Capítulo 8
Corte de vendaval
風
Al menos estaba seguro de una cosa: estaba vivo. Pero ¿Realmente quería estarlo?
Una luz cegadora invadió mi campo de visión. No recordaba mucho de lo que había pasado, lo último que recordaba era al hijo de puta de mi padre empujándome hacia la vida nuevamente. Estaba enojado, pero por alguna razón no podía moverme en lo absoluto.
Con dificultad, logré entreabrir los ojos. Mi cabeza dolía un montón, pero realmente no importaba en ese momento. Escuché varias voces que se mezclaban con un pitido desagradable, haciendo que me retorciera de dolor.
"¡Está despertando!" "¡El señor Shinazugawa está vivo!" "¡Ay, yo pensé que ya había pasado a una mejor vida!"
Sí, ya me había dado cuenta de que estaba vivo, y lo lamentaba. Quería pedirles que se callaran, que me dejaran descansar tranquilo ¿Acaso era mucho pedir?
— ¡Sanemi, estás bien! Dios, pensé que te había perdido.
Sentí cómo una mano torpe acarició mi cabello, así que hice otro esfuerzo para abrir mis ojos por completo. Sabía que se trataba de Giyuu, no sólo lo delataba su voz, sino que por la torpeza de su toque asumí que no era su mano hábil, la cual había perdido en batalla.
Cuando lo pude ver, cualquier cosa que pude haber dicho, cualquier rastro de aire que pude haber tenido en mis pulmones para hablar, desapareció por completo de mí. Lo miré atónito por varios segundos. Tal vez era porque tenía la boca terriblemente seca, o porque realmente estaba sin palabras, pero no pude decirle de inmediato lo jodidamente hermoso que se veía.
Intenté moverme un poco, sólo para ver mejor a Tomioka, pero una voz aguda (y bastante irritante a mi parecer) interrumpió todos los pensamientos que tenía en ese momento.
— ¡Señor Shinazugawa, por favor, no se mueva! ¡Va a abrir sus heridas! — una niña pequeña de no más de diez años llegó corriendo al borde de mi camilla, interponiendo su cuerpo entre Giyuu y yo. — Aún no se ha recuperado del todo, Señor, tenga cuidado.
¿"Señor"? Ay, me sentí viejo. Sólo tenía veintiún años, tampoco era tanto como para que me llamaran de ese modo. Además, antes de esa mocosa, el joven Tokito ya me había llamado así.
Oh, cierto, Tokito.
Recordé de golpe todo lo que había sucedido. No sabía cuánto tiempo había pasado, o cómo estaban los demás ahora, pero el dolor me golpeó como una patada en el estómago. Me senté de golpe ante la inquietud, ignorando por completo los alaridos agudos de la niña, que seguía al lado mío.
— ¡Genya! No... — volteé a ver al pilar del agua, quien me miraba perplejo. — Giyuu ¿Qué pasó? ¿Dónde estamos? ¿Y los demás? Los quiero ver.
Sin pensarlo demasiado, me apresuré a levantarme de mi camilla pero, además de haber sido retenido por Giyuu y la niña, también sentí una terrible punzada de dolor en el vientre, justo donde me habían cortado en la batalla, por lo que me retorcí.
— Sanemi, por favor, quédate quieto, te vas a lastimar — Giyuu me miró con lástima, no sin percatarse de mi agitada respiración y mis nervios más que evidentes. El chico suspiró y se sentó a la orilla de la cama, acariciando uno de mis brazos. — Obanai no... no lo logró, lo siento. Mitsuri y Himejima tampoco sobrevivieron.
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Cicatrices || Kimetsu no Yaiba fanfic ||
FanfictionFanfic sanegiyuu. Tomo 2. Con un profundo sentimiento de arrepentimiento, el pilar del viento se adentra en un viaje personal en busca de redención. A medida que explora las profundidades de su dolor y las decisiones difíciles que ha tomado, se enfr...