Abrazo a Lug mientras lo mezo lentamente. Ha dejado de llorar después de casi una hora sin calmarse, pero ahora está dormido.
Creo que la causa por la que ha enfermado es porque durante la noche se separó de mí. Si hubiera pasado hace unas semanas no sería algo importante, pero ahora las temperaturas han bajado bastante, y al no tener ninguna fuente de calor ha cogido frío.
De todos modos no tiene catarro, solo fiebre. Es por eso que lo mantengo pegado a mí y aumento mi temperatura corporal. No puedo dejar que tenga más frío, me asusta que le pueda pasar algo.
Lug tarda un par de días en mejorar, y después de eso me aseguro de mantener el aire de la cueva con una temperatura cálida. No pienso dejar que vuelva a ocurrir lo mismo.
El invierno llega pronto, y para cuando cae la primera nevada, Lug ha aprendido a decir muchas cosas y ya no quiere leche, solo se alimenta de frutas.
Durante la mayor parte del tiempo, tuvimos que estar en la cueva. Yo salí poco, porque tenía miedo de que le pasara algo o se asustara al no verme cerca. Pero la verdad es que para él fue duro. Hubo un día que se acercó a la entrada y estuvo mirando la lluvia todo el tiempo, sin salir.
Es muy obediente, si le digo que no puede hacer algo, no lo hace. Tan solo hay que explicárselo bien para que lo entienda. Por eso quiero mantenerlo entretenido el mayor tiempo posible.
Hoy vamos a salir. La nieve no cae y luce el sol. Me aseguro de abrigarlo bien y mantenerlo pegado a mí, quiero que vea la nieve y se divierta con los animales que hoy han aprovechado a salir también.
-¡Lobaaa!-exclama, y levanto la vista. Me sorprende que la haya visto antes que yo, pero sonrío mientras la loba se acerca a saludar, con sus tres cachorros detrás, que al ver a Lug, se acercan felices.
Pero el pequeño parece desconcertado al verlos. Supongo que le cuesta reconocerlos, puesto que han crecido mucho. Él también ha crecido, y aunque no se note tanto, si veo la ropa con la que lo recogí, el crecimiento es evidente.
Nos dirigimos al claro en el que solíamos dormir, y allí lo dejo con cuidado en el suelo, para que explore por su cuenta. Observa todo con atención, y hago lo mismo.
El color blanco domina todo, y tan solo se ve el cielo azul sobre nosotros, y las ramas desnudas de los árboles, además de alguna hierba verde que sobresale de la nieve.
-¿Qué es?-Pregunta, señalando el suelo blanco, y me agacho.
-Es nieve.
-¿Nieve?
Asiento y veo cómo vuelve a mirar el suelo y lleva una mano a la nieve, separándola tras unos instantes y mirándome sorprendido.
-¡Frío!-exclama como protestando. Yo solo río por esa reacción.
Me acerco para tomarle de la mano, no se atreve a caminar sin un punto de apoyo todavía, pero ha avanzado mucho. Mira todo con sus grandes ojos, y tras mucho dudas, se decide a coger nieve con sus manos, haciendo una bolita y enseñándomela curioso.
Tras un rato, se gira hacia mí y levanta los brazos, con la nariz y mejillas algo coloradas. Lo cojo en brazos y con mis manos calientes me encargo de quitarle el frío. Él se abraza a mi cuello de improvisto y acaricio su pelo anaranjado, que cada vez parece más un nido desordenado.
-Papa...
Abro mucho los ojos y me separo mirándole a los ojos. Él me mira con la cabeza ladeada y una mano delante de la boca. Parece triste por algo, y confundido.
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Lug.
FantasyEstoy sumido en la oscuridad, pero eso es algo de lo que tan solo me percato una vez abro los ojos y veo el sol brillar entre las ramas de los árboles. Dicen que el dolor demuestra que estás vivo. Pues bien, el erizo que dormía a mi lado se ha encar...