prólogo

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Eran apenas las 4 de la mañana y el castaño ya estaba corriendo dentro de el gran establecimiento

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Eran apenas las 4 de la mañana y el castaño ya estaba corriendo dentro de el gran establecimiento.

Una gran guardería, llena de dibujos en las paredes, algunos en hojas y otros directamente en la pared blanca.

Sabía bien que pronto algún padre llegaría a dejar a su hijos antes de ir a trabajar, era algo normal el tener que estar activo desde temprano para recibir a los pequeños que día a día cuidaba.

Mientras colocaba en una gran barra en la cocina varios biberones para empezar a preparar los, el timbre de la calle sonó, algo asustado por el repentino ruido, salió de la cocina corriendo no sin antes apagar el agua en la lumbre, no quería que terminara muy caliente o no serviría para los niños.

Abrió quella puerta de cristal, desde la cuál pudo ver cuándo salió de la cocina de quién se trataba.

Spreen; un híbrido de oso que recientemente se había divorciado, Nisiquiera sabía quien había Sido su pareja, tampoco le importaba, spreen era de esos pocos padres que no eran de su agrado para nada.

A una lado de el oso estaba un pequeño niño, bostezaba por el cansancio, lo más normal sería que Spreen trajera a su hijo dormido para evitar problemas, pero el más de una vez le explicó que era mejor tener al niño despierto desde temprano, aún así el pequeño apenas era dejado con el quedaba completamente dormido, casi siempre dormía.

Spreen no dijo mucho, al abrir la puerta solto la mano de su hijo en una señal de que entrara ya, el niño hizo caso sin rechistar, la mayoría de niños lloraban cuando sus padres les dejaban en una guardería o kinder, pero el no, talvez siempre estaba muy cansado como para hacerlo.

-Tenga un buen día señor spreen, cuídate bien de Ramón-

-Más te vale capo-

Después de aquella matutina amenaza al cuidador de su hijo, Spreen se dió la vuelta y se dirigió a su coche negro, no tenía tiempo que perder si quería llegar bien a su trabajo.

Roier suspiro pesadamente al ver el coche alejarse, tampoco le importaria si spreen no regresará más y le dejara al niño al cien porciento bajo su cuidado.

Dejo aquellos pensamientos intrusivos y volteó, cerrando la puerta tras el y volviendo a sonreír para aquel niño recién entregado.

-Ramón! Quiere un poco de leche con chocolate?-

El niño estaba sentado en el suelo en un área lleno de libros, era un área para los niños un poco más grandes o los padres, pero a Ramón le gustaba leer, era tierno.

-Claro! Por favor!-

El se dirigió a la cocina, Tomo el agua algo caliente y la sirvió en uno de los biberones, seguido coloco unas cuantas cucharadas de leche en polvo y chocolate de igual manera, cerrando la botella y agitando un poco asegurándose de que no creyera, se volvió a dirigir dónde se encontraba el niño ya con un libro en sus manos.

-Ten pequeño, Con cuidado-

El niño le sonrió en forma de agradecimiento y el le devolvió la sonrisa, Después de darle el biberón al niño fue hacia la zona más cercana a la puerta que daba a la calle, su recepción, se sentó ahí para pasar el rato, confiaba en que Ramón le llamaría si necesitaba algo, y los demás niños no llegarían hasta las 5 o 6 de la mañana.

El niño le sonrió en forma de agradecimiento y el le devolvió la sonrisa, Después de darle el biberón al niño fue hacia la zona más cercana a la puerta que daba a la calle, su recepción, se sentó ahí para pasar el rato, confiaba en que Ramón le ll...

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