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Capítulo 1

Torbellino de polvo

Giyuu a veces podía ser muy idiota, pero creo que eso es adorable.

No, yo no soy tan reflexivo como Giyuu, soy terrible con las palabras. Él no disfruta de hablar mucho, pero tiene un don para expresar las cosas si se lo propone. También piensa demasiado, lo que a veces me aterra ¿En qué momento puede pensar tantas cosas? Como un espadachín cien por ciento dedicado a mi trabajo, a penas tengo tiempo para pensar en mis problemas, mientras que Giyuu lo hace sin problema alguno, al menos así es como lo veo yo.

Sin embargo, ésto lo convierte en alguien muy sensible, lo que a veces puede ser una desventaja para él. Incluso, éste exceso de pensamiento lo ha puesto en peligro varias veces, ya que en ocasiones llega a ser demasiado para él, lo que lo llega sobrepasar. Créanme, no es lindo cuando eso sucede.

Aún así me hace feliz saber que, cuando estaba conmigo, era capaz de controlarse mucho más, y cada vez lo veía mejorar. Pienso que es muy lindo.

Había pasado ya una semana desde aquel festival del equinoccio de otoño, y puedo jurar que nunca había visto a Giyuu tan feliz. No soy una persona particularmente sentimental, pero ver a Giyuu tan bien llenaba mi corazón de emociones intensas, como magia, fuegos artificiales resonando en mi pecho.

No, esperen, Giyuu detesta los fuegos artificiales.

Se sentía como una ráfaga de viento, un torbellino que alteraba el latido de mi corazón. Se sentía bien.

Por mi parte, aún me costaba un poco abrirme y ser amable, pues ser delicado con la gente siempre requería de un esfuerzo para mí. De todos modos, me esforzaba el doble si se trataba de Giyuu. Irónicamente, un año atrás ni siquiera hacía un intento por tratarlo de manera decente, incluso me esforzaba por hacerle la vida imposible.

Inseguridad. Todo eso se debía a la enorme inseguridad arraigada en mi pecho. No busco justificar la manera deplorable en que lo traté en un pasado, pues excusarme sería absurdo, pero siempre actué de ese modo para ocultar que yo escondía miedos y debilidad bajo mi coraza, aparentemente impenetrable.

Cada vez que una persona que presentara alguna de las características que más inseguridad me generaban (y que, obviamente, yo poseía), intentaba hacer los comentarios más desagradables al respecto para ocultar que yo también era así.

Creo que ya saben a lo que quiero llegar.

El Pilar del Agua nunca me pareció del todo desagradable. Claro, la primera vez que lo vi sentí celos, grandes celos que me hervían la sangre. Y es que vi en él todo lo que yo no poseía; serenidad, sensatez, delicadeza, esas características que tanto me hacían falta. Temí que Kanae quisiera dejarme por eso, pues Giyuu se veía como el hombre perfecto para ella. Para cualquiera, en realidad.

Ah, concéntrate, Sanemi.

El caso es que me sentí avergonzado, inferior a él. Él tenía todo lo que un verdadero Pilar tiene que representar, valentía, determinación y, sobre todo, prudencia y discreción. Yo quería ser como él y me frustré al darme cuenta de que yo no representaba aquellas virtudes ¿Qué tal si Kanae se daba cuenta de ésto? No quería perder a nadie más por mi actitud imprudente. No quise admitirlo entonces, pero estaba asustado.

Cicatrices || Kimetsu no Yaiba fanfic ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora