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—¿¡Porque haces esto!?

Lía bajo la cabeza ante el horrible grito que su papá le lanzó al mismo tiempo que tiraba algunas de las cosas que estaban en su escritorio.

—¿Crees que he llegado hasta aquí para que tú me pagues así?— para ese momento él ya estaba a su lado.

—N-No lo quiero hacer — por más que lo intentara no lo lograba, su corazón estaba latiendo muy rápido y sus piernas temblaban— no me casare con él.

Una bofetada fue lo que recibió a cambió.
La habitación se quedó en silencio mientras solo se escuchaba la respiración agitada de su papá.

—¡Vienes a mi a decirme esto un mes después de tu compromiso! ¿¡Quién te metió esa absurda idea de rebeldía en tu cabeza!?

—N-No fue nadie — trato de que su voz no flaqueara pero era imposible ya que las lágrimas estaban asomándose en sus ojos.— yo ya tenía ese pensamiento desde hace tiempo, quiero casarme por amor no por conveniencia.

—¿Crees que en está época nos importan los absurdos pensamientos que los jóvenes como tú tienen? ¿Estás interesada en alguien? ¡Solo dilo!

La última pregunta la hizo ponerse a pensar por un momento. ¿Había alguien que llamaba su atención?
Inevitablemente la imagen de Minho vino a su mente.
Pero antes de decir algo fue agarrada del cabello bruscamente y arrastrada escaleras arriba, suplicaba y ahogaba sus gritos pero parecía que nada iba a hacer detener al que se decía su padre.

—¡Maldita malagradecida! ¡He hecho de todo para que tu futuro esté asegurado y tú me vienes con estupideces!

La puerta fue cerrada en su cara.

—¡Te quedarás aquí hasta que yo lo decida para que reflexiones sobre tus decisiones y pensamientos!

Escucho como sus pasos desaparecieron y solo pudo acurrucarse a sí misma mientras sollozaba y deseaba en lo profundo de su corazón salir de ahí.

(...)

Minho se levantó sobresaltado mirando a su alrededor.
Trato de regularizar su respiración ya que no conocía la razón por la cual se sentía alterado tanto él como su lobo.

Pero en cuanto giró su cabeza a un lado, todo su cuerpo se congeló.
Y un terrible miedo se apoderó de el al ver la escena que tenía frente a sus ojos.

Su hermano estaba muerto y lo más traumático es que estaba despedazado.

Retrocedió aguantando las náuseas ante lo que veía.

—¿Q-Que hice?— miró sus manos temblorosas llenas de sangre y después su propia ropa, la cual estaba en la misma condición.

Lo matamos...— fue la respuesta corta y fría de su lobo.

De repente todo lo que había pasado llegó de golpe a su mente, como si de una película se tratase haciendo que agarrara su cabeza y gritara.

Ni siquiera las lágrimas se iban a acumular en sus ojos porque no sentía pena, si no confusión.
¿Qué le iba a decir a la manada y a sus padres? Sobre todo a su cuñada.

Había matado al Alfa, a su propio hermano.

Miró hacia arriba y noto que pronto iba a oscurecer, pero a pesar de los cortos minutos que se había dado cuenta de la situación tomó una decisión.

No iba a volver.

¿Era un cobarde?
Tal vez, pero una pequeña parte de él tenía remordimiento de conciencia por lo que había hecho.
No podía llegar como si nada y decir que ahora tenía el mando de Alfa cuando días atrás había dicho que no lo quería.

Lo matarían cuando se den cuenta que fue un homicidio, aunque él no quisiera.

—¿Quién está ahí?

Una voz lo alertó, sobre todo cuando se dio cuenta que no era alguien de su territorio.
Se apresuró y se escondió detrás de un árbol.

Asomó su cabeza poco a poco, y pudo distinguir a un muchacho rubio de tez pálida. El aura que transmitía le recordó rápidamente a Lía.

—Un habitante del clan místico.— susurro para si mismo— ¿Que hace aquí?

Sus pensamientos se volvieron a concentrar cuando vió que se acercó al cuerpo de su hermano.
Pero inexplicablemente unos momentos después su cuerpo cayó en seco al suelo.

¿Que carajos?

Camino lentamente hacia él y revisó su pulsó.

Esta muerto también.

Si no me dices no me doy cuenta— respondió sarcástico a su lobo.

Noto como la piel del chico se fue poniendo cada vez más y más gris.
Signo de que su corazón y su espíritu había dejado de existir.

Pero así como llegó se paró rápidamente y se transformó para empezar a correr.

¿A dónde se supone que quieres ir?.

Minho no respondió, en cambio cerró el link y siguió avanzando sin un rumbo fijo.






















Little GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora