Todo Fue En Vilaflor

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Me encontraba caminando por las calles de Buenavista, un pueblo montañoso de Tenerife. Había salido un rato para caminar y estirar las piernas. El viento rozaba mis partes del cuerpo. En breve terminaría segundo de bachillerato, estaba muy emocionada por ello. Entraría por fin en la universidad. Aprobé la EBAU con la suficiente nota para poder entrar en la universidad de La Laguna, para estudiar Historia del Arte. Quedaban pocos días para terminar bachillerato. Todavía sólo tengo planeado apuntarme a un conservatorio de música durante el verano. Adoro tocar instrumentos, y mis favoritos eran el timbal, el piano y el oboe. En Arona, donde vivía yo, no había ningún conservatorio, y el único que encontré aquí, en Tenerife, era en Vilaflor. Estaba en lo más alto de Tenerife, lo que tardaría tiempo en llegar. Tendría a alguien que me llevara, mi tía Ámelie. También tendría donde alojarme durante todo el tiempo que estuviera en el conservatorio. Mi tía tiene una habitación extra y me dijo que podía quedarme ahí todo el tiempo que quisiera. Cuando llegué a mi casa, vi que mi hermano mayor, Thiago, tenía la comida hecha. Vivía con él porque mi madre había ido a comprar pañales para mí y nunca volvió. Y mi padre, la verdad nunca supe nada de él. Thiago es el que se ha ocupado de mí desde que tenía dos años. Por eso le tengo tanto aprecio.
—Hola, Blanca. —Me llama así porque me llamo Diana, y un círculo de la diana es blanca— ¿Qué tal el paseo?
—Hola, Ago. Bien, la verdad. No había mucha gente. —Me acerqué para abrazarlo con una sonrisa en la cara—. ¿Qué has hecho de comer?
—A ver si lo adivinas. —Olía a tortilla de papas, mi comida favorita. Le tendí la mano para que se levantara del sillón, que estaba situado al lado de la cocina y la ventana, cerca de la puerta de la calle y delante de la televisión. Nos dirigimos a la cocina y le ayudé a servir la comida. La mesa estaba al fondo de la cocina, al lado de la puerta del balcón. Sacamos las salsas que necesitábamos y las bebidas, él puso los vasos y yo los cubiertos. Thiago y yo formábamos un equipo perfecto. Estuvimos hablando mientras comíamos..
—Esta tarde iré a ver a Kiara. Debo ayudarla con la mudanza. —Comenté.
—¿Se independiza?
—Sí. Se irá a vivir con el novio.
—¿Y tú tienes pensado independizarte?
—En principio no. Es decir, si me dieran la oportunidad sí, pero, de momento no. —Pinché un trozo de tortilla y me la llevé a la boca.
—¿Ya tienes plan para el verano? —Preguntó.
—Sí. Tengo pensado irme a Vilaflor, y me apuntaré a el conservatorio de música que te dije.
—¿Y dónde te vas a quedar y quién te lleva?
—Me llevará la tía Ámelie y me quedaré en su casa.
—Tienes plan, entonces.
—¿Y tú, Ago, tienes plan? —Me acerqué a él de manera amenazadora.
—Sí. Me iré a Lanzarote. —Añadió.
—¿Solo?
—No. Me voy con Ainara y su prima, Samantha. —Ainara era la novia de mi hermano. Me cae mal principalmente porque es muy enterada y se mete en todo.
—¿Y cuándo?
—En cuanto termines bachillerato y te vayas a Vilaflor. No quiero dejarte sola en casa.
—Ago, si tu preocupación es dejarme sola porque piensas que pueden robar algo de la casa, sabes cómo soy.
—No es eso, Diana. Es que pueda pasarte algo.
—¿Y por qué te preocupa eso?
—Porque estás bajo mi responsabilidad y no podría permitirme que te pasara algo. —Le sonreí sin saber que hacer y me acerqué a él para abrazarlo.
—Gracias. —Susurré.
—¿Eres tonta, no? Eres mi hermana y siempre voy a cuidar de ti. —Todo quedó en silencio después de eso. Di un sorbo de mi refresco y ayudé a Thiago a recoger la mesa. Me puse más decente porque en breve iría a dar con Kira para ayudarla para la mudanza.
—Ago, me voy ya, que Kira ya me ha avisado.
—Vale, Blanca. Ve con cuidado y me avisas cuando llegues. —Asentí con la cabeza y me agaché para darle un beso en el cachete. Cogí las llaves y abrí la puerta de la calle. Fui a la parada de tranvía que había cerca de mi casa y después iría a pie a La Laguna, donde vivía Kira.

Yo: Kira, ya estoy llegando.
Kay: Vale, Dardo. Avísame para abrirte la puerta.

Me llama Dardo porque eso es lo que se lanza a la diana. La gente me tenía tantos apodos que incluso me perdía a veces de cual era mi nombre. Bajé del tranvía y dispuse a ir andando a casa de Kira, pero me llevaría bastante tiempo. Igualmente tenía que ayudar a mi mejor amiga, que serían unos cinco o seis días. Sólo debo ayudarla a trasladar lo más importante, ya después se encargarían ellos de los muebles, según me dijo ella.