Capítulo XVIII

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Tenía sus encantos, Jungkook no podía mentir cuando tenía al alfa observándolo de lado, el aroma del tabaco eclipsado con los suyos en esa extensa habitación.

—Tengo algo para ti —dijo tras exhalar el humo de ese cigarrillo entre sus dedos. Taehyung se apoyó en un codo, viéndolo mover sus manos dentro del cajón de la mesa de noche, pronto una caja de terciopelo azul a la vista—. Espero te guste.

Y parpadeó apenas recibió el presente.

Pactó miradas con el omega como un permiso para abrir y Jungkook mordió su labio inferior, atento a las manos ajenas que extrajeron un medallón con un colgante de un tigre, bañado en oro, unas preciosas esmeraldas en los ojos del animal.

Taehyung enmudeció.

—La otra vez me hiciste un presente, en ese entonces no había traído nada para ti. Ahora es mi turno de darte mi presente —enfatizó sonriente, sosteniendo el cigarrillo entre sus dedos mientras se deslizaba por las sábanas de seda hasta chocar la espalda contra la cabecera.

—No sé qué decir. Yo solo hice una merienda, no es igual.

—No, no es igual. Pero yo no soy de las personas que hacen detalles a mano —dijo, obteniendo el silencio de Taehyung. Siguió— Quiero decir...sí lo hago, pero no dispongo del tiempo. Por eso se me hace más fácil confeccionar detalles como este. Yo los diseño.

Y era un presente bellísimo.

—¿Me ayudas? —le preguntó con una sonrisa grande, sus dedos sosteniendo la cadena. Jungkook ladeó el torso en cuanto recibió el medallón y abrochó enseguida alrededor del cuello del alfa, el colgante de tigre en su pecho deslumbrado con preciosidad—. Gracias, mi señor.

—Ya... —el omega murmuró un poquito avergonzado—. Recibirás más; tanto que ni te imaginas. Solo quiero algo a cambio.

—Te lo concedo sin dudar. No hace falta pedirme permiso, soy yo quien debe pedirte a ti. Solo di y lo haré.

—Bien —afirmó decidido—. Quiero tu lealtad.

—Mi lealtad es tuya, Jungkook.

—Tu lealtad completa —le recalcó, la inquietud apoderándose del alfa quien ladeó la cabeza un poquito—. Tu lealtad es completamente mía; pase lo que pase, es mía, Taehyung.

—¿Por qué me dices esto? —preguntó preocupado, pasando sus dedos con gentileza por el rostro del omega, sus ojos ocultando cierto misterio—. ¿Por qué tiemblas, precioso?

—No tiem- ¿Cómo me llamaste?

Sonrió.

—Precioso —dijo con la voz encantadoramente ronca, las mejillas de Jungkook ardiendo en un sonrojo.

—Oh...cállate.

—¿Por qué te molesta recibir apodos de cariño? Es como si huyeras.

—No huyo —tomó la mano en él, retirándola con sutileza, el pecho sintiéndose pesado—, solamente no estoy acostumbrado y se me hace extraño recibirlos. No es porque no quiera, sí quiero recibir palabras lindas y medias cursis. Q-quiero decir... —tragó en un jadeo— me es agradable recibir halagos u otras palabras de aprecio, también detalles. P-pero...solo no estoy acostumbrado.

—Jungkook, todos merecemos recibir palabras lindas.

—Me refiero a que he recibido tantas palabras lindas que no sé cuales son las sinceras.

No eran las palabras, eran las personas quienes le dijeron esas palabras. Taehyung sabía de sobremanera que solo buscaban a Jungkook porque es el único omega jefe de una de las mafias más poderosas, todo era por tomar un puesto de mayor nivel.

UN ESCLAVO PARA JEON | KTH&JJK [En Emisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora