Boss. [JeanCarlo León]

Capítulo 4.

Mila.

—¿A qué hora llegaste anoche?

—Pasaba de la una.

—¿Le avisaste a Silvia?

—Como siempre.

—¿Y cómo vas en la universidad?

—Bien, pa', afortunadamente.

—Que bien, mi amor, sigue así.

—¿Llegarás tarde hoy?

—¿Quieres hacer algo?

—Sólo quería que pasáramos tiempo juntos, es todo. Si no puedes está bien, lo entiendo.

—Haré lo posible por llegar temprano, hija —se levanta—. Me voy ya, que te vaya bien en las clases. Te amo.

—Que te vaya bien a ti en el trabajo. También te amo.

Besa mi frente una última vez antes de salir dejándome desayunando sola.

—Mi niña, ¿te sirvo más?

—No, Nani, muchas gracias. Tengo que irme.

—Termina de alistarte, entonces, te veo en la puerta.

Asiento llendo a las escaleras para subir a mi habitación donde cepillo mis dientes y arreglo mi cabello. Cuando bajo mi nana me entrega mi mochila, me da su bendición, un abrazo y un gran beso en la mejilla.

Ya en mi camioneta no tomo camino a la universidad sino a la cafetería que está cerca de ella donde lo encuentro sentado con su móvil en la mano.

—¿Dónde está Jay? —hablo apenas me siento.

—Buenos días para ti también, muñeca.

—No me llames así, te hice una pregunta.

—El tipo está bien y ya está en su casa.

—¿Qué le hiciste?

—Nada, sólo le dimos una pequeña... advertencia.

—¿Con qué derecho te sientes? No puedes hacer lo mismo que hiciste ayer.

Por supuesto que no podía llevarse a la persona que estuviera conmigo y dejarme en mi casa sin darme explicación alguna.

—Yo te lo advertí una vez, Mila. No te sorprendas.

—¿Qué quieres, Jean?

—¿De verdad quieres saberlo?

Intento no perder la calma al saberme entre tanta gente que, aunque no se atreven a verlo, saben que estamos ahí

—No tengo mucha paciencia, dime ya qué quieres.

No me da una respuesta, pide la cuenta y me da la mano para que pueda levantarme pero no la tomo y salgo yo misma.

Abre la puerta de su auto para mi.

—Sube, vamos a hablar.

—Te lo voy a decir una vez: no vuelvas a hacer lo que hiciste anoche, no tienes ningún tipo de derecho para auyentar a cada persona con la que me acueste.