CAPÍTULO VEINTIUNO

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LEAH

Siento que el corazón se me va a salir por la boca de los puros nervios.

Efren me está hablando y no parece enfadado.

Por la forma en que me dejó en la cocina sin siquiera saludarme, creí que no querría verme. Ni se cómo es que pude mantener la sonrisa en mis labios cuando solo quería darme media vuelta y marchar.

—El azul siempre se ha visto bien en ti. Perfecto. —continúa hablando él y yo miró hacia abajo.

NO PUEDE SER... Alguien tráigame una silla o terminaré haciendo el ridículo desparramada en el piso. ¿Quién es este chico frente a mí y que han hecho con mi mejor amigo? No puedo comprender como una frase tan simple me pone tan mal. Solo llevo un par de días sin verlo, no es como si de pronto se ha transformado en tal seductor, a menos que esté empleando todos esos talentos conmigo, cosa que no creo. No sería capaz.

—Hace juego con tu camisa. —Le digo a cambio y eso le produce una sonrisa. Dios, como extrañaba esa sonrisa y la familiar sensación que viene con ella; mis piernas débiles y mi cerebro incapaz de formular frases coherentes. Aun así, obligo a las palabras salir. —Que coincidencia... ¿no?

De pronto, su semblante cambia. Se pone muy serio y ladea su cabeza a un costado.

Fingiendo que no tiene efecto alguno en mí, pongo una sonrisa en mi rostro para responderle armada de un valor más bien líquido.

—No creo que sea eso.

No está mirando específicamente mi ropa, ni como luce mi postura completa, es fijo en mi rostro y estoy comenzando a ponerme nerviosa de manera muy rápida. Así que agradezco cuando se recompone. Se endereza la americana sobre los hombros y me ofrece el brazo.

Es un gesto galante que no puedo rechazar, así que en silencio engancho mi brazo al suyo e ignorando el calor que despide el contacto con su piel, caminamos en silencio hasta las blancas sillitas acomodadas.

No sé en qué punto estamos, pero nada parece ser muy diferente entre nosotros. Aunque si lo es.

Efren se mantiene con su vista siempre al frente, lo que me permite darle un vistazo a su perfil.

Está tan sexy como pensé que iba a estar; con un traje muy bien entallado en los lugares precisos. Me sorprende gratamente que haya escogido una camisa azulada, puesto que parece que nos hubiésemos vestido el uno para el otro. No se me escapa la ironía de que los asientos que nos han sido asignados nos dejan justos, como a una pareja.

Cuando nos paramos el uno al lado del otro en la primera fila, suelto su brazo aun cuando hubiese preferido no hacerlo, pero no tengo ninguna excusa lo suficientemente buena.

Rick está situado justo a mi otro lado y me da un pequeño guiño al cual correspondo. Él también luce de lo más apuesto, pero no produce ninguna reacción en mí, a diferencia de su hermano. El resto de los chicos están todos en la segunda fila; Eddie muy compuesto en un traje negro y su cabello bien engominado. Está ensimismado conversando con Alice que parece un pequeño duendecillo encantador. Ambos me sonríen cuando se percatan de que los estoy observando por encima del hombro.

Pero mientras mis ojos se trasladan hasta Trevor, siento mi sonrisa quedarse congelada. No puedo creerlo. Ese chico está como una cabra. Solo lleva la camisa con pajarita y la americana del traje, porque de la cintura hacia abajo está vestido con unos jeans negros desgastados que rematan en unas deportivas negras sin agujetas. Intento no reírme de ello, porque estoy segura de que sería lo mismo que alabarlo y es el gusto más extraño que he visto en esta boda. Todo el mundo está de punta en blanco, claro que no podía esperar menos de él para poner el broche a la noche. Busco con mis ojos los suyos, pero está completa y descaradamente ensimismado con el amplio escote en el vestido de Mandy. No hace nada para disimular que está casi babeándole encima. Le echo un vistazo a ella que aparte de lucir fabulosa parece un tomate. Me hace una mueca y aprovecha para darle un codazo al chico a su lado. Trev levanta la cabeza de golpe y sonríe al igual que un niño que han pillado en una travesura.

Siempre LeahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora