Boss. [JeanCarlo León]

Prólogo.

Mila.

—¡Mila, vámonos ya!

—¡Ya voy, papá!

—Te ves preciosa, mi niña. Todos van a quedar con la boca abierta en cuanto te vean entrar.

—¿Tú crees, nani?

—Lo creo, Mimi, eres hermosa. Ahora ve y deslumbra con tu belleza.

—Gracias, nani, te veré más tarde.

Mi nana deja un beso en mi frente y, como siempre, me da su bendición antes de salir. Cuando estoy en la entrada de la casa mi papá viene a mi encuentro para llevarme hasta el auto y así poder irnos.

—¿De qué va esta cena, papá?

—Beneficencia para un horfanato.

—¿Y quién es la familia está vez? Tengo tantas cosas en la cabeza que no sé qué se hará ahí.

—La familia León Espinel.

—¿Son esos empresarios que tienen la asociación con la empresa de mi tío?

—Sí, ellos. Según lo que sé hacen estás cenas cada dos meses, lo que se recauda es donado a instituciones que lo necesiten.

—Eso es muy lindo, ¿no? Deben tener mucho dinero para hacer eventos a los dos meses y no al año.

—Pues sí, mira, esa de ahí es su casa.

No es que mi casa fuese pequeña, al contrario, pero esto era prácticamente un castillo comparado con la mía.

El ballet parking nos recibe y se lleva nuestro auto, papá me ofrece su brazo y pasamos la gran verja de la entrada quien da paso a un camino de piedra y de ahí a un enorme jardín completamente verde.

Una gran piscina descansa en un extremo junto a un jacuzzi, estatuas de ángeles por otro lado y a la derecha es donde está toda la gente.

—¡David, por aquí! —nos acercamos—. Hola, sobrina.

—Hola, tío.

—¿Qué tal, eh?

—Todo es... grande.

—Pero vengan, los voy a presentar.

Mi tío nos lleva a dónde se encuentra un pequeño grupo de personas, entre ellas hay tres mujeres y tres hombres sin contarlo a él.

—Señor León, él es mi hermano David y ella es Mila, mi sobrina.

—Buenas noches, es un placer al fin conocer a la famosa Mila. Henry nos ha hablado maravillas de ti.

—Eso sí, sólo cosas buenas.

—Eso espero. Un gusto, Señor León.

—Yo soy Sandra, la señora de la casa. Y ellos son mis hijos: María Alexandra y JeanCarlo.

—Llámame Mae, un placer.

—Igualmente, Mae.

—Señorita Ferrer.

Intento no mirar demás al pelinegro que toma mi mano y besa el dorso de ella sin quitarme los ojos de encima.

—Mila. Llámeme Mila —me suelta.

—Es un hermoso nombre.

—Ya lo creo —habla mi papá interrumpiendo nuestro contacto visual—, lo elegí yo.

—Déjeme decirle, entonces, que fue una muy buena elección.

—Mila, ¿te gustaría ir a caminar por el jardín?

—Claro.

La chica me lleva a su lado hasta que llegamos a una de las grandes mesas puestas ahí.

—Disculpa a mi hermano, se comportó muy raro.

—Descuida, no hay problema.

—Tendré que quitartelo de encima para que no te moleste demasiado —bromea.

Pero lo que no puede quitarme de encima es la mirada que él me brinda durante toda la cena al otro extremo de la enorme casa.

Y, ¿quién diría que se convertiría en lo único que me gustaría ver a cada segundo?

🌷

¡Hola, mis amores!

Otra vez yo con la novela que tantas ganas tenía de publicar.

¿Tienen alguna duda o pregunta?

Lxs leo.❤️