Capítulo 13.

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Jean.

Una semana.

Una maldita semana desde que vi por última vez a Mila Ferrer.

Habíamos tenido esa conversación el sábado como lo tenía planeado, pero desde esa noche no volví a saber más de ella.

Le había confiado casi todo sobre mí y mi trabajo, lo único que hizo fue levantarse y salir después de un «te veré después».

Pero ese después no ha llegado.

—Jean, sal ya, por favor.

—Estoy trabajando, Mae, ¿qué quieres?

—Te traje algo de desayunar, abre.

—No tengo hambre, vuelve a casa.

—Está bien —suspira rendida—, ¿te veo en la noche?

—Ahí estaré, pídele a Max que te acerque a casa.

—Te quiero, hermano.

La casa vuelve a quedarse en absoluto silencio mientras sigo sumergido en el montón de documentos por doquier. Cuando terminó voy donde mis hombres para que puedan acompañarme a ver la producción en la bodega.

—¿Cómo van las chicas por aquí?

—Han sido demasiado eficientes, señor, saben hacer su trabajo.

—¿Ha habido problema con alguna?

—No, todas saben comportarse.

Cuando entro, me dan un rápido vistazo antes de volver a lo suyo, trabajan sin parar y sin importarles nada, reviso mesa por mesa y al cerciorarme de que todo está bien salgo de ahí dejando a los chicos de encargados.

Por la tarde mi madre me visita y deja algo de comida para mi, pero se va cuando ve que no estoy de buen humor aunque sabe que ella sería la última mujer a la que le alce la voz.

Durante todo el día no dejo de pensar en la maldita rubia que ha rondado mi cabeza estás semanas. No entiendo qué fue lo que pasó, le conté muchas cosas que nadie más sabía y aún así no se quedó.

Había preguntado por ella a sus amigos pero nadie me sabía dar razón, no había asistido a la universidad y nadie la había visto.

Pensé en ir hasta su casa a buscarla pero no me apetecía darle explicaciones a nadie más que no fuese ella.

Me sentía como un imbécil pensando día y noche en ella, ni siquiera quería la compañía otra mujer, ninguna le llegaba ni a los talones.

Mi hermana y Libardo también me habían ayudado a buscar rastro de Mila pero en casa de los Ferrer nadie los había recibido, por lo que todos pensábamos que habían ido de vacaciones o algo así.

A Jordan tampoco lo vi porque no había asistido nuevamente al club al saber que la otra mujer que ocupaba también un pequeño espacio en mi mente, no se presentaría durante algunas semanas.

Cuando la tarde casi caía me apresure a darme una ducha y vestirme para el evento de está noche. Cuando estuve listo, y ya en el auto; intenté llamar por primera vez a Mila desde que la había visto pero jamás respondió.

Boss. [JeanCarlo León]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora