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Cw: contenido sexual explícito. Si no te sientes cómodo leyendo esto, puedes saltarte la primera parte del capítulo. Cuídense.

Luna, dime si puedo
Enviarte mi corazón
Entonces, cuando muera, qué debo hacer
¿Podrías hacerlo brillar acá abajo contigo?

Porque mi amor es mío, todo mío
Lo amo, es mío, mío
Nada en el mundo me pertenece
Pero mi amor es mío, todo mío

–Mitski

Capítulo 9

Tifón

Estaba muy tranquilo después de todo lo que había pasado en los últimos meses. A penas había pasado un día desde que la organización de cazadores de demonios se disolvió de manera definitiva, lo que significaría un cambio radical en mi vida, para bien, claro. Después de todo, ya no tendría que volver a arriesgar mi vida peleando a muerte con demonios cada noche, sino que podría disfrutar de lo que fuera que me quedara de vida junto a la persona que amaba.

Y hablando de él, después de los eventos de la tarde del día anterior, Giyuu y yo acordamos no hablar de eso y fingir que nada había sucedido, por nuestra salud mental y para evitar cualquier clase de situación incómoda que aquel pequeño encuentro pudo haber generado entre nosotros.

Ese acuerdo no duró mucho que digamos.

— ¡Sanemi Shinazugawa!

Salté de mi futón de forma casi instantánea, cuando mi plácido sueño fue interrumpido por un fuerte grito de Giyuu. Sonaba muy enojado.

— ¡Qué! — algo irritado, miré al joven parado en la puerta de nuestra habitación, con una mirada asesina que se dirigía a nadie más que a mí y que parecía penetrar en mi alma.

— ¡¿Qué le pasó a mi cuello?! — preguntó, indignado.

Volteé a ver dicha parte de su cuerpo, y no tardé en entender a lo que se refería. Si, ya, ese chupón era bastante notorio, pero ¿En verdad era para tanto?

Apoyé mi cara en una mano y le sonreí pícaramente, con la mirada más seductora que pude darle.

— Ya, admite que te gustó — le dije con un ligero tono de burla.

Les prometo que pagaría por ver de nuevo la expresión de Giyuu en ese momento, completamente sonrojada y agitando su mano frente a su cara.

— ¿Qué? ¡No! O sea, sí me gustó, pero...

— Ah, entonces te gustó — contesté, sonriendo maliciosamente. — Entonces ¿Qué esperas? Hágamoslo de nuevo.

Si es que eso era posible, Giyuu se sonrojó aún más, tornándose de un color casi violeta. O no sé, yo no puedo ver los colores, pero era muy oscuro para ser rojo.

— ¡Cállate, cochino! — exclamó, tirando una almohada en mi cara con tanta fuerza que me hizo caer de espaldas.

— Auch.

La cara apenada de Giyuu, su expresión ligeramente enojada y su ceño fruncido por la vergüenza no hacían más que incitarme a seguir molestándolo, pero había algo que me impedía hacerlo, e incluso sentí un poco de pena por él.

Cicatrices || Kimetsu no Yaiba fanfic ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora