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Me he despertado raramente a las 8:00 AM. Thiago estaba durmiendo con la gata en los pies. Me puse en pie sigilosamente para no hacer ruido y fui a la cocina. Puse la cafetera en la vitrocerámica y fui al baño. Tenía demasiadas agujetas de ayudar a Kira con la mudanza. La espalda, las piernas, los muslos, los gemelos y los brazos los tenía hechos polvo, me dolían demasiado. Aunque, para mi suerte, descansé bastante bien. Puse el café recién hecho en una taza y fui al balcón. La vista del amanecer era preciosa y hacía una brisa suave muy cómoda. Vi que la guagua se estacionaba en la parada de guagua y la gente subía y bajaba con desgana. Me puse a admirar el paisaje que tenía en mis narices: el bello paseo que había cuando cruzabas la acera con una fuente en el medio, árboles Sakura y bancos debajo de los árboles; a los lados de mi balcón habían dos macetas con flores rosas preciosas y los balcones de mis vecinos y debajo pasaba gente con perritos muy bonitos. En verdad esa mañana hacía un poco de frío. Mi gata, Zoe, subió a la mesa de madera blanca que había en el balcón y me dió una breve caricia con su cabecita, indicando que en idioma gatuno decía "buenos días". La acaricié un par de veces y se tumbó sobre mis piernas. Tenía hambre así que fui a por un bol de fresas y les puse nata y volví al balcón. Partí algunas con las manos en trocitos pequeños para que Zoe pudiera comer mientras que yo bañaba en nata las que no estaban partidas. Las fresas era algo que me apasionaba, da igual con qué estuviesen acompañadas, siempre me gustarían. Mi hermano me dió una vez a probarlas con azúcar y después con nata, y definitivamente preferí con nata, aunque con azúcar tampoco estaban nada mal, pero normalmente me las como con nata. Para bajar todo me hice un zumo de naranja natural y a Zoe le puse agua. Después fui a cambiarme y me puse mi traje de baño y encima una bata de tela fina con estampado de girasoles. Cogí mi bolso, me puse las cholas y fui caminando hasta la parada de guagua.

POV RAFAEL
—Joder, ¿en serio? —Me quejé.
—En serio ¿qué? —Preguntó mi padre.
—Que si es en serio que voy a tener que ir a esa mierda el mes que viene.
—Y tan en serio. Rafael, ya tienes 20 años.
—¿Y?
—Que ya tienes que empezar a coger responsabilidades.
—Papá, sinceramente, no limpio ni mi cuarto y voy a limpiar una playa entera. Los cojones.
—Rafael, vas a ir quieras o no.
—Joder. Gracias, papá. —Agradecí con ironía. Me levanté del sillón y subí a mi habitación. De pronto, mi teléfono vibró, dejando ver en la pantalla el nombre de "Rodrick", mi mejor amigo.
—¿Qué pasó, Rodrick? —Contesté.
—¿Vienes a la playa con nosotros?
—¿Quiénes irán?
—Sofía, Elena, Connor, Layla, Cameron, Sabrina, Matías y yo.
—¿A qué hora sería?
—Dentro de media hora. ¿Vienes o no?
—Vale.
—Bien. Yo paso a recogerte. —No dije nada y colgué. Cogí mi bañador y la crema solar y bajé a avisar a mi padre.
—¿Quién te recoge? —Preguntó mi padre.
—Rodrick. Y me voy ya, porque ya están fuera. —Abrí la puerta y el Mercedes Benz de Rodrick me esperaba fuera, con Layla, Elena y Cameron.

Todo Fue En VilaflorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora