Capítulo 25

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—Así que... aquí estamos.

Había pocas veces en las que Minho y Han se sentían incómodos estando el uno con el otro. No tenían vergüenza cuando estaban juntos, ya que se conocían demasiado bien como para sentirse abochornados. La única vez que se sintieron así fue cuando tuvieron su primera vez: Al segundo día, no podían ni mirarse a la cara sin ponerse rojos.

Y ahora, por segunda vez, estaban en una situación demasiado incómoda. No sabían de qué hablar o cómo actuar. Estaban sentados en el mismo banco de los días anteriores, con las miradas clavadas en el lago del lugar.

La cabeza de Minho le rogaba que huyera, mientras que la de Han no dejaba de repetir que hiciera algo. No sabían qué decir... Todo se sentía extraño, como si fuera la primera vez que se hablaban.

—Sí... —Jisung respondió con una mueca.

Y otra vez aquel silencio profundo y molesto que asfixiaba al par de chicos.

Minho miró para todos lados, intentando encontrar algo que llamara su atención lo suficiente como para sacar un tema de conversación. Sin embargo, nada le atraía más que Han.

Y una idea pasó por su cabeza.

—Hannie.

El chico lo miró, con pánico cruzando por sus ojos. Minho tragó saliva.

—¿Cómo estás?

La pregunta tomó desprevenido al chico. Jisung pensó que le diría cualquier cosa excepto preguntarle cómo se encontraba. Soltó una risa debido a los nervios y sonrió, sintiendo su piel erizarse.

—¿Qué clase de pregunta es esa? —preguntó, sintiéndose confundido. Minho sintió como todo el aire se escapaba de sus pulmones—. Sería mejor si... Si hablamos de lo importante —soltó, sintiendo la soga alrededor de su cuello caer.

—Claro... Porque para eso estamos aquí.

—Para hablar de lo importante...

Y otra vez. El mismo silencio incómodo de hace dos minutos.

Minho estaba ansioso, quería hablar con él; decirle cómo realmente se sentía y por fin besarlo. Pero parecía lo misión más difícil del mundo. Miró de reojo al Jisung: Tenía la mirada pegada en sus manos.

Mordió su labio inferior. ¡Tenía que hacer algo!

—Esto se siente muy incómodo... —Han volvió a hablar después de la pausa. Minho asintió, pasando sus manos por su cabello y soltando un suspiro.

—No sé cómo empezar a hablar.

—Ni yo... —cerró sus ojos—. Pero bueno, creo que iré al punto así hacemos esto rápido y... nos olvidamos de la incomodidad —Realmente se sentía como si se estuviese asfixiando en aquel parque—. ¿Tomaste una decisión?

—Sí, por eso te cité.

—¿Y cuál sería?

Mordió su labio inferior, clavando sus uñas sobre su pierna.

Fue en ese momento en el que empezó a dudar si darle otra oportunidad a Han iba a ser buena idea. ¿Qué tal si lo estaba engañando? Los pensamientos comenzaron a nublar su racionalidad y no pudo evitar mirarlo, buscando una manera de ayudarse a sí mismo a tomar una decisión realmente importante. Quizás una que cambiaría su futuro, si se ponía dramático.

Jisung tenía los ojos clavados en él. Aquellos orbes brillantes automáticamente borraron todos los pensamientos negativos de su cabeza. Han lo amaba, jamás lo engañaría. Debía entenderlo, trabajar en su inseguridad junto a él porque, si tenía que ser sincero, Minho no podía ver un día de su vida sin él. Probablemente estaría triste y aburrido.

Recordó su primer beso, la primera vez que se tomaron de las manos (Sí, en ese orden)... Aquella vez que tuvieron su primera cita y la vez que festejaron su primer aniversario en un parque de diversiones. Las risas, los besos, los sutiles toques... ¿Realmente podría volver a rechazar todo eso? La mirada esperanzada de Jisung, que también parecía estar cansada, lo obligaba a repensarlo.

Amaba a aquel hombre con su vida. No podía no creerle cuando sabía que decía la verdad.

—Quiero volver —murmuró de tal manera que ni siquiera él se escuchó.

Han frunció el ceño.

—Sabes que no te entiendo cuando hablas así.

A veces podía llegar a ser más impulsivo que Jisung si quería.

Así que no pensó cuando, sintiéndose exasperado por la reacción del contrario, se lanzó a él: atrapando su rostro entre sus manos y unió sus labios de manera abrupta.

Idiota Persistente | Chanmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora