante un mes y medio. Pensé en que reaccionarías de ésta manera y que pensarías alguna idiotez como que serías una carga para mí en otro país. —Sae avanzó de nuevo y agarró tu mano, acercándote a él— Pero aún si eso fuera cierto, quiero que vengas conmigo a España... ¿Quieres sabes por qué?
Asentiste con la cabeza a su pregunta, todavía bastante desconcertada y algo alarmada ante aquella propuesta.
—Porque no me gusta extrañarte.
—Pero... ¿Pero y si te cansas de mí? —inclinaste tu cabeza, escondiendo tu rostro en su pecho— ¡No sabría qué hacer en otro país si decidieras dejarme!
—No pienses estupideces, ¿Crees que me cansaría de ti a éstas alturas?
—Es que.. Tal vez hay chicas más bellas e inteligentes. —lo abrazaste— No creo que-...
—Acabo de decirte que no pienses estupideces. —masculló Sae, abrazándote de vuelta— _______ eres la única chica a la que miro, ¿Entiendes? Clávate eso bien profundo en la cabeza. No miro a nadie más. Tú eres mi novia, solo tú.
Ambos guardaron silencio, hasta que un snif salió de ti, haciendo que Sae te enfocara con toda su atención.
—¿Estás llorando? Eres adorable. —palmeó tu cabeza con suavidad.
—.. Es que eres tan lindo. –hundiste tu rostro aún más en su camisa— ¡No tienes permitido cansarte de mí!
—Sí, sí, por supuesto. —Sae sonrió un poco, abrazandote más fuerte— No pienso dejarte ir, te dije que estabas atrapada conmigo.
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Apretaste tus manos sobre tu regazo. Tu postura permanecía completamente tensa mientras sentías que tus nervios aumentaban cada vez más debido al silencio en el lugar.
Era extraño que tu madre guardara silencio. Solo lo hacía si se trataba de algo muy serio o si estaba muy enfadada, pero siempre era complicado saber cuál era la razón de su silencio.
—¿Irte a España? —ella murmuró, enfocando su atención en ti.
Tu corazón subió hasta tu garganta y abriste los labios para hablar, pero nada salió de ellos. Los nervios dominaron todo tu cuerpo, hasta que un suave apretón en tus manos te hizo mirar tu regazo. Sae, quien permanecía a tu lado, ubicó su mano sobre la tuya; dándote apoyo silenciosamente.
Lo miraste de reojo y él te observó de vuelta, la mirada en sus ojos era acogedora, casi gentil; como si te murmurara un suave "estoy justo aquí".
—... Así es, mamá. -abriste tus manos y dejaste que Sae enredara sus dedos con los tuyos— Después de mi graduación... No, después de navidad, quiero... Ir a vivir a España.. Con Sae,
Miraste a tu madre a los ojos, frunciendo un poco el ceño debido a la tensión del lugar. Ella te veía de vuelta, sin su característica sonrisa en sus labios, lo que te hizo sentir nerviosa de nuevo.
—Siempre supe que llegaría el día en que te irías de casa... —susurró la mujer, rascado su nuca— ¿Pero a España? Ni siquiera sabes el idioma, hija.
—Ese no es ningún problema. —Sae intervino en la conversación—Me encargaré de que tome clases particulares.
-Pero.. Pero el choque de culturas.
—Le enseñaré todo lo necesario.
—¿Y qué hay de los estudios? Dijiste que querías ir a la Universidad de Tokyo.
—Buscamos universidades en España, muchas tienen buenas reseñas. —esta vez hablaste tú, tragando saliva posteriormente.
Saori suspiró y rascó su mejilla. Luego miró alrededor, como buscando algo que pudiera consolarla, antes de mirarlos a ambos de nuevo.
—Si en verdad quieres irte a España no seré yo quien te lo prohíba. —la voz de tu madre se volvió severa, y la viste cruzar sus brazos sobre la mesa— Pero me preocupa... Lo que pueda ocurrir una vez allá.
—No dejaré que nada le suceda a _______. —Sae frunció el ceño, mirando a tu madre y agarrando tus manos con más fuerza entre las suyas.
—No, me refiero... A qué harán si su relación se fractura.
—No lo hará. —el muchacho interrumpió antes de que pudieras responder. La seriedad en su voz te recordó a sus primeros intercambios de palabras contigo— Desde que aceptó ser mi pareja, su hija se condenó a estar conmigo. Así que no se preocupe, señora Saori, no sucederá nada.
—... Esas son palabras fuertes para un chico de tu edad. —tu madre sonrió finalmente, chocando las palmas de sus manos entre sí y acabando con el ambiente de tensión— No me opondré a esto. Tarde o temprano te irías de casa y lo entiendo, solo.. Les pediré que se cuiden mucho entre sí, por favor.
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Notita: Para aquellas personitas que pedían una historia de Rin, ¡en mi perfil ya está disponible el prólogo y primer capítulo de la historia!
Nos leemos la próxima semana, bye bye.
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❥ ¡Oye, Prodigio! | Sae Itoshi × Lectora.
Fanfiction¿Quién diría que un casual encuentro y un chat lo cambiaría todo? ୧ Él: Únicamente tenía en mente el fútbol, nunca creyó que alguien llegaría repentinamente a su vida y desviaría su atención. ୨ Ella: era bastante desastrosa y disfrutaba de burlarse...